
"Sólo existió un ser que entendió mi pintura. Mientras tanto, estos cuadros deben de confirmarlos cada vez más en su estúpido punto de vista. Y los muros de este infierno serán, así, cada día más herméticos". Ha muerto el maestro
Sábato. Y cuánto lo siento. Cuando muere un hombre así el mundo se empobrece tanto. Como muestran las palabras finales de
El túnel, sábatos había al menos dos: el diurno (autor de ensayos como
El escritor y sus fantasmas o el último
Antes del fin) y el novelista oscuro, nocturno, casi casi negro. El de
Abbadon y Sobre héroes y tumbas. El gran mito que exploró (como hicieron tantos otros antes al surgir las letras y lo después harán mientras el arte siga formando parte de la vida de los hombres) es el de la ceguera. Corran y lean si no el
Informe sobre ciegos. En la foto de
Danilo di Marco aparece en su casa junto a sus pinturas goyescas. Así me gusta imaginarlo. Charlando no más. Acogedor, tranquilo, pero consciente como el que más de la inmensa estupidez del mundo.
2 comentarios:
Descanse en Paz!!!
Qué lástima! cómo me conmueve pensar que los grandes desaparecen! y temo que no sean sustituidos y tan sólo nos quedemos con ese vacío!
Al menos, de ellos queda el rastro...biemvenidos sean al fin al descanso.
Publicar un comentario