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sábado, 30 de abril de 2011
Ernesto Sábato (1911-2011)
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Notas para un diario 207
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viernes, 29 de abril de 2011
Notas para un diario 206
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jueves, 28 de abril de 2011
El timo del arte contemporáneo
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*Roger Fry, Catalogue of the Second Postimpressionist Exhibition, 1912.
Edward Hooper, Table for Ladies (1930)
miércoles, 27 de abril de 2011
Notas para un diario 205
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martes, 26 de abril de 2011
El librero
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… quien tuviera un buen librero que pasase las noches leyendo por ti, que te quisiese y que te hiciera participar de sus enamoramientos (N.B.)
Arcimboldo, El librero, siglo XVI
lunes, 25 de abril de 2011
Leyendo "Babelia": tres notas.
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sábado, 23 de abril de 2011
Notas para un diario 204
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A mí me pasa como a Jakob von Gunten al entrar en el instituto Benjamenta, que me parece que esta vida parte toda ella de un sueño, que soy el mero espectador de un auto sacramental que se desarrolla ante mis ojos ciegos, como en el espléndido poema que Oscar Hahn acaba de publicar en el número 34 de la revista Sibila. Nada más. No llego a nada más. Soy incapaz por ejemplo de afirmar cuál de las dos imágenes de la mujer de Hammershoi es más real, si es que lo sea alguna. He participado en los oficios de la semana santa (aquí en Francia pasan completamente desapercibidos), he releído dos veces la Pasión según san Juan, he ayunado ayer y comenzado ya a celebrar la pascua cristiana rodeado de personas queridísimas (la casa de Biarrtiz es para mi, cada vez más, Betania) pero acosado por preguntas sin respuesta que me rondan todo el día: en particular en este preciso momento me cuestiono si el triduo se corresponde o no con alguna relación trinitaria. El día que va del jueves al viernes, del lugar de la cena (no me canso de leer el testamento de Jesús) al huerto en el que queda amortajado es o no el día del hijo. El hijo llega a preguntarse en alto porqué le ha abandonado el padre e insiste varias veces en que más tarde enviará al abogado. Cuánto debía de gustarle a Kafka por cierto esa nomenclatura jurídica. Hoy sábado el que desaparece es el hijo muerto. El abogado no está aún del mismo modo que estará después de su venida en forma de lenguas de fuego. Queda el padre en el centro de la escena. Seguimos en la tarde y en el espíritu de viernes santo que tanto apesadumbró a Simone Weil. Decir que nos quedamos solos con el padre es una manera demasiado humana de hablar, no lo niego, pero ¿es que acaso tenemos otra? ¿podemos comprender algo fuera del eje espacio-tiempo? ¿cómo leemos los textos de Juan, con esa mirada humana o con los ojos de la fe del carbonero? Ya sé que su alma está unida al padre siempre (Benedicto XVI lo repitió ayer ante una de las siete preguntas que le hicieron por la tele italiana), pero está sin su cuerpo que yace muerto dentro de una cueva. O sea que está junto al padre menos completamente que lo estuvo cuando llegó el tercer día en el que resucitó en cuerpo glorioso. En ese momento el hijo y el padre quedaron unidos en perfecta plenitud, pero faltaba por venir todavía el abogado. En los días en los que el Cristo resucitado pasó entre los suyos hasta la ascensión, la lectura del evangelio parece indicar que todo era un poco raro. No le reconocen fácilmente ni los más cercanos. Apenas sabemos qué hizo su madre. Por una parte su cuerpo come y por otra traviesa paredes. Más que verle o reconocerle los suyos le intuyen o presienten. Pero pueden tocarle, si él quiere (a la Magdalena se lo impide porque debe aún volver al padre y a Tomás se lo pide para confirmarle en la fe). Debía de tener un aspecto distinto del que presentaba antes de morir (los ejes espacio-temporales no le afectaban; los respetaba de hecho para seguir en contacto con los suyos). A mí siempre me han parecido un gran misterio esos cuarenta días de preparación (el hijo estaba especialmente cercano al abogado defensor que nos iba a dejar tras su marcha). A veces me pregunto también porqué es tan importante la resurrección del cuerpo. La realidad de la inmortalidad del alma había sido reconocida entre otros por los griegos, además de los judíos. ¿Por qué es tan necesario tener un cuerpo siendo el alma algo tan increíblemente perfecto como lo es? Y, sobre todo, ¿cómo hemos podido tener del cuerpo, en la tradición judeocristiana, la mala consideración que hemos tenido, cárcel del alma, principio de todo mal, etc, etc, aún hoy mismo, si de su resurrección (de la inmortalidad del alma nadie dudaba) depende la plenitud de lo que creemos los que profesamos esta fe? Los griegos, para quienes la resurrección corporal es una idea peregrina, han considerado en mucho más al cuerpo. ¿O no? Sobre todo esto se viene hablando al menos durante los últimos tres mil quinientos años. Se ha escrito de todo. Hay que leerlo claro, aunque aquí más que en ningún otro aspecto se nota la brevedad del tiempo que nos ha sido dado para cumplir la tarea inexcusable de razonar la fe. Apenas un resto de tiempo. Y ningún espacio para el silencio y la meditación. Personalmente son cosas que me obsesionan, como a otros les tortura mentalmente tener más dinero, más éxito del tipo que sea o más salud.
jueves, 21 de abril de 2011
miércoles, 20 de abril de 2011
The Wire e In Treatment
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Me dicen que estas series (The Wire, In Treatment) no tienen éxito. A la gente le aburren. De hecho la HBO no piensa continuar ni la una ni la otra. Habría margen narrativo, desde luego. In treatment se ha quedado varada en lo mejor. Paul Weston dice al final de la tercera y me temo que última tenporada, antes de despedirse abruptamente de la mujer que ama, que "tiene 56 años y que ha perdido su camino". In treatment es en algún sentido el reverso de The Wire. Frente a lo político, lo íntimo. La búsqueda sempiterna e irrenunciable de la felicidad personal. Algo que nos viene directamente de nuestro pasado colectivo, de nuestra tradición. Intentaré profundizar un poco en este punto en los próximos días.
martes, 19 de abril de 2011
Noma: ¿el mejor restaurante del mundo?
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Ésta es su gente. Poca, en comparación con muchos otros restaurantes de su categoría.
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Este es un aperitivo: Tostada con hierbas, mantequilla y vinagre.
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lunes, 18 de abril de 2011
Notas para un diario 203
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viernes, 15 de abril de 2011
Sin embargo (Chantal Maillard)
Con ocasión de la publicación en Pretextos de Bélgica de Chantal Maillard se ha realizado este video:
jueves, 14 de abril de 2011
Un capítulo de la historia de la literatura
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Recordé de inmediato la insistencia de los poetas áureos romanos en que el gusto del laurel es amargo.
Recordé también que ni a Proust, ni a Joyce ni a Kafka ni a Celan ni a Rulfo les dieron el así llamado "máximo galardón de las letras universales".
Recordé que Ramón, acaso el mayor talento literario del siglo pasado en España, en cincuenta y nueve años de escritura diaria e ininterrumpida, no recibió ni un solo premio (el exilio no cuenta como tal).
Que Milosz contó alguna vez que el día en que cumplió sesenta años no recibió ni una felicitación. Su compatriota y poeta máximo, Zbigniev Herbert, pasó una noche entera deambulando solo con su mujer y una maleta vieja por las calles de Madrid. Nadie fue a recibirles a la estación y como no conocían a nadie acabaron en un hospital con una inmensa tiritona.
Que Miguel Torga se autoeditó todos sus libros (a nadie parecía interesarle). También lo hizo Nicolas Bouvier con L´usage du monde.
Que Lampedusa, tras varios rechazos editoriales, murió creyendo que su novela permanecería inédita.
Que Joseph Roth murió solo, alcoholizado y sin un real (llevaba años viviendo de la caridad de sus amigos).
Que Katherine Mansfield murió sola, abducida por una secta.
Que Oscar Wilde murió solo, abandonado por todos los que le habían jaleado (su hijo llegó a renegar hasta de su nombre)
Que Robert Walser murió tirado en la nieve, dado por loco, olvidado por la sociedad literaria, la misma de la que Rimbaud abominó fieramente.
Que la Nemiroswski murió sola, traicionada por todos, asesinada, y que los últimos años malvivía escribiendo con pseudónimo noveluchas para revistas de señoritas.
Que Emmanuel Bove murió sólo, abandonado y desnutrido, de una extraña enfermedad parecida a la anorexia.
Que Max Jacob murió sólo, traicionado por sus "amigos" (Picasso) que no movieron un dedo para sacarlo del campo de Drancy.
Que Mandelstam murió de frío, la Ajmátova de pena, Lorca fusilado y el viejo Unamuno de puro miedo y de asco.
Y eso dejando aparte la larga lista de los suicidas ilustres.
Recordé que el mayor teólogo de Francia del siglo XX, gran santo y gran escritor, mi patrón, murió en un prostíbulo (y que nadie, por un absurdo pudor, quiso hablar de ello)
Kafka no tuvo en toda su vida más de dos mil lectores. ¿Cuántos tuvo Brodsky antes del Nobel? ¿Y Simone Weil? ¿Y María Zambrano?
Nadie que no esté muy metido, pero que muy metido, en la lectura de lo esencial, conoce siquiera nombres capitales de la creación y el pensamiento como el de Cristina Campo, Edmond Jabès o Tomas Tranströmer. Casi nadie sabe tampoco quien es Auberbach ni Spitzer. Lo mejor de la obra de C.S. Lewis permanece totalmente inatendido.
Que apenas se lee a Cernuda ni a Bergamín ni a Prados ni a Altolaguirre (como mucho se les "estudia" en unas universidades en las que se identifica leer con "contar palabras").
Lo malo de este capítulo es que es interminable…
Yo me pregunto si tuvieron algo en común todos ellos, y tengo bastante claro que sí: escribieron lo que sus semejantes no querían oír (fueron especialmente molestos para los poderosos), y nunca, nunca, hicieron fácil lo difícil.
No recomiendo a nadie ese camino. Ya se ve adónde conduce.
miércoles, 13 de abril de 2011
Creer o no creer
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No es necesaria la fe en Dios, basta la fe en las cosas creadas, que permite moverse entre los objetos persuadido de su existencia, convencido de la irrefutable realidad de la silla, del paraguas, del cigarrillo, de la amistad. Quien duda de sí mismo está perdido, al igual que quien, temiendo no conseguir hacer el amor, no lo consigue. Se es feliz junto a las personas que nos hacen sentir la indudable presencia del mundo, así como un cuerpo amado proporciona la certidumbre de esos hombros, de ese seno, de esa curva de las caderas y de su onda que sostiene como un mar. Y quien no tiene fe, enseña Singer, puede comportarse como si creyera; la fe vendrá después.
Claudio Magris, Danubio.
martes, 12 de abril de 2011
Morandi
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1. Siempre sentí una fascinación especial por el tema de la realidad. ¿Por qué hay tanta gente descontenta con lo que puede ver y sentir? ¿Por qué buscan sorpresas detrás de los acontecimientos? ¿Por qué creen que, tomadas en conjunto, estas sorpresas forman todo un mundo? Y, lo que resulta más extraño, ¿por qué dan por sentado que este mundo oculto es más sólido, más digno de confianza, más "real", que el mundo del que parten? La búsqueda de sorpresas es natural; después de todo, con frecuencia, una cosa parece ser de una forma y luego resulta ser de otra. Pero, ¿por qué se asume que todos los fenómenos engañan y que (como decía Demócrito) "la verdad yace oculta en un abismo"?*
*Paul Feyerabend, Killing time.
**Giorgio Morandi. El cuadro se titula Still Life, 1951, Kunstsammlung Nordrhein-Westfalen, Düsseldorf
lunes, 11 de abril de 2011
El futuro del amor
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Para Eydilion, por sus comentarios
El amor trasciende siempre, es el agente de toda trascendencia en el hombre. Y así, abre el futuro: no el porvenir que es el mañana que se presume cierto, repetición de variaciones del hoy y réplica del ayer; el futuro, la eternidad, esa apertura sin límite a otro tiempo, a esa otra vida que se nos aparece como la vida de verdad (…) El amor es el agente de destrucción más poderoso, porque al descubrir la inadecuación y a veces la inanidad de su objeto, deja libre un vacío, una nada aterradora al principio de ser percibida. Es el abismo en que se hunde no sólo lo amado, sino la propia vida, la realidad misma del que ama. Es el amor el que descubre la inanidad de las cosas, el que descubre el no-ser y aun la nada. El Dios creador creo el mundo por amor, de la nada. Y todo el que lleva en sí una brizna de este amor descubre algún día el vacío de las cosas y en ellas, porque toda cosa y toda cosa que conocemos aspira a más de lo que realmente es. Y el que ama se fija en esta aspiración, en esta realidad no lograda, en esta entelequia aún no sida y al amarla la arrastra desde el no-ser a un género de realidad que parece total un instante, y que luego se oculta y aún se desvanece. Y así, el amor hace transitar, ir y venir entre las zonas antagónicas de la realidad, se adentra en ella y descubre su no-ser, sus infiernos. Descubre el ser y el no-ser, porque aspira a ir más allá del ser; de todo proyecto. Y deshace toda consistencia.
María Zambrano, en "El amor en la vida humana".
sábado, 9 de abril de 2011
Nicolas Bouvier
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jueves, 7 de abril de 2011
Estragos del calor
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miércoles, 6 de abril de 2011
La casa y los libros
martes, 5 de abril de 2011
Notas para un diario 202 (Autorretrato en superficie)
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But your eyes proclaim
That everything is surface. The surface is what´s there
and nothing can exist except what´s there… (79-81)
…
And just as there are no words for the surface, that is,
No words to say what it really is, that it is not
Superficial but a visible core,/then there is
No way out of the problema of pathos vs. experience. (92-95)
P.S. Quinta y última parte de un ensayo sobre Autorretrato en espejo convexo de John Ashbery que aparecerá próximamente en revisones 05. El cuadro es de Caravaggio (c. 1598)
lunes, 4 de abril de 2011
Notas para un diario 201
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Marie-Louise Kaschnitz, Lugares, p. 143.
sábado, 2 de abril de 2011
Notas para un diario 200 (El triunfo de la vida)
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"Let the wind blow against the perfect flowers" (Ernst Dowson, The Garden of Shadow), o algo así era lo que me salía implorar ayer cuando el termómetro marcó en Pamplona los 28 º. Me siento viejo. Soy sólo un comentarista y prueba de ello es que después de tres semanas encerrado escribiendo estoy desecado. Recordé cómo no a mi Manolo Altolaguirre y su deslumbrante "quisiera curarme la vejez como se curan del invierno los árboles, lo mismo que el arrugado ceño de los montes recobra su verdor en primavera" (Rubor). No estoy hecho para el calor, y menos si aparece prematuramente. Nada aparta de mí la religión como el calor; también me aleja de la sensualidad, soy así de raro. Ayer fue el día en que se perdió la primavera. Por eso pensaba una vez más que lo más necesario de todo es la paciencia. Pathos contra experiencia. En su magnífico ensayo sobre Kafka en El canon occidental, pedazo de libro, Harold Bloom escribe que toda la obra de Kafka apunta en una dirección: hacer del Dios de los judíos una persona más paciente. Siempre me ha impresionado que alguien quiera o exija algo de Dios, cosa que no resulta absurda en la tradición judeocristiana. Encararse con Dios puede ser una forma muy humana de tratarle. A Dios le gusta lo humano. Y jugar con los hombres y reírse con ellos. Saray se río de Él cuando les anunció que se iba a quedar encinta a los noventa años (Jan Provost lo insinúa en su bella tabla de 1520, puedes picar en la foto para verlo). "Una vieja como yo. Si no tengo ni la regla". Si se río fue en parte por miedo; bien sabía como se las gastaba Dios con los que ama. En uno de los pasajes más bellos de toda la literatura occidental, el canto octavo de los Proverbios (Mislé) de Salomón, se narra el matrimonio de Dios con la sabiduría (por cierto, después de tres capítulos enteros, 5º, 6º y 7º dedicados al adulterio). ¡Qué cosas se dicen en esos versos! Ahí sí que se habla de "lo irreductible", el concepto sobre el que, para el Bloom del Canon, no el otro, gira todo Kafka. "Yahveh me poseyó al principio de sus andanzas, con anterioridad a sus obras, allí estaba yo… y cuando actuó también estaba yo… junto a El como artífice permanecía yo, y cada día hacía sus delicias, jugando ante El todo el rato, jugueteando con su globo terrestre (el De ludo globi del Cusano que pronto editaré en mi modesta colección de libros), y divirtiéndome con los hijos de los hombres… Feliz el hombre que me escucha, velando a mis puertas cada día (como el campesino ante la puerta de la ley), guardando las jambas de mis entradas. Quien continúa así, ha hallado la vida…" Recuerdo con melancolía que siendo adolescente, casi niño aún, yo también quería saber (tenía amor a la verdad). Mucho después vino, con la náusea del conocimiento, el sentido de la enfermedad. No como medio de conocimiento, como dijo Mann en su conferencia-ensayo sobre Freud en el que habla de todo esto, sino como triunfo de la vida (Shelley). Creo que por eso canta Leonard Cohen, en I´m your man, aquello de que Poetry is just the evidence of life. If your life is burning well, poetry is just the ash.
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