viernes, 18 de noviembre de 2011

Entrevista a Pitol


Creo que la primera señal que tuve de la existencia y de la obra de Sergio Pitol fue a través de una de sus muchas y espléndidas traducciones: en concreto de unos cuentos de Virginia Woolf que él hacía revivir y resonar para mí en el idioma de Cervantes. Me pregunté quién era, y hoy, tras haber leído no menos de veinte libros suyos sigo haciéndolo, aunque en el camino he aprendido mucho sobre la literatura, sobre la vida y sobre mí mismo. Y es que Pitol es de esos raros escritores realmente abiertos, que te empujan hacia ti mismo, que te invisten con lo mejor de la vida (la tolerancia y por qué no decirlo, el amor y la bondad) y cargan tu mochila con esas esencias liberadoras. Pitol acierta trate de lo que trate: libros, ciudades, gestos, citas, pequeñas historias significativas, en un permanente zigzageo entre los géneros, yendo y viniendo siempre, como la vida, en un flujo continuo y amable. Lo dijo en El Arte de la fuga con palabras memorables de Marguerite Duras: “La escritura llega como el viento, está desnuda, es la tinta, es lo escrito, y pasa como nada pasa en la vida, excepto eso, la vida”. Anagrama publica Autobiografía soterrada (2011), un nuevo capítulo en ese libro total que es la obra de Pitol (México, 1933)


P. Me pareció que Autobiografía soterrada es más bien el historial de sus libros, más que de su vida. ¿Cree que puede ser una buena introducción al conjunto de su obra o está pensada mejor para sus lectores más asiduos, o para ambos porqué no?
R. Me parece que la Autobiografía soterrada funciona mejor si se conoce mi obra, pues, como mencionaba, es un repaso de ella y la relación que tiene con mi vida. Como introducción quizá funcionaría otro texto, recientemente reeditado: Memoria (1933-1966). Un texto publicado originalmente en 1967 con el título de Autobiografía precoz que precisamente relata mis primeros años de vida y de trabajo literario. Ahí, yo creo, encontrará respuesta a muchas de las preguntas que me plantea.
P. Una de las partes del libro se titula "Salvo el instinto lo demás son minucias". Y en otro lugar afirma que su bagaje teórico es parco. Pero su obra resultó compleja al final. ¿Fue el instinto lo que le llevó a la experimentación y a la apertura?
R. Creo que sí, fue gracias al instinto, si en él podemos englobar a las distintas formas de la experiencia: los viajes, la memoria y, sobre todo, las lecturas que están siempre latentes.
P. ¿Quién diría Ud. que habla en sus textos? ¿Concebiría su obra como una producción anónima? ¿Le ha trasmitido algo, su escritura, sobre su propia vida?
R. Es difícil decir quién habla en mis textos. Todos los narradores (e incluso los personajes) pueden entenderse como voces desgajadas de mi persona, siempre transformadas por la ficción. Uno siempre es y no es quien habla en sus libros. Sobre la última pregunta le diría que definitivamente sí, aunque creo que es inevitable para cualquiera que realmente escriba: uno se entiende más a medida que se escribe. Quizá todo esto es más claro en El arte de la fuga: la tentativa de transformar lo vivido en literatura, y de hacer de la experiencia literaria (escritura, lectura) experiencia a secas. Es precisamente esta unión entre vida y literatura lo que el Jurado del Premio Cervantes calificó como el centro de mi obra.
© Foto de S. Pitol, Carlos Mercadé.

1 comentario:

´´ dijo...

De la obra de Pitol he leído la trilogía de la memoria, autobiografía soterrada, Vals de Mefisto (libro de cuentos) y algunos ensayos, me faltan las novela. Ahora estoy leyendo a Flann O'Brien del que ya leí varias de sus novelas, hace poco han salidos sus artículos recopilados en el libro “La gente corriente de Irlanda” descubrimiento vía Pitol, hay un texto de Pitol que me encanta:

http://leyendoaenriquevilamatas.wordpress.com/2011/03/25/los-raros-sergio-pitol/