Un seul sourire disputait
Chaque étoile à la nuit montante
Un seul sourire pour nous deux.
Et l'azur en tes yeux ravis
Contre la masse de la nuit
Trouvant sa flamme dans mes yeux.
J'ai vu par besoin de savoir
La haute nuit créer le jour
Sans que nous changions d'apparence
Chaque étoile à la nuit montante
Un seul sourire pour nous deux.
Et l'azur en tes yeux ravis
Contre la masse de la nuit
Trouvant sa flamme dans mes yeux.
J'ai vu par besoin de savoir
La haute nuit créer le jour
Sans que nous changions d'apparence
Una sola sonrisa disputaba
Cada estrella a la noche cercana
Una sola sonrisa para nosotros dos.
Y el azur de tus ojos encantados
Contra la masa de la noche
Encuentra su llama en mis ojos.
He visto por necesidad de saber
La alta noche crear el día
Sin que nosotros cambiemos de apariencia
(La foto es de Manel Armengol, se titula En Fornells, y pertenece al ciclo Cielos)
7 comentarios:
¡Me gusta! :-) Un abrazo.
me alegro! a mí también; si me quieres ayudar a mejorar la traducción, you´re welcome!
Hoy me invade una alegre obsesión por mirar... para ver la luz del fuego; por escuchar... para oír el chasquido de las llamas... y dejarme acoger por su ardiente calor y sobre todo, por su luz.
Hoy ansío que lo auténtico se filtre (como por ósmosis) a través de la membrana estrellada que me separa del oscuro abismo de la noche... sin que eso transforme mi apariencia.
a mí, Eidylion, lo que me emociona de este poema, algo que has (¿te puedo tutear?) interiorizado es el modo en el que lo cósmico y lo psicológico se entrelazan con toda naturalidad y accuaracy (perdón por la palabreja inglesa, pero creo que es la correcta)
no le conozco, no te conozco, apenas por unos comentarios generosos de lectora de este blog, pero te imagino así: con una sensibilidad cósmica, ¿acierto?
Sí, por favor, debes tutearme, gracias por hacerlo. Sobre mi sensibilidad... es algo que tenemos en común muchos lectores de tu blog, tú, yo y otros tantos que han de descubrirte. ¿No crees?
¿Quien no se asombra ante un cielo estrellado, ante una puesta de sol, ante la singularidad de cada una de las flores del campo, ante un bello paisaje de la Toscana italiana? No es sólo asombro, es estremecimiento, desconcierto... A veces miedo incluso. ¿Es eso la sensibilidad cósmica?
Gozo y miedo, amor y muerte... principio y fin de todo.
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