jueves, 11 de septiembre de 2008

Notas para un diario 56

No te lo vas a creer, pero después de hablar contigo me quedé muy pensativo. Me contaste cosas duras. Muy duras. De tus viajes, de tu entrega extrema a los demás, de tus miedos, de tu soledad, de la cantidad de culpa que te echas encima. Me cuesta darme cuenta de que las personas que quiero sufren. Y de tus premoniciones, ¡tan joven como eres! Sabes, he pensado poner aquí lo que me contaste del avión (todavía tiemblo), pero me da hasta miedo escribirlo. Está todo tan reciente que no me atrevo a hacerlo.
Me gustaría también contar lo que hablamos del matrimonio y el sexo, pero no lo veo conveniente. Mira por donde, ahora me ha entrado el pudor…
No me olvido del elogio que hicistede mi escritura (fue sólo una frase pero créeme que me importa mucho más, y me llega más adentro, que la opinión de cien críticos).
Otra cosa que me dejó hecho polvo fue darme cuenta de la poca salud que tenemos. Me hubiera gustado soplar sobre tu rostro y devolvértela de golpe. Luego pensé en como se puede medir la salud. Y sobre todo me he preguntado sin cesar desde entonces: ¿Cuándo se está sano de cuerpo y/o de mente? ¿para qué sirve la salud?
Por una de esas coincidencias que tanto te gustan, y que me dejan boquiabierto, me encontré por la noche, cuando leía en la cama, delante del último pasaje del Diario de Katherine Mansfield, con la misma pregunta, exactamente la misma pregunta que me llevo haciendo desde que hablé contigo. Ella murió a los pocos días de escribir esto que voy a copiar para ti, pero creo que te gustará leerlo:
"Por salud entiendo poder llevar una vida plena, adulta, viviendo, respirando vida, en contacto estrecho con lo que amo: la tierra y sus maravillas, el mar, el sol. Todo aquello a lo que nos referimos al hablar del mundo externo. Deseo penetrar en él, ser parte de él, vivir en él, aprender de él, perder todo lo superficial y adquirido y convertirme en un ser humano consciente y directo. Deseo al comprenderme a mí misma, comprender a los demás. Quisiera llegar a ser todo lo que soy capaz de llegar a ser para conseguir ser (y aquí he parado y esperado y esperado, pero no sirve de nada; solo hay una frase posible) una criatura del sol. Suena falso añadir una sola palabra sobre la ayuda a los demás, sobre transportar una luz y demás. Es mejor dejarlo así. Una criatura del sol.
Además quiero trabajar. ¿En qué? Deseo intensamente vivir para poder trabajar con las manos, con mis sentimientos y mi cerebro. Deseo una casa con jardín, una casa pequeña, hierba, animales, libros, cuadros, música. Deseo ponerme a escribir a partir de esto, dando expresión a todo ello. (Aunque escriba sobre taxistas, eso no tiene importancia)
Pero sí deseo la vida vivida, cálida, impaciente; tener las raíces en la vida, desear saber, sentir, pensar, actuar. Eso es lo que quiero. Y nada más. Eso es lo que tengo que intentar".
Se que te va a molestar que añada esto pero si no lo hago no sería honrado: la verdad es que me veo viejo y estoy un poco de vuelta de todo esto (personalmente me conformo con que me dejen un poco en paz), pero para ti, que eres tan joven, deseo intensamente que tengas una verdadera vida.

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