sábado, 26 de marzo de 2011
Notas para un diario 197 (on Kafka)
Hay muchos Kafkas. Incontables. El último que he visto con admiración es el Kafka de Peter Mendelsund, que ha diseñado para Schoken Books las nuevas portadas de las obras principales. Aparecerán a lo largo de este año 2011. El tema recurrente es la presencia del ojo que todo lo ve. Sin duda alguna otra variante de la gran cuestión kafkiana. También hubo, en la lectura de los tres primeros párrafos de La Metamorfosis que hicimos anteayer en clase, un Kafka vivo: nunca había caído hasta entonces (se lo debo a los alumnos) en la importancia del movimiento que allí se describe y que va de dentro (la mente de Grégor, el nuevo cuerpo en el que está preso, la habitación como una segunda piel, el mundo laboral y familiar en que vive encerrado) hacia afuera. Como el gusano quiere salir de la larva, Grégor ansía estallar en la salida final de la muerte. Por eso la panza también es convexa y prominente, tanto que hace que hace que la colcha se escurrra en dirección al suelo. Alguien me hizo ver que no se dice ni una sola palabra de la ropa de dormir del protagonista. Del cuerpo se pasa directamente a las sábanas. ¿Dormiría desnudo Grégor Samsa? Desconozco siquiera si Kafka tenía la costumbre de dormir en pelotas. Lo que sí sé, como casi todo el mundo, es que le gustaban los sanatorios nudistas. Alucinante lo que se ve leyendo con otros. Todo esto me hace pensar que ese libro tiene mucho de autorretrato. Quizás el más fiel que nos dejó el soñador de Praga.
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1 comentario:
yo soy uno de ellos, además rescatado
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