sábado, 31 de octubre de 2009

Una coda (de apenas unas horas más tarde)

Como se puede ver por estas fotos mediocres pero significativas, el otoño sí ha entrado en Navarra, al menos al norte del viejo reino. Por ahí he paseado yo solo esta mañana, después de escribir la última entrada de este blog. He recordado, rodeado de rojos, de amarillos y de malvas, a una persona que ama los bosques. Y he pensado en la forma en el que lo hace, la delicadeza y la perspicacia con la que se adentra en él y se deja invadir por todas las maravillas que contiene el bosque. Para mí, el corazón de esa persona, con toda su capacidad de amar, es como un límite, un ideal que yo nunca alcanzaré. Tendría que haber nacido mujer, y para eso ya es demasiado tarde. Me conformo con estar cerca, aprender de ella y recibir lo que quiera darme.

3 comentarios:

Belnu dijo...

Qué suerte, esos bosques, "Nostalghia" en esta hora azul tan urbana y silenciosa

María dijo...

Me encanta el otoño...

Anaïs E. (profesora) dijo...

Estas fotografías me pinchan un poco la nostalgia de la tierra y, sobre todo, de todo lo que he dejado allí. Aquí en Castilla no he visto indicios de otoño, o es que todavía no me he hecho a su tipo de otoño. Parece imposible no pasar un buen rato en ese bosque tan maravilloso de la fotografía.

Un saludo.