viernes, 30 de julio de 2010

miércoles, 28 de julio de 2010

Au Revoir, Liberté Chérie

Hay una cosa a la que amo más que a los toros: a Cataluña, que para mí ha representado siempre lo mejor. Pero hay una que amo aún más que a Cataluña: y es la libertad. Si me hacen elegir entre ambas, no lo dudaré. Para mí hoy es un día lamentable, sobre el que podría escribir horas. Lo que se pierde, y es el meollo de la cosa (ni España ni leches), es la libertad (algo que por lo demás, y que lo sepan esos señores tristes e ignorantes, no se deja compartimentar). ¿Hay alguien ahí que haya oído lo que significa el concepto de derecho subjetivo? ¿A alguien le importa todavía respetar lo que hace el otro, aunque a uno no le guste? Creta, Atenas, Cartago, Roma, Jerusalen. Un acto de despotismo como el de hoy es ilegítimo y bárbaro. Ampútese Usted un brazo, no le jode. ¿Y quién lo dice? ¿Quién se atrevería a ir contra el consenso? Yo me atrevo, porque me lo dice la historia, la difícil historia del respeto al otro que nace a ambas orillas del Mediterráneo. Claro que hay otras pretendidas legitimidades. La de los vegetarianos, la de los animalistas, pero ninguna podrá nunca imponerse contra la gran tradición humanista (la cosa es muy sencilla: lo que importa es el hombre, el hombre que come, el hombre que caza, el hombre que torea a la muerte). Y, con corsi e ricorsi, ésta se acaba imponiendo siempre. La forza de la ragione!

martes, 27 de julio de 2010

One artist, two artists






What happens is a continual surrender of himself as he is at the moment to something which is more valuable. The progress of an artist is a continual self-sacrifice, a continual extinction of personality.
T.S. Eliot

lunes, 26 de julio de 2010

Tolstói

Para el gran Alberto Cavallari.

domingo, 25 de julio de 2010

Verano 2010

Para mí, último domingo antes de las vacaciones de verano. Leo en El País tres artículos interesantes: César Antonio Molina sobre el arte de caminar, a propósito del Jacobeo (y abre España), Vila-Matas, y Vargas Llosa sobre el último capítulo del esperpento hispano-cubano. Impecable en materia política, como casi siempre. Desde mi punto de vista, nos queda un periódico nacional (serio), dos si contamos La Vanguardia. Cada uno tiene un aspecto irritante (el sectarismo, en el primero; el localismo, en el segundo), pero soy de la opinión de que les debemos mucho, y más hoy día, cuando todo parece que se desmorona, especialmente en el ámbito cultural. Quedan periodistas, aquí y allá, algunos excelentes, pero no quedan periódicos, y así nos luce el pelo. Como no hay sombra sin luz que la produzca, la insustancialidad de los diarios españoles permite prescindir de su lectura para concentrarse en los libros. Yo me llevo varios para estas próximas semanas: la correspondencia entre Claudel y Rivière, la de Gala-Paul Éluard, y la que escribió la Dinesen a su hermano Thomas desde África (me interesan especialmente las que redactó, a partir de 1918, desde el momento en el que conoció a Finch-Hatton). También me llevo varias obras de y sobre Daniel-Henry Kahnweiler. Y el volumen con las nouvelles de Thomas Mann que ha editado Edhasa, y que considero una auténtica joya. Debería releer Finitud y culpabilidad, de Paul Ricoeur, del que tengo que hablar en Niza en el otoño; creo que lo dejaré para la vuelta. Necesito descansar, como todos. Necesito la escritura. Necesito al Cristo y no a nada que se le parezca. (C.S. Lewis, A grief observed). También leeré con los ojos y el corazón bien abiertos la nueva traducción de los Cuentos de Ise que ha publicado recién Editorial Trotta. Me fascina la relación entre los cuentos y los poemas (algunos de los versos de amor más bellos jamás escritos). Os copio uno elegido al azar: Una vez, un hombre envió estos versos a una dama que le reprochaba que le había olvidado: ¿Por qué dudar/de un amor que prospera/como la hiedra/que desde el valle umbrío/asciende hasta la cumbre?

sábado, 24 de julio de 2010

El toro

Esto es, en palabras del maestro Bergamín, entonadas por Enrique Morente, lo que yo pienso del toro.

jueves, 22 de julio de 2010

miércoles, 21 de julio de 2010

René Char




Magicien de l´insecurité, le poète n´a que des satisfactions adoptives. Cendre toujours inachevée.
(Mago de la inseguridad, las satisfacciones del poeta son adoptivas. Ceniza siempre inacabada)

Le poème est toujours marié à quelqu´un.
(El poema está siempre maridado con alguien)

Développez votre étrangeté légitime.
(Desarolla tu marginalidad legítima)

Le poéme est l´amour réalisé du désir demeuré désir.
(El poema es el amor realizado del deseo que permanece deseo)

Amer avenir, amer avenir, bal parmi les rosiers…
(Futuro amargo, futuro amargo, baile entre los rosales…)

martes, 20 de julio de 2010

lunes, 19 de julio de 2010

Notas para un diario 167 (La biblioteca)


Dedico estos días a ordenar mi biblioteca. ¿Me iré a morir pronto? Quién sabe… Al comienzo lo hacía con verdadero sufrimiento. Cada libro ha significado mucho, y tengo que desprenderme de la mayoría. Es la única manera de avanzar en mi vida. A pesar de que ahora sé lo que no me interesa, el primer día casi caigo enfermo. Me paralicé. No sabía por dónde seguir, qué criterio adoptar. Todos los caminos se cerraban ante mí. De pronto me di cuenta de que me estaba equivocando de raíz. Iba, estante por estante, decidiendo de que libros debía prescindir. En un momento concreto, el dolor se me hizo insoportable. Pero, por fin, cuando peor lo estaba pasando, me di cuenta de que lo que tenía que hacer era concentrarme, en cambio, en aquello con lo me quería quedar. Partir de ahí. No ha sido el principio de la sustracción, no, sino el de la suma, lo que me ha permitido continuar con esta ascesis, convertirla en un verdadero placer, en un horizonte ancho y abierto.

viernes, 16 de julio de 2010

I Shall Be Released (Dylan/The Band)

Combray (166)

A mi amiga María Pertile, en la pérdida, en la ausencia presente.

Combray, entonces, ¿es una o muchas cosas a la vez? Por cierto, ya he comentado antes aquí que me encanta la palabra cosa, y más ahora que he aprendido que cosa tiene una relación etimológica directa con el término causa (en francés, la derivación es casi inmediata): tener una cosa es tener una causa, y nunca podría estar mejor aplicado que a la frase inicial de esta entrada. Combray, ¿tiene una o muchas causas? Proust describe la sensación famosa justo como un plaisir délicieux qui m´avait envahi, isolé, sans la notion de cause. Curioso desapego. El placer, la sensación de placer, ¿puede o no aislarse en su instantaneidad, en su puntualidad? ¿Tiene, por decirlo así, una vida propia o depende de otras cosas/causas, cosas que la preceden, acompañan y prolongan? Vaya por delante que lo más antitético que existe con mi personalidad, y mira que me han insistido en esto a lo largo de mi vida, es ese modo de estar en la vida que pretende no dejarse llevar lejos ni en las alegrías ni en las penas. Ni muy feliz en las alegrías, ni muy triste en las penas. Moderación, siempre moderación. ¡Qué horror! Perdóname un momento, majetón, antes de que sigas. Vamos a ver: creo que estás confundiendo, desde el principio de este cacao, dos nociones, la de la felicidad con la del placer, lo que equivale a mezclar la tristeza y el dolor. Creo que deberían distinguirse esos cuatro estados del alma, ¿tú no? Sí, y no. Digamos que son realidades que se entrelazan. En realidad, más que la dimensión psicológica de la cuestión, a mí lo que me interesa ahora es el plano estético, la plásticidad impura. Algo que tiene que ver con la vivencia del tiempo. Y con las transformaciones. Pongamos el ejemplo de una foto, como esta, maravillosa, de Jean Moral. Es una, pero contiene muchas, sugeridas por las imbricaciones de los rostros. En su fijeza, las formas se mueven y se transforman. Cubismo puro, claro. Un rostro son muchos rostros, una relación son muchas relaciones. Aisladas, estáticas, no significan nada. Todo es mezcla, intercambio, coupage, proyección. Combray es la felicidad de la infancia, recordada desde una madurez que anhela la eternidad. Como el amor entre un hombre y una mujer. Como Jano. Como una cena es inolvidable porque para gozar de ella hay que recuperar la felicidad del pasado, vivirla intensamente en el presente y lanzarla hacia el recuerdo próximo o lejano. Pasado, presente y futuro en un buen plato, en un verso o en una foto. Cada cosa contiene todo lo que ha sido, y se abre a lo que está porvenir. Cielo e infierno son las palabras integradoras por excelencia. Ianua Caeli, Ianua Inferni. (Jano del Cielo, Puerta del Cielo). Ahí está todo para siempre, pero orientado en un caso hacia el amor, en el otro hacia el odio. Pura mezcla, con unos sentidos opuestos e irreconcilables. Purgar es aprender a integrar, a alegrarse con todo, a salir de la depresión. Escribir también lo es, o debería serlo. Por eso, ayer, cuando leí el cuento El té de Proust de Norman Manea (recién editado en Tusquets, con el conjunto de sus historias breves), volví a pensar en todo esto. ¿Un anti-Proust? Quizás lo pretenda, pero no hace más que darle la razón. Unas presas, víctimas del horror totalitario, toman una bebida caliente. ¿El té de Proust? La respuesta está en la descripción de algo que mojaban en ese agua sucia: las pastas sabían a jabón, a barro, a robín, a piel quemada, a nieve, a hojas, a lluvia, a huesos, a arena, a moho, a lana mojada de oveja, a esponjas, a ratones, a madera podrida, a pescado, tenían el sabor único del hambre, del hambre (p. 46)

miércoles, 14 de julio de 2010

Notas para un diario 165

Para mi hermana L. esta entrada in carcere et vinculis.

Pretendo aproximarme a algo que desconozco. Lo haré despacio, en círculos comme d´habitude. En este caso, no sé siquiera (y aparte de ti) de dónde partir. Esta indeterminación es, supongo, una manera como otra cualquiera de superar el dolor. El dolor, entre otras cosas, por la estela negra de la infancia, revivida estos días en toda su crudeza. N´importe quoi… Écrire n´importe quoi est peut-être le meilleur moyen d´aborder les sujets qui comptent, d´aller au plus profond par le chemin le plus court… Lo intentaré, pues: todo comenzó en una deliciosa cena sanferminera en el mejorrestaurantedelmundo. Mientras los demás comensales hablaban, reían, y todo lo demás, yo pensaba en las cosas que hacen de una cena algo inolvidable, miraba los platos aún sin servir, relucientes a fuerza de ginebra y algodón, y recordaba las palabras de Henri Michaux (Les Grandes Épreuves de l´ésprit): "Le plateau, la partie utile de la table, progressivement réduit, disparaissait…" Me veía a mí mismo como en una naturaleza muerta y me entretenía tejiendo relaciones infinitas entre el plato y el resto de los elementos de la mesa. No eran, sin más, relaciones plásticas. También contaba lo auditivo, el tintineo de las copas al brindar, las risas, las pasadas de la mano por el hilo de los manteles, ese ruido sordo que ha torturado mi infancia como la de otros fue quebrada directamente por los golpes. Y los afectos. Y la culpa. ¿Qué convierte una cena en algo inolvidable? No lo sé, pero creo, pienso, dudo, si se trata o no de un placer múltiple. Combray es, son, muchas cosas (Clément Rosset, La nuit de mai). La magdalena encierra mil rostros ocultos. Todo lo que se recuerda, más el vacío del instante, pero hacia el futuro. Ningún placer, ninguno deseo, ninguna clase de felicidad cabe en ningún lugar si no se proyecta fuera del tiempo, si no integra, si no tiene unas raíces de las que se pueda uno sentir, si no orgulloso, sí al menos no directamente culpable. En Nudités (2009), meister Agamben sentencia que la clave de toda la obra de Kafka, la esencia de K., es la autoinculpación. Y tiene razón. De la misma manera que el Derecho (el Ius), los procesos jurídicos en Roma, no tenían otro fin que el de distinguir si en una acusación había causa, res, cosa, algo a lo que agarrarse para sentenciar a favor o en contra del imputado, en los otros procesos, en los decisivos, los interiores, se trata sólo de saber si hay algo en cada uno que sea condenable y, lo que es aún peor, punible. ¿Es ese el triste papel que asignamos a la religión? ¿Se trata de una instancia que nos libera de las falsas culpabilidades, manteniendo eternamente las verdaderas? ¿No había asumido Él la infinita culpa, la pena que no cesa, abriendo el tiempo a la Gracia? ¿Es o no es todo Gracia? ¿Será, por el contrario, el papel catártico de la literatura el que, por medio de máscaras, obtiene el salvoconducto? Mira, yo ya no te sigo. ¿No estábamos hablando de placeres, de felicidad, de deseo? ¿A qué viene entonces todo ese conato de discurso acerca de las penas, las penas jurídicas o las canónicas? Justamente, se trata de eso: de si el placer puede aislarse de la pena, o no. Si el placer puede o no proyectarse eternamente, o si acabaremos todos en una urna cenicera camino de las antípodas. Como en la infancia que reflejó el inmortal Vicente Nieto en fotos como la que acompaña esta entrada que son muchas en una. Nous ne sommes que des lettres détournées, freinées, en soufrance. Peur de jouir, culpabilité d´avoir joui, terreur de passer à une jouissance infini (Philippe Sollers, Théorie des Excepcions). Continuará.

martes, 13 de julio de 2010

Baby Can I Hold You Tonight (T. Chapman/Pavarotti)

Para mí la artista musical más grande de los últimos treinta años, by far.

lunes, 12 de julio de 2010

Homeward Bound (Paul Simon & Art Garfunkel)

El beso de Casillas


No ha sido verdad, por favor, dime que en realidad no ha ocurrido: o sea que ya estamos como siempre, aquí en cuanto ganamos algo, lo perdemos sobre la misma marcha; pero quién coño se habrá creído este tío para joder mi carrera. ¿El mejor portero del mundo? ¿San Iker? ¿El gran campeón? Un idiota, eso es lo que es… No creo que se lo pueda perdonar nunca. Y no me vengas con lo mal que lo ha pasado, que si las críticas, que si ya no era el que había sido, que si estaba harto de tanto envidioso (y a mí que me parece que en el fondo le ponen esos comentarios), que si me habían maltratado hasta hartarse. Muy bien, ¿y qué? ¿Es que yo no cuento? ¡La novia de Casillas! Pues ahora sí que lo has arreglado, so tonto. Teníamos el beso de Judas, el de Doisneau, y ahora tenemos el beso de Casillas. ¡Cómo me alegro de haber pasado a la historia de la mano de un memo! Veo a las hienas riéndose y lamiéndose las pezuñas. ¿No habían dicho que yo estaba aquí por ti? ¿No han dicho que la cadena había jugado con el morbo? Pero, vamos a ver, ¿es que no te das cuenta? No sabes que con ese gesto de animal en celo les has dado la razón. Iker, ¡por toda la escuadra! Ayer, al acostarme, pensaba una tontería, y casi me da la risa: me preguntaba si Vicente hubiera cometido semejante disparate. A que no. Ese sí que es un señor. Pues no voy y le pregunto que de quien se acuerda, en un momento así, y me contesta con esa mirada perruna que de mucha gente pero que se lo guarda para él. Ese tío sí que sabe lo que es la vida. Ni campeones del mundo ni leches. Él a lo suyo. A trabajar y a respetar al de al lado, y más cuando el de al lado es el amor de tu vida. Desde el momento en el que me besaste, me pregunto, dichoso campeón del mundo, pequeño tonto, si no te hubiera bastado con besarme fuera de cámara, si no soy lo suficientemente importante para que me hubieras guardado sólo para ti.

miércoles, 7 de julio de 2010

Non, Je ne Regrette Rien (Edith Piaf)

Notas para un diario 164 (Lampedusa)



Me levanto a la hora en punto para, desde el exilio francés, ver por TVE el primer encierro. Rápido. Multitudinario. Los toros bien plantados y con unos pitones que daba miedo sólo el verlos. Sin grandes percances y, menos aún, sin muertos. Green decía que, en literatura, la cosa empieza a ponerse interesante cuando aparece el primer muerto. ¿Y en la vida? Quizás también ocurre otro tanto. El mismo Green me decía que en el acto sexual, junto a la vida, aparecía siempre, en los amantes, el instinto de muerte. Yo mismo lo he experimentado y he reconocido, en esos momentos únicos, y acaso fúnebres, que la conexión romántica amor/muerte no es algo sólo metafórico (y mucho menos algo exagerado o ridículo). Es real y palpable. En un orden paralelo de cosas, siempre he pensado que era a eso a lo que apuntaba Nietzsche con la frase sobre la muerte de Dios. Que desde entonces las cosas se han puesto interesantes. ¿No me decías tú que tanto el bien como el mal eran sagrados? Por supuesto que te entendí, y a la primera: son las cosas que nos ponen en la conexión sobrenatural. No sólo el bien. No sólo. Al fin y al cabo, no lo olvidemos, Dios ha muerto realmente. Pensaba en todo esto releyendo anoche el comienzo de El Gatopardo. Lampedusa (en la foto) tenía interiorizado el aserto greeniano y en la descripción inicial de el jardín principesco coloca estratégicamente un muerto: la cara hundida en un charco de vómito y sangre, las uñas clavadas en la tierra, cubierto de hormigas; bajo las bandoleras los intestinos habían formado otro charco violáceo… Un muerto bien muerto. Poco antes ha dicho, al hilo de la morosa descripción del vergel, reflejo de la decadencia de una civilización, que en cada terrón se palpaba un anhelo de belleza pronto vencido por la desidia. Belleza, amor, eternidad, muerte. C´est l´ordre donné à la nuit. Realidades que asocio indefectiblemente a ti.

sábado, 3 de julio de 2010

El gran Micah P. Hinson

Quiero conocer a este tipo, quiero ir contigo a verle, en peregrinación, y contar su historia; su voz… qué contrastes de dolor y de salvación, ¿lo notas, don´t you? a que sí, a que sabes perfectamente de lo que te hablo…

viernes, 2 de julio de 2010

Notas para un diario 163





Volviendo en moto de Madrid, de madrugada, al paso del paisaje más bello del mundo, el que menos tiene, el que más te da, a los pies del Monte Cauno, me respondí a mí mismo que a partir de ahora sólo me dedicaría a una cosa: a comprender la vida y a intentar escribirla. En cuanto al "nouveau-né", le velasques de yale, hablaré pronto, mañana quizás.

Atribuido a Diego Velázquez, La educación de la Virgen.