Anagrama acaba de publicar La dama de la furgoneta, del guionista inglés Alan Bennett, autor de éxito con Una lectora nada común. El libro narra el encuentro de Bennett con Mary Shepherd, una vieja señora que vive en una furgoneta, frente a su casa. La excéntrica dama ha ido a parar allí, al barrio londinense de Camden Town, para mantenerse cerca de un convento de monjas en el que fue aspirante. Bennett observa los ataques que soporta su vecina y decide ofrecerle cobijo, a ella y a su furgoneta, en el traspatio de su casa. Conviven así 15 años. A la inglesa. Sin rozarse apenas, en lo esencial. Bennett la observa, lleno de prejuicios y aprehensiones: su olor a meado, su catolicismo, sus ideas políticas incorrectas. Le saca astillas literariamente a la vieja (una vez más, los papeles de anfitrión y parásito acaban por invertirse): artículos, una obra de teatro, ahora este libro. En el fondo quizás la aprecia. A su modo. Miss Shepherd es, un poco, la tonta del pueblo, que al final resulta ser la más lista de todos. Algo real y auténtico en la vida de un socialdemócrata establecido y bienpensante. Un enigma que desentrañar, pero, por favor, nadie a quien querer, a quien admitir personalmente. Muy inglés todo. Una historia bonita, y triste a la vez. Apenas 100 páginas. Se lee en una hora. Más como un guión que como un libro.
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