sábado, 30 de julio de 2011

A la realidad (Blanca Varela)


A la realidad

y te rendimos diosa
el gran homenaje
el mayor asombro
el bostezo

viernes, 29 de julio de 2011

miércoles, 27 de julio de 2011

El despertar

No existe "el tiempo": lo que hay son tiempos distintos que suelen repetirse cíclicamente. Por ejemplo hay un tiempo, el del despertar, en el que la mente se flexibiliza hasta el vértigo. Lo he comprobado mil veces: después de llevar dormido unas horas me desvelo. Es como si la mente estallara desde el sueño. Entonces no soy yo quien da vueltas en la cama sino mi mente la que revolotea sobre el mundo entero. No hay adentro ni afuera. Me convierto en un cohete cargado de ideas que corren como liebres. Citas, alusiones, sentimientos, ocurrencias todas válidas, todas dispuestas naturalmente según el orden del arte. Todas mezcladas y todas en orden. Es una experiencia perfecta, deslumbrante, abismal. La memoria las lanza todas hacia una diana y acierta siempre. He llegado a pensar en tener una copista a mi lado para dictarle todo lo que se me viene a la mente en esos minutos. No daría abasto. Si me dispongo a anotarlas, ya sólo recogería la mitad. Me suelo volver a dormir, y por la mañana ya no me queda ni el diez por ciento de lo visto y sentido. Sin la rapidez, ni la frescura ni la profundidad del alba. Merecería la pena vivir sólo para un despertar.

lunes, 25 de julio de 2011

Invito al viaggio

Je m´en vais…

Ti invito al viaggio
in quel paese che ti somiglia tanto.
I soli languidi dei suoi cieli annebbiati
hanno per il mio spirito l'incanto
dei tuoi occhi quando brillano offuscati.
Laggiù tutto é ordine e bellezza,
calma e voluttà.
Il mondo s'addormenta in una calda luce
di giacinto e d'oro.
Dormono pigramente i vascelli vagabondi
arrivati da ogni confine
per soddisfare i tuoi desideri.
Le matin j'écoutais
les sons du jardin
la langage des parfums
des fleurs.


domingo, 24 de julio de 2011

Notas para un diario 212

Reaparece José Tomás en la Valencia de Camps. El coso estaba a rebosar de catalanes exiliados para la ocasión. La faena fue digna de verse, con un espectacular revolcón incluido. Tomás es un fuego y el que se acerca a su arte no puede sino arder con él. Con un poco de suerte lo veré este verano en Francia. Ojalá y qué pueda contarlo. Anoche recibo un email de Enrique Vila-Matas con este texto: "Intento inscribir este comentario en tu blog. ¿Lo podrías incluir tú ya que a mí no me deja hacerlo? COMENTARIO: Era pésima esa crítica de Babelia. Gran parte de la crítica española continúa igual que hace 40 años, sin entender nada de lo que tiene talento y se escapa de lo habitual. El libro de Luiselli es buenísimo, una revelación. V-M". Yo aludí muy de pasada hace días a esa crítica absurda y poco profesional pero Enrique, que antes que nada es un lector en el sentido borgiano de la expresión, lo entendió a la primera. Me ha parecido mejor poner el comentario aquí y no en la entrada correspondiente. Estoy completamente de acuerdo con él. Yo no he acabado con mis campanadas luisellianas. Voy lento pero algo más seguro que otros. Además de bueno y revelador, yo añadiría que es un libro con futuro, de tanto pasado como tiene. Cuánto hubiera cambiado la crítica española si se hubiera leído y asimilado hace ya cuarenta años esa joya que es La literatura como tauromaquia. Nunca es tarde para comprender. De paso se puede entender algo de qué va esa cosa rara que llamamos la vida y que, como la carta robada de Poe, la tenemos delante de las narices pero no la vemos ni a tiros.

viernes, 22 de julio de 2011

Lucien Freud (1922-2011)

¡Apartaos, el olor de la pintura es insano!
Rembrandt

Lucien Freud ha muerto en Londres a los 88 años de edad. Freud aparecía en este comienzo de siglo como un ancla con las distintas tradiciones clásicas y modernas y estaba reconocido universalmente como el gran testigo del atormentado y artísticamente inigualable siglo XX. Nacido en Berlín en 1922 era nieto de Sigmund Freud que lo llevó con toda la familia a Londres en 1933. Su padre, el hijo menor del famoso psicoanalista, era arquitecto y pintor y se había formado en Viena y Berlín, entre la Secesión y la escuela de la Nueva Objetividad. Ambas tendencias reaparecerán vivas en la pintura de su hijo Lucien, que asimiló asimismo no pocas influencias inglesas (desde el realismo de Stanley Spencer hasta todo el mundo insular que cristalizó en la llamada Escuela de Londres a la que perteneció entre otros Francis Bacon). Freud pintó sobre todo el cuerpo humano, de la cabeza a los pies, creando una de las más ricas estructuras de color de toda la historia de la pintura al servicio del reflejo estético de la carne humana a la vez mortal y cambiante, germen de corrupción y de una entrevista inmortalidad.

jueves, 21 de julio de 2011

Los dibujos de Franz Kafka

Alguien vio sobre mi mesa el libro de dibujos de Franz Kafka que acaba de publicar Sexto Piso. Y dijo sin pensar: "Pues como dibujante no valía mucho". "Pero qué bruto eres", le replicó otro que andaba por allí: "¿No te das cuenta de que esos dibujos no son importantes en sí mismos sino en la medida en que reflejan el mundo interior de ese gran creador?". Yo callaba ante el diálogo que se había improvisado en casa. No estoy seguro de que esos dibujos no valgan nada por sí mismos. Están llenos de expresividad, eso por lo menos. Puede que reflejen el mundo de Kafka, pero ese mundo no es sólo interior: es más bien siempre una frontera entre lo de dentro y lo de fuera. Sobre todo creo que hay una dimensión más, digna de ser apreciada, que tiene que ver con la materialidad del diseño que sale de la mano que empuña un lápiz como de esa misma mano salen las letras que conforman las palabras, las frases y los relatos del maestro de Praga. La conexión de la mano con el cerebro que imagina pintando y escribiendo. La mano como prolongación del intelecto. El gesto de la mano, sa tournure de style. Algo de eso tan indefinible es lo que una joya bibliográfica como ésta, con su impecable factura, con el denso papel que activa nuestra propia mano, con la selección de textos que ilustran las imágenes, con las atinadas notas eruditas, nos permite entrever.

martes, 19 de julio de 2011

Sorry Seems To Be The Hardest Word (Elton John)

Campanadas por Valeria Luiselli (3)

4. "No importa que la narradora principal sostenga que no se trata de un relato fragmentario, sino de "una novela horizontal, contada verticalmente", como apunta en varias ocasiones. El propio texto lo desmiente…" * ¿Qué es lo que desmiente el texto? A mí, en cambio, me parece que dicha aproximación ("una novela horizontal, contada verticalmente") no sólo es la clave de Los ingrávidos sino que es preciso celebrar que alguien esgrima en una novela hispana una concepción formal y juguetona como ésa. Lusielli ha dicho de sí misma que su vocación, como escritora, es la de ser prosista. O sea la de buscar no tanto el fragmento cuanto la horizontalidad sin picos ni simas en la forma de la narración (las miradas sucesivas desde el subway neoyorquino apuntan decididamente al raso del suelo). Eso es lo que la hace radicalmente moderna (los signos de los tiempos tienen muy poco que ver aquí), emparentándola en su búsqueda con el Baudelaire del poema en prosa o con el Petrarca que sube al Ventoux, primero mira desde la altura del monte y después, casi fortuitamente, se concentra en el íntimo escrito agustiniano. La historia de la literatura se ha escrito así, adoptando una perspectiva formal. Eso es lo que hace grande y prometedor a un intento de escritura. Como ocurre ciertamente con la obra de Luiselli. Rara avis!

P.S. La ilustración es de Sonia Pulido.

domingo, 17 de julio de 2011

Notas para un diario 211 (París)

Ningún libro me sostenía en el barrio de la enseñanza, ninguna creencia me mantenía, ningún recuerdo me fortalecía… escribe Cioran en el que para mí es su mejor libro, el Breviario de los vencidos, uno de los escritos más bellos que he leído sobre el Barrio Latino de la cuidad de París. Todo él es un gran "paseo" al modo en el que lo hiciera Rousseau en los dos últimos años de su vida. Exactamente el mismo espíritu; siempre he pensado que yo mismo acabaré así, escribiendo algo así, un texto inacabado sobre nada al hilo de mis paseos, mentales y no mentales, sobre la ciudad en la que uno es tanto, cuando la habita, que ya no concibe la vida sin ella, sin la sustracción que significa vivir lejos de ella.

jueves, 14 de julio de 2011

Mística de la escritura (Marguerite Duras)

La escritura ha existido siempre sin referencia alguna o bien es… Sigue siendo como el primer día. Salvaje. Diferente. Eso hace salvaje la escritura. Se acerca a un salvajismo anterior a la vida. Y siempre lo reconocemos, es el de los bosques, tan antiguo como el tiempo. El del miedo a todo, distinto e inseparable de la vida misma. Uno se encarniza. Para abordar la escritura hay que ser más fuerte que lo que se escribe. Es algo curioso, sí. No es sólo la escritura, lo escrito. , también los gritos de las bestias de las noche, los de todos, los vuestros y los míos, los de los perros. Es la vulgaridad desesperante, masificada, de la sociedad. El dolor; también es Cristo y Moisés y los faraones y todos los judíos, y todos los niños judíos, y también lo más violento de la felicidad. Siempre, eso creo.

martes, 12 de julio de 2011

Roads (Portishead)

Seguramente mi canción favorita.

sábado, 9 de julio de 2011

Notas para un diario 210

Hace unos días fui a visitar a un amigo que vive como un ermitaño en una casa de cristal empapelada de libros en pleno campo. Llegué a las seis de la tarde y salí a las 2 de la mañana. Cenamos un gazpacho, un filete de las vacas que tiene en su finca y un gin-tonic. Al llegar vi una oropéndola, por primera vez en mi vida. A golden uriol. Esta mañana he ido a un vivero. Quería comprar una alegría, una planta de flor blanca que Brako se había comido durante la noche (sí, a mucha honra tengo un perro lotófago). Me ha atendido una mujer joven y le he dicho lo que quería en castellano, "una alegría", y después lo he traducido al francés para ver si colaba. Inútil. No sabía de qué le hablaba. "Une joie, ça ne me dit rien…". He deambulado por las hileras de plantas y por fin he encontrado lo que buscaba. Se llaman impatiente o impatience. En realidad es la valeriana latina. He pensado al volver si la alegría tiene que ver con la impaciencia y tan sólo he podido recordar que mi madre, que tenía el defecto de la impaciencia (y la generosidad del amor), de pequeños no nos dejaba no estar alegres. Según ella la alegría era una obligación. Esta mañana mi hija mediana me ha dicho que se había pasado la noche pensando que yo estaba cerca de ella en el cuarto. "¿Y eso?" "Es que oía la cadena que llevas en el pecho". En efecto para dormir mi hija la menor me había pedido mi cadena con la cruz que llevo en el pecho. Mi otra hija conoce el sonido de memoria y como duermen juntas pensaba que era yo quien estaba a su lado. Ayer llegué a casa después de un largo día de playa. Las niñas se querían bañar. En el jardín, debajo de un árbol, estaba la persona que cuida de mi anciano padre. El hombre estaba leyendo muy cerca de la piscina bajo una sombra. Cuando volví a salir, vi a las tres chicas jugando entre risas. Él ya no estaba. Di una vuelta a la casa y comprobé que se había instalado incómodamente en el garaje, en una banqueta baja, a ras de suelo junto a los coches. Seguía leyendo con una sonrisa. Me admiró su dignidad y su delicadeza inmensa al saber apartarse… Hace unos meses di una conferencia. Una amiga vino a escucharme. A la salida le pregunté si le había interesado. Me dijo que lo que de verdad le había gustado era la vieja cartera de profesor con la que salí al escenario. Y no me extraña: es una manufactura de cuero gris tirando a verde oscuro que compré en San Juan de Luz hace años.

miércoles, 6 de julio de 2011

Campanadas por Valeria Luiselli (2)

3. A diferencia de la propia Luiselli, Gilberto Owen daba a las coordenadas espaciales un valor que iba más allá de la pura forma: de hecho llegó a pensar (en la novela, claro) que la ceguera homérica "como los castigos y las cataratas, viene desde arriba, sin un propósito o sentido determinable" (70). De modo que la famosa Ley de Owen, que enunció Jorge Cuesta en el retrato que le escribió ("Cuando el aire es homogéneo y casi rígido/y las cosas que envuelve no están/ entremezcladas el paisaje no es un estado de alma/sino un sistema de coordenadas"), más que Ley de Owen fue Ley de Cuesta, porque exigía reprimir las emociones hasta que parecieran suprimidas del todo para que "el juego poético parezca un mero juego de sombras en una campana pneumática" (Owen). Todo este juego entre la forma y la emoción se puede quizás apreciar en algo en la exposición que organiza el Prado: Roma. Naturaleza e ideal (Paisajes 1600-1650). Aquí (y no en los impresionistas de finales del XIX) empezaron a cambiar muchas cosas, cuando los pintores volvieron a atreverse a pintar lo que veían, no lo que sabían. Mira Velázquez en su cuadrito de la Villa Medicis como jugó con la vertical y la horizontal. En materia artística un giro copernicano pero al revés. También me gustaría ver lo que ha hecho Peter Zumthor en Hyde Park, construyendo una galería secreta. ¿Secreta? Mira tú por donde el arte muestra más cuanto más esconde.

lunes, 4 de julio de 2011

sábado, 2 de julio de 2011

Campanadas por Valeria Luiselli

1. En un programa de radio que pude oír por internet, le escuché decir a Valeria Luiselli que el ensayo que ella escribe tenía raíces profundas, que al menos entroncaba con Francesco Petrarca y sus "cartas familiares". No era el hecho de que en una carta el emisor, entre bromas y veras, hablase de esto y lo otro más o menos desordenadamente, ni tampoco el que para escribir una misiva hubiese que adoptar necesariamente y a la vez una perspectiva autobiográfica manteniendo en el punto de mira al interlocutor al que uno se dirige. No. Todo eso por supuesto, lo que llamaba la atención de la escritora era que Petrarca se correspondiera por ejemplo con Marco Tulio Cicerón y que lo hiciera como si ambos están vivos, han compartido cantina y les separa sólo un espacio físico. ¿Es ese el origen del ensayo? Puede ser que ésta mujer, como su soul mate Josif Brodsky, tenga mente de geómetra y entienda mejor que nadie el modo real en que espacio y tiempo nos condicionan. En todo caso, ahí comienza su concepción del ensayo, género que cada vez que aparece debe reinventarse a sí mismo para ser lo que es (no siendo) o lo que no es (siendo).
2. En su novela Los ingrávidos (Sexto Piso, 2011), entre los muchos y fértiles planos de la realidad que explora con mano maestra, destacan los ejes de coordenadas alto-bajo, horizontal-vertical. Naturalmente que quedan afectados por la ley de la gravedad, la constancia de que la tierra atrae hacia sí (como la muerte a la vida) cualquier peso con una fuerza proporcional a su masa. Todo parece ser que empezó, según me confesó ella misma, cuando encontró en la correspondencia de Gilberto Owen la confidencia de que cada mañana se pesaba en el metro de Nueva York: el poeta no entendía como podía simultáneamente estar cada día más gordo (tenía unas tetas formidables) y sentir por momentos su propia desaparición física por medio de la ingravidez. Bella, paradójica y fecunda idea germinal para una novela. Algo así debió de entrever (sin acertar a reconocerla) Tabucchi con los cambios de peso de su Pereira.