miércoles, 25 de febrero de 2009

25 de febrero de 1970

Albert Camus dijo aquello de que "no hay sino un problema filosófico realmente serio: el suicidio" y Nietzsche añadió que un sabio, para ser estimable, debe predicar con el ejemplo. Tal día como hoy, hace ya treinta y nueve años, Mark Rothko se suicidó en su casa/estudio de Nueva York, ingiriendo una dosis elevada de barbitúricos e inflingiéndose varios cortes de cuchilla en sus brazos. Lo encontró su ayudante a primera hora de la mañana, pero el maestro llevaba muerto varias horas. Murió sólo, de madrugada. Estaba enfermo del corazón, impotente, no dejaba de perder peso, había sido abandonado por su mujer y sus dos hijos, a los que adoraba. A pesar de su reconocimiento internacional como pintor, llevaba varios años alcoholizado y sumido en una depresión, de la que se negaba a tratarse con constancia. Murió rodeado de sus cuadros. Después de convivir mucho tiempo con sus cuadros, su amiga Dominique de Menil escribió lo siguiente: "Rothko quiso conferir a sus pinturas el máximo vigor posible, un vigor que el mismo se arrancó del alma. Quería que fuesen íntimas e intemporales. Y en verdad lo son. Nos envuelven sin encerrarnos. Son superficies oscuras y no paralizan la vista. Rothko necesitó un gran valor para pintar cuadros negros como la noche. Pero creo que ahí justamente residía su grandeza"

5 comentarios:

José Ignacio dijo...

Seguro Álvaro que conoces alguna buena biografía sobre Rothko que aconsejarnos.
Si se puede encontrar en una librería de la ciudad, mejor.

Alvaro de la Rica dijo...

La mejor es la de James E. Breslin, MR, a biography, Univ. of Chicago Press, 1993, 700 páginas. En el Parna te la piden sin problemas.

jaimemarlow dijo...

Hola.
2009 - 1970 = 39.
Uséase, hace 29 años Rothko no se murió, llevaba diez años en la fría y oscura tumba (si es que le inhumaron).

Ay, ay, esta gente de letras...
;-)

José Antonio Calvo dijo...

Lástima que el suicidio termine con una vida tan creativa. El quitarse la vida dejó de ser el testimonio supremo del decoro con el último de los estóicos. Afortunadamente, el rapto de la razón, no quita ni un solo mérito a la obra artística de un gigante de la contemplación/belleza y de su indiscernible expresión.

Alvaro de la Rica dijo...

Sí, menudo despiste. No se me dan bien las matemáticas. Jamás conseguí resolver, en doce años de colegio, un solo problema matemático

José. Se acabó el estoicismo como escuela pero, par bien o para mal, no así los estoicos. Siempre he pensado que para un cristiano, el estoicismo es la gran tentación que tiene delante. Se parecen en muchas cosas, aunque en realidad son la antítesis.