lunes, 2 de mayo de 2011

Ventanas

Me mandan desde la Argentina un link de la exposición del Met titulada Ventanas con vistas en referencia directa a E.M. Forster e indirecta al famoso ensayo de Virginia Woolf sobre la necesidad de mantener una cámara propia. Me da la impresión de que la muestra recoge sobre todo la visión romántica del que mira por la ventana de un cuarto hacia afuera. Me gustaría ver sobre todo los cuadros que pintó C.D. Friedrich de las vistas que desde su estudio en el puerto de Dresde tenía sobre el río Elba. Aquellas puntas de mástiles de barcos recién llegados o a punto de partir. Supongo que la mayoría de los pintores serán en efecto germanos, escandinavos, algún holandés, algún francés. En la mayoría de los casos, la estancia acaba siendo eso, un espacio estanco sin más horizonte que el marcado forzosamente por la propia ventana. El recorrido espacial y temporal de esa perspectiva quedó por eso algo limitado. ¿Estarán en el Met Matisse y sus ventanas abiertas? ¿O Hithcock? ¿O Anna Malagrida? En la modernidad la cosa ha girado para bien hacia la apertura al misterio de la ventana vista desde fuera de la habitación; eso tiene que ver curiosamente con la expansión de la increencia en Europa, al menos desde que Vélez de Guevara escribiera El diablo cojuelo al final de su vida mediado el siglo XVII. Como un ciego que quería a toda costa acordarse de la luz, Baudelaire escribió (Petits poèmes en prose) que no hay un objeto más profundo, más misterioso, más fecundo, más tenebroso, más deslumbrante, que una pequeña ventana iluminada por una vela. Y qué razón tenía, ¿no? En uno de sus inolvidables paseos por París decía Julien Green esto: "Me ha ocurrido con frecuencia detenerme de pronto ante una gran ventana revestida de falso encaje en el fondo de un viejo barrio, y soñar sin fin en los destinos ignotos que estarían palpitando al abrigo de aquellos cristales oscuros".

3 comentarios:

Marta Álvarez dijo...

Cuando salgo con mi cámara, suelen embelesarme las ventanas. Sobre todo aquellas que dejan entrever el interior de las estancias. Me atraen sin remedio: me imagino vidas, circunstancias. Intento entrar en los otros...pero estamos separados.
Creo que esa es la razón.

Eleonora dijo...

¡ Cierto! ¿ A quién no le ha pasado ver una ventana desde afuera con el interior iluminado y sentirse excluido del paraíso?

Adelarica dijo...

gracias por los comentarios y por la sensibilidad que comparto totalmente