De entre las galerías españolas, hay dos a las que sigo de cerca: Elvira González en Madrid y Carles Taché en Barcelona. Ambas comienzan el curso con dos exposiciones de primera categoría: Eduardo Chillida y Cornelia Parker (de la que os muestro en la foto su escultura Rocks) respectivamente. No dejaría de ver ninguna de las dos. Son lugares pequeños y agradables, y a veces se encuentra uno sólo en un espacio lleno del mejor arte contemporáneo. Dos galerías que calificaría ya de históricas, con un elenco de artistas diferente en cada caso: Jannis Kounellis, Günther Förg o Sean Scully en Taché, o Gottlieb, Donald Judd, Elena del Rivero o Julio González en la galería madrileña. Históricas porque exponen autores que forman parte ya de la historia del arte de los últimos cincuenta años (y en algún caso más) pero, sobre todo, lo digo porque los aciertos de ambos galeristas han sido históricos: han sabido bucear siempre en el proceloso mar de la creación contemporánea y seleccionar lo más interesante de entre miles (o millones) de propuestas. Carles Taché y Elvira González son dos maestros y quería, a propósito de las nuevas exposiciones, rendirles un homenaje.
2 comentarios:
Lo siento pero no puedo callarme...la galería de Elvira González huele un poco a muerto, y la de Taché, no tiene ni pies ni cabeza (como la mayoría de las tiendas, perdón, galerías de arte).
Un tema con enjúndia...
todo el arte huele un poco, con frecuencia un mucho, a muerto (nunca deja de ser la respuesta del hombre ante la muerte, cuando no una sustitución abierta de la vida): lo que ocurre es que hay muertos que están muy vivos y vivos que están muy muertos
por otra parte, no hay más que mirar la foto de la escultura de C. Parker que acompaña la entrada para darse cuenta de que en efecto no tiene ni pies ni cabeza…
sigo pensando que son dos maestros
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