Qué será lo que piensa ese hombre? Que la vida se va? que es siempre demasiado corta? Volver al lugar del crimen como quien vuelve a un lugar mejor sólo porque forma parte de un pasado que tenía esa fantástica propiedad de tener un futuro por delante.
Se llama Cardenio. Está sentado, solo, pensando en su mujer, pensando en los toros, en su prohibición. A ella nunca le habían gustado demasiado, pero le acompañaba con todo su cariño. A veces comentaba: "Esto deberían prohibirlo, es terrible!" En aquellos momentos de sufrimiento del toro que no lograba entender. Y él, escuchaba y callaba. Y seguía disfrutando del arte, con sus claroscuros. Cuando nació su segundo hijo, ella murió en el parto. Él nunca dejó de ir a los toros, que eran su pasión. Siempre guardó un sitio a su lado y la imaginaba ahí, a su vera, sentía su calor y hasta escuchaba el eco de sus palabras... Era el momento que compartía con ella. El de mayor felicidad desde que ella ya no estaba. Le comentaba la faena. Nadie se daba cuenta de que Cardenio hablaba solo, eso lo hacen muchos... Y en realidad, hablaba con ella! La amaba como a nada en el mundo. En la foto, Cardenio está sentado, solo, pensando en ella, pensando en los toros, pensando en ese arte que transmite valentía, fuerza, brillo, y a veces también fracaso y dolor. Cuánto le enseñó! Y ahora, su mujer, tampoco está ya a su lado.
Es usted muy observador: cuesta ver la almohadilla de al lado. A veces cuesta ver lo que tenemos delante: la carta robada de la que hablaba Edgar Poe. Gracias por participar de una manera tan creativa
7 comentarios:
un 10!
gracias!
Qué será lo que piensa ese hombre? Que la vida se va? que es siempre demasiado corta? Volver al lugar del crimen como quien vuelve a un lugar mejor sólo porque forma parte de un pasado que tenía esa fantástica propiedad de tener un futuro por delante.
puede ser
yo, por mi parte, creo que es viudo e inconsolable…
Pues yo pienso que está esperando sentado a que llegue el amor de su vida. Y... supongo que nadie es incosolable!
Se llama Cardenio. Está sentado, solo, pensando en su mujer, pensando en los toros, en su prohibición. A ella nunca le habían gustado demasiado, pero le acompañaba con todo su cariño. A veces comentaba: "Esto deberían prohibirlo, es terrible!" En aquellos momentos de sufrimiento del toro que no lograba entender. Y él, escuchaba y callaba. Y seguía disfrutando del arte, con sus claroscuros.
Cuando nació su segundo hijo, ella murió en el parto. Él nunca dejó de ir a los toros, que eran su pasión. Siempre guardó un sitio a su lado y la imaginaba ahí, a su vera, sentía su calor y hasta escuchaba el eco de sus palabras... Era el momento que compartía con ella. El de mayor felicidad desde que ella ya no estaba. Le comentaba la faena. Nadie se daba cuenta de que Cardenio hablaba solo, eso lo hacen muchos... Y en realidad, hablaba con ella! La amaba como a nada en el mundo.
En la foto, Cardenio está sentado, solo, pensando en ella, pensando en los toros, pensando en ese arte que transmite valentía, fuerza, brillo, y a veces también fracaso y dolor. Cuánto le enseñó! Y ahora, su mujer, tampoco está ya a su lado.
Es usted muy observador: cuesta ver la almohadilla de al lado. A veces cuesta ver lo que tenemos delante: la carta robada de la que hablaba Edgar Poe. Gracias por participar de una manera tan creativa
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