Solamente he hablado en este blog de tres asuntos que tenían que ver directamente con la política. La razón es muy simple: la política me aburre soberanamente, aunque he aprendido que, cuando le cierras del todo la puerta, se te cuela por la ventana. He hablado del escándalo de la COPE, he hablado de la elección de Obama y he hablado del posible pacto entre populares y socialistas en el gobierno del País Vasco. En dichas entradas, expresaba tres deseos. Ayer, domingo de Ramos, domingo de victoria y de reinos que parecen de este mundo, pero que en el fondo no lo son, los periódicos recogían, como espuma del día, que la dirección de la COPE ha reaccionado al escándalo que suponía mantener a una persona manifiestamente desequilibrada al frente del programa estrella de la cadena, que Zapatero y Obama han dado un paso importante para mejorar las relaciones entre los dos países y que el pacto de los partidos constitucionalistas vascos se ha materializado en un cambio de gobierno.
Ni es la panacea, ni me he convertido a la idea ilustrada del progreso. Ni siquiera voy a sacar a relucir los corsi e ricorsi viquianos. Más bien recuerdo siempre la advertencia del llanto por las plegarias atendidas. Cualquiera de estas situaciones, y otras aún más complicadas y decisivas, puede de nuevo enquistarse. Soy cristiano y soy liberal, y por tanto sólo creo en que a veces algunas personas de buen entendimiento luchan para que no impere la sinrazón, el sectarismo y la voluntad de exclusión del prójimo. Así me parece que ha sido en este triple caso.
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