domingo, 27 de noviembre de 2011

Notas para un diario 220

Me dicen que en El Prado, en la exposición de l´Hermitage, está el admirado Scholar de Rembrandt, un cuadro que siempre quise ver. Estoy deseando llegar a Madrid en Navidad y ponerme delante de esa tela, a ver qué pasa. Algo profundo y desconocido me vincula a ella, y confío en que cuando esté delante sabré qué es. O al menos prepararé el terreno para que un día, en un bus o en el metro, en la sala de espera del dentista tal vez, esa joya se me abra y me revele todo lo que tiene que decirme. Ha sido un fin de semana muy próximo a la pintura (gracias querida Menchu). También he meditado sobre este otro cuadro de Van Eyck, la no menos célebre Maddona del canónigo Paele. Una obra maestra llena de significado iconológico. El juego de miradas es lo principal claro. Como parece reflejar el instante en el que Paele se ha quitado la lente de aumento para mirar, más allá de páginas y legajos, al Niño, Libro Vivo. Precioso momento de persuasión cristiana. ¿A quién mira el estudioso de Rembrandt? Me gusta el guiño especular de las hojas colocadas sobre el libro. Reflejan la intuición vilamatiana de que la materia prima de los libros son otros libros. Pero esa mirada, plena de deseo y de fuerza, a quién se dirige. De esa respuesta depende toda una filosofía del arte y de la vida. Yo no lo tengo claro tampoco. Son esas cosas que tal vez veamos en el último instante, como Zeno, el personaje de Svevo al inicio de la novela: "Lo sé todo. Ahora lo comprendo todo". A lo mejor no se puede responder mucho más, ni mucho menos, que lo me dijo en estas mismas páginas el gran Pitol a una pregunta análoga: es uno y no es uno quien escribe sus libros.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Álvaro, sin haber leído antes este post fui hace unos días a visitar la exposición y la única cosa que me llevé de la tienda fue una postal del "Retrato de un estudioso". ¡Qué casualidad! ¿no?

Adelarica dijo...

no me extraña en alguien a quien le apasiona la verdad, querido tocayo

Unknown dijo...

¡Ojalá fuera así de tajante mi pasión! Al menos aspiro a ello. Gracias en cualquier caso por tu confianza.
Un abrazo.