lunes, 16 de noviembre de 2009

Notas para un diario 141

Para Menchu G.
¿Qué es más importante: conocer o reconocer? Seguramente lo primero es más difícil pero lo segundo más decisivo. Con muchas cosas ocurre así. Sólo un golpe de inspiración permite el primer acercamiento, el paso imposible del 0 al 1. Después puede bastar con la atención: el canal está dragado, la antena dispuesta, el disco duro instalado. Eso me ha pasado con algunas de las intuiciones de las que hablé en el libro de Kafka, que después he podido reconocerlas aquí y allá. "El redentor, el que lleva en sí la culpa, regresa a través de la nada; el proceso de metamorfosis hacia lo grotesco, lo desfigurado; la palabra-cara tartamudeando, lo contorsionado; regreso al niño, a la piedra; a la nada-objeto nulo". Impresionante texto de La sentencia de Brigitta Trotzig (en la foto). El arte del intertexto es un arte difícil también, pero ahí está todo, lo esencial de la lectura, la posibilidad de la asociación significativa. En un sistema, como el nuestro, de coherencia textual, no hay muchos más caminos. Redención/culpa, regreso/nada, metamorfosis/lo grotesco/la desfiguración, palabra/rostro, voz/desfigurada, regresión ontológica. La mera enunciación de la materia sustantiva nos pone directamente frente al Sacrificio. Ajmátova lo vio, Kafka lo vio. Y Bacon, y Music, y otros. Lo que nunca sabremos es cuantos de entre ellos lo reconocieron. Es el secreto de los secretos, bastante tiene uno con lo propio. Eso ya es el rito, que supera el texto, o mejor, que implica su cumplimiento. La Trotzig lo ha visto, ha sabido enhebrar la gramática de la transfiguración, que está en la base de toda la teología (y de la metafísica) judeocristiana. Me pregunto estos días si ésta es también la forma oculta de la decisión moral: primero la inspiración luminosa y después la acción negra/sangrante/aniquiladora. Conocimiento y reconocimiento, o sumisión a la cosa (que es el amor). Reducción a la condición inanimada (la planta que no se sabe si está muerta o viva, la semilla), al despojo. Y después, quizás, el paso, el cambio de gusano a mariposa. Y a vivir, pero sólo un día, como mucho dos.

1 comentario:

Isabel Mercadé dijo...

Yo añadiría Tarkovski lo vio. Ya sé que hace días de esta entrada, pero es que he caído en ella y me ha gustado tanto, como Sacrificio, película que he visto varias veces. Ah! Los reyes me van a traer tu libro...
Un abrazo.
(Una entrada homenaje a Sacrificio en las Amapolas, un poco vieja, pero como ahora están en silencio...
http://amapolasenoctubre.blogspot.com/2009/02/rusos.html)