Una de las técnicas artísticas que más me atraen es, desde siempre, el collage. Pienso que no es sólo un procedimiento adecuado para el ámbito de la plástica sino que ha vivificado mucho la creación poética actual, y en cierta medida la de todos los tiempos. Dicen que en el arte contemporáneo, el pionero en elevarlo de categoría, como hizo con tantas cosas, fue Picasso (con su cuadro El sueño, de 1918). Los cubistas en todo caso. Hay una manera poética (que por supuesto aparece con mucha fuerza en determinada prosa) cuyo principio no es otro que el collage. En la Patagonia de Bruce Chatwin es uno de los más bellos ejemplos que conozco. Alguien me dijo una vez que mi escritura era como un collage. Me sentí halagado. Yo asocio el collage con el mosaico (pasado/Oriente) y con el ready-made (presente y futuro/Occidente). Como en el jardín de Picasiette. Con el respeto al fragmento y al derrelicto en el que se acaba convirtiendo cada una de nuestras vidas (¡habla por ti!). También puede significar una voluntad de no rendirse ante la acumulación de cosas inútiles. Creo que es un arte difícil; requiere un sentido de la composición muy sutil. Y mucho gusto (el componente secreto de todo arte), sentido de la proporción y del color. Y, no es lo menor, mucha capacidad de desprendimiento.
Cuando encuentro alguien que domina esa técnica, me considero de enhorabuena. Una amiga me hace llegar el trabajo de Stephanie Dost. Alemana. Vive y trabaja en Leipzig. Sólo he visto imágenes virtuales hasta ahora, pero expone en Madrid, en la Galeria Maiesterra-Valbuena a partir del próximo 12 de marzo. Formatos grandes (hasta de 2x2m.). Permanecerá un mes.
2 comentarios:
me lo apunto que a mí esto tb me gusta... habrá que ir no?
iremos, cuenta conmigo
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