viernes, 10 de octubre de 2008

Notas para un diario 63


El Observatorio (Obs)
A comienzos del verano de 2007, un grupo de personas preocupadas por el giro que estaban tomando los acontecimientos, decidimos dar un paso adelante y crear un observatorio de ideas. Nos reunimos para la ocasión en el sur de Francia, bajo los plátanos de la terraza del famoso a su pesar Auberge d´Achtal, en la pequeña aldea de Anglet, supongo que con el propósito inconsciente de tomar la debida distancia, y empezamos sobre la misma marcha una frenética tarea de recomposición de una situación que, a la vista está, empezaba a mostrar síntomas inequívocos de una esclerosis generalizada.
Como detalle anecdótico e inexplicable os contaré que el viaje argonáutico hasta Achtal se realizó en un Mini Cooper negro de mi propiedad en el que pasamos la frontera siete adultos sin que ningún policia, a pesar de lo que tuvieron a la vista, nos echara el alto. En la fundación del Obs no observamos ninguna clase de ceremonias especiales, tan solo una ecléctica visita a la bergmaniana capilla de la localidad (una joya singular del gótico tardío franco-bearnés), a la escuela, al cementerio en el que reposan no pocos héroes de las dos últimas contiendas mundiales a los que tributamos el debido respeto y, se me olvidaba, al frontón de la villa.
Los componentes
Antes de nada, quiero aclarar un punto delicado: hasta ahora no os había revelado la existencia del Obs porque, sin ser propiamente una sociedad secreta, si hemos querido mantener desde el inicio la debida discreción; no obstante, asiduos lectores del mejor Chesterton, y de El hombre que fue jueves en particular, sabemos que no hay mejor receta para mantener el sigilo que una visibilidad adecuadamente graduada.
Somos siete, como los siete magníficos, como el número áureo del judaísmo, como las colinas de Roma. No puedo por ahora revelar nombres pero os diré que la diplomacia, la alta creación, la intermediación cultural y la universidad están, como no, debidamente representadas. Añado algunos datos de interés: asimismo están representados los dos sexos más tradicionales, las distintas religiones, incluido como no el agnosticismo, varios continentes, diferentes economías (conste que aunque a estas alturas nos queremos entrañablemente, nunca se planteó la cosa como una sociedad de ayudas mutuas).
En este punto añado por último que ante la avalancha de peticiones de ingreso a nuestra sociedad que recibimos con regularidad, se ha decidido oficialmente mantener un numerus clausus estricto. Personas del máximo prestigio, poetas, filósofos, banqueros, ex ministros, todos, y digo todos, han sido rechazados en aras de la numerología. Se trata de un rechazo relativo y amistoso porque el Obs se solidariza con cuantas iniciativas similares puedan crearse, colabora desinteresadamente con todos e invita a sus reuniones a quien tenga un mediodía y una tarde entera libre al mes.
Las reuniones
En efecto, nuestras reuniones que, a pesar de la importancia de los temas incluidos en el improvisado orden del día, se desarrollan sin etiqueta ni encorsetamientos de ninguna clase (de hecho está prohibido asistir con ropa interior rígida). Siendo la parra de Achtal nuestro Ur de los caldeos, las reuniones ordinarias tienen lugar en una sede movible en el Barrio de las Letras de la capital de España (con perdón de la palabra), pero esa rotación no nos impide que, como avezados zahoríes, acabemos siempre en la misma fuente: un lugar (este sí lo mantendré en secreto, entre otra cosas por su limitado aforo) en el que corren generosamente nuestros particulares cuatro elementos: el jazz, los puros, el ron y la tonica (con gin, la verdad).
A turno de rol, uno de los componentes, recoge infielmente cuanto se dice en el curso de los trabajos de esa tarde. Hemos preparado un libro encuadernado en pasta española (con perdón otra vez) para dicho cometido. Al final de sesión, la firma de los fundadores es prescriptiva y compulsoria.
Las iniciativas del Obs
Me temo que en este punto sí debo mantener una mayor reserva. No nos molesta en absoluto, al contrario se puede decir que forma parte de nuestro estilo colectivo, que se nos considere un grupo más, una iniciativa bien planteada pero en el fondo inútil, o incluso una excusa perfecta para churrarse una vez al mes en un ambiente favorable al exceso, todo antes que faltar a la debida modestia colectiva. Fieles al principio de que lo esencial no es el poder sino la influencia, desarrollamos todo un conjunto de propuestas dirigidas a la elevación del nivel intelectual del entorno. Estamos profundamente convencidos de que a las personas hay que medirles por lo que hacen y no por lo que tienen. No obstante, no hace falta que se expliciten ahora mismo las distintas series de propuestas que se están implementando desde hace meses: además de un gesto contrario a la humildad, y por tanto a nuestro ánimo fundacional, sería algo inútil ya que, antes o después, todos vais a notar en el día a día esa ola de bienestar del que somos en buena parte responsables.
Por otra parte, y roto el hielo, no tengo el menor inconveniente en ir informando a los lectores de este blog de lo más significativo y relevante de lo que vayamos proponiendo en el futuro. Aviso de antemano de que se está gestando una pequeña revolución que podría modificar para bien el curso de muchas cosas a un plazo digamos medio.


6 comentarios:

molinos dijo...

¡ Que envidía de sociedad!. Supongo que una de tus propuestas para elevar el nivel cultural medio será que la gente lea tu blog y que escuche canto gregoriano. :)
Una pregunta..la ginebra es beefeater o bombay safir?.

Alvaro de la Rica dijo...

Puedes elegir la que quieras… Reconoce que te encantaría pasarte un día.

Anónimo dijo...

Suena más bien al Chesterton del club de los negocios raros, y por eso también me gustaría pasar algún día por ahí, si es que cabe el honor de ser considerado raro. Al menos siete veces, no ya setenta veces siete.

Alvaro de la Rica dijo...

Pues solo faltaba Juanjo. A veces llevamos invitados con cosas que contar y sin duda tú estarías entre ellos. Alvaro

Andoni Egúzkiza dijo...

sonará frívola la pregunta, pero ¿de verdad tienes un mini?Yo de más joven también tuve una sociedad secreta, nos llamábamos los supermodernos. Aquello quedó en nada, lo vuestro tiene mejor pinta!!

molinos dijo...

Reconozco que me encantaría pasarme...pero ya has dejado claro que no se admite más gente. Prefiero no preguntar y me ahorro el rechazo. Una tiene su orgullo.