Para Eydilion, por sus comentarios
El amor trasciende siempre, es el agente de toda trascendencia en el hombre. Y así, abre el futuro: no el porvenir que es el mañana que se presume cierto, repetición de variaciones del hoy y réplica del ayer; el futuro, la eternidad, esa apertura sin límite a otro tiempo, a esa otra vida que se nos aparece como la vida de verdad (…) El amor es el agente de destrucción más poderoso, porque al descubrir la inadecuación y a veces la inanidad de su objeto, deja libre un vacío, una nada aterradora al principio de ser percibida. Es el abismo en que se hunde no sólo lo amado, sino la propia vida, la realidad misma del que ama. Es el amor el que descubre la inanidad de las cosas, el que descubre el no-ser y aun la nada. El Dios creador creo el mundo por amor, de la nada. Y todo el que lleva en sí una brizna de este amor descubre algún día el vacío de las cosas y en ellas, porque toda cosa y toda cosa que conocemos aspira a más de lo que realmente es. Y el que ama se fija en esta aspiración, en esta realidad no lograda, en esta entelequia aún no sida y al amarla la arrastra desde el no-ser a un género de realidad que parece total un instante, y que luego se oculta y aún se desvanece. Y así, el amor hace transitar, ir y venir entre las zonas antagónicas de la realidad, se adentra en ella y descubre su no-ser, sus infiernos. Descubre el ser y el no-ser, porque aspira a ir más allá del ser; de todo proyecto. Y deshace toda consistencia.
María Zambrano, en "El amor en la vida humana".
2 comentarios:
Gracias, Álvaro! No sé qué decir...
El propio amor a través del cual nos hacemos realidad, hace que todo se desvanezca... Y siempre quede el amor.
Venero a Zambrano.
gracias a ti por tus comentarios
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