La verdad es que últimamente he podido leer bastante, animado sin duda por los libros concretos que la vida me ha ido poniendo delante, en estas dos últimas semanas. Había pensado escribir de alguno más extensamente (y quizás lo haga en los próximos días), pero se me van acumulando y me voy a limitar a presentarlos, a mi modo, por si acaso a alguien le pudieran interesar.
1. El primer libro del que quiero hablar se titula Diálogo en el vacío y otros escritos (La Balsa de la Medusa, 2010), del escritor y crítico israelí Matti Megged. La primera persona que me habló de Megged fue, hace años, mi amiga Pepa Balsach. Megged había dado unas lecciones en la Cátedra de Arte Contemporáneo que ella dirige en Gerona, y Pepa me regaló un poemario del autor, que por entonces habían editado. Recordaba un poema sobre un pájaro azul, pero, ahora, al ir a releerlo, me he encontrado con que el pájaro era blanco: Entonces todo se convirtió en silencio,/el cielo azul conteniendo su aliento/un pájaro blanco/(¿cómo se ha desviado hasta aquí?)/se detiene un minuto/para aderezar su plumaje/que cae sobre mí… Muy bello. Da igual de qué color sea el pájaro, el poema me impresionó por su silencio, por el modo en el que se sitúa al borde del abismo. Como el trabajo crítico de Megged en el libro que acabo de leer. Contiene tres ensayos: el primero sobre Samuel Beckett (al que Megged tradujo al hebreo durante años) y Giacometti (Diálogo en el vacío), el segundo sobre Cézanne y Kafka (La montaña y el castillo), y el tercero titulado Vedere e pensare (sic). Iré hablando de ellos, pero me sorprendió que en un punto juntara al genio de Aix con el de Praga. Pensé que eran dos personas muy familiares para mí: Paula se ha ocupado durante años de uno, y yo de otro. En el ensayo de Megged he encontrado la ilusión y la ternura con la que ella y yo hemos dialogado sobre nuestras respectivas pasiones, a lo largo de veinte años. Es una suerte reencontrar a Paula en las páginas de un libro; pienso que nunca he buscado nada distinto en realidad.
2 y 3. Arte comparado. A eso es a lo que parece que me dedico, y quizás escriba sobre ese ámbito (exactamente sobre el que se despliega el pensamiento y la sensibilidad de Matti Megged en su espléndido libro) un ensayo largo, explicando cómo lo veo yo. Es la materia del trabajo del Grupo de investigación que echó a andar el pasado viernes. Nos reunimos una veintena larga de profesores, amigos, alumnos, y veremos a ver qué pasa con todo eso. Depende de la pasión (y de la disciplina) que sepamos poner en ese empeño. Arte comparado es lo que hace otra gran escritora, Rosa Rossi, a la que admiro, y que acaba de reeditar su libro sobre Juan de la Cruz: Silencio y creatividad (Trotta, 2010). Junto al libro de Pepa Balsach sobre Miró, fue el que me dio la fuerza y el esquema para escribir sobre Kafka, como lo hice. Toda mi vida recordaré el comienzo del libro, increíblemente sencillo y a la vez majestuoso: En el testimonio de un cofrade suyo, el hecho de que Juan de la Cruz tuviera la costumbre, incluso cuando iba de visita a casa de "señores" de Segovia, de sentarse en el suelo, se interpreta como sigue: "Le decía la dicha señora que se sentase (en una buena silla), y no se sentase en el suelo; y el santo no quería, sino que siempre buscaba lo más humilde para sentarse". He aquí un caso de reductio ad unum, de limado de la "diferencia": la reducción de un modelo fijado de antemano –el modelo de la humildad –de un comportamiento de Juan… Me impresionó ese comienzo, y las deducciones que la autora va sacando de la vida, y de los escritos, del santo/poeta. Lo más asombroso de todo son las asociaciones que hace, con otros escritores y artistas, con temas de la ascética y la mística, con la filosofía moderna (especialmente con el nihilismo, el existencialismo y el psicoanálisis). Un libro magistral, por fin de nuevo al alcance la mano (llevaba casi quince años agotado). Aprovechando la relectura de este libro, tuve a mano la edición de las Poesías del santo de Paola Elía en Castalia (para mí la mejor que puede encontrarse). Me fijé esta vez en las poesías sobre los textos bíblicos, en concreto en la 10ª: Otra del mismo que va Super Flumina Babilonis (como ya sabéis, el psalmo 137 es un texto que me obsesiona): Encima de las corrientes/que en Babilonia hallaba,/allí me senté llorando,/allí la tierra regaba,/acordándome de ti,/o Sion, a quien amaba./Era dulce tu memoria,/y con ella más lloraba./Dejé los trages de fiesta,/los de trabajo tomaba,/y colgué los verdes sauces/la música que llenaba,/poniéndola en esperanza/de aquello que en ti esperaba./Allí me hirió el amor,/y el corazón me sacaba… ¿No se oyen, en esta canción, compuesta en el cautiverio de Toledo, los ecos de una nostalgia judaizante? Os recomiendo que lo leáis entero, y luego opinéis. Yo sí los oigo.
4. La Universidad Diego Portales (de Chile, vaya para los muchos y buenos amigos que tengo allí mi más cariñoso saludo) ha reeditado la 3ª edición ampliada del libro de Kevin Power, Una poética activa. Poesía estadounidense del siglo XX (2009). Otro ejercicio de arte comparado: no hay otra forma de acercarse a los Ashbery, Robert Duncan, Frank O´Hara, Robert Creely, si no es poniéndolos en paralelo a los pintores, especialmente a los expresionistas abstractos. Tuve la oportunidad de escuchar a Kevin en un seminario del Grupo de investigación. Vino de la mano de Gabriel Insausti. Me quedé asombrado: hablaba como un sabio y como un testigo de una generación dorada e ignorada al mismo tiempo. Pero es una pléyade, de poetas y pintores, sin la que es imposible entender una parte de lo mejor que ha ocurrido en los últimos cincuenta años en el mundo del arte occidental. Este libro viene a llenar, con una increíble generosidad intelectual, esa laguna.
5. Y hablando de Gabi Insausti, el otro día me trajo su nueva traducción de la Biographia Literaria de Coleridge que ha publicado en Pretextos. Otro texto fundamental (emparentado muy de cerca con los Ensayos de Montaigne). Yo empezaría por la larga introducción de Gabi. Tuve la suerte de corregirla en pruebas (tenemos la sana costumbre de pasarnos los textos el uno al otro, y que dure: es la suerte de trabajar en una universidad con gente como Gabriel), y es una maravilla. De erudición, de tono, de acierto intelectual. Ahora la he releído, y me ha abierto al mundo complejísimo de Coleridge con una eficacia que no supe ver en mi primera lectura.
6. Gabriel pertenece al Grupo de investigación, como también pertenece a él mi amiga María Pertile, que vino expresamente desde Italia para la sesión inaugural. Me trajo la última joya que ha publicado, las cartas de Cristina Campo a María Zambrano, Se tu fosse qui (Archinto, 2009). Las leí de un tirón, la noche del jueves al viernes. De ese modo pudimos comentarlas en persona, la noche del viernes al sábado, mediosobriosmedioborrachos. Me admira el conocimiento, la empatía, que tiene María con Cristina Campo. A esa pasión intelectual es justamente a la que me refería antes, al señalar lo que es preciso para avanzar en el estudio y la interpretación de los textos y de las obras de arte.
7. Por último, no quiero dejar de señalar que ha salido en Siruela la reedición (la 3ª también) de un libro mágico: El desvío a Santiago de Noteboom. Una edición especial y limitada, con fotos en color, que se suman a las ilustraciones y fotos en blanco y negro de las dos ediciones anteriores. A mí me gusta esta superposición. Convierte al volumen en un palimpsesto del texto inicial. Me maravilla el amor y el conocimiento de España que tienen otros. Para mí lo quisiera. Me recuerda que el otro día en clase propuse a los alumnos que se aprendieran de memoria la Noche oscura. Les dejaría recitarlo en alto delante de los demás. Les subiría la nota final. De los cien alumnos, de los dos grupos, sólo se lo aprendieron tres. Entre los tres, una finlandesa.
4 comentarios:
Vaya entrada tan didáctica.
Las fotos animan a seguirte.
Me ha encantado las referencias a Paula, y a la existencia de un libro que indentifique a Cezanne- Kafka o viceversa, que te recuerda las pasiones independeientes que compartís.
En fin, ¿es largo la Noche Oscura?
No, que va, sólo 8 estrofas de 5 versos, 40 en total
Buen articulo hoy en el cultura/s
gracias amigo por sus palabras!
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