Y péguense ustedes por favor una espléndida sonrisa en el rostro. ¡Pero qué ciegos estamos! Lo mejor es la humildad y la sinceridad con que la anciana dice aquello: lo que aprenden de mí, no lo pueden aprender de otros. ¡fantástico! Gracias Alvaro. Phil
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Y péguense ustedes por favor una espléndida sonrisa en el rostro. ¡Pero qué ciegos estamos! Lo mejor es la humildad y la sinceridad con que la anciana dice aquello: lo que aprenden de mí, no lo pueden aprender de otros. ¡fantástico! Gracias Alvaro. Phil
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