Para mí, último domingo antes de las vacaciones de verano. Leo en El País tres artículos interesantes: César Antonio Molina sobre el arte de caminar, a propósito del Jacobeo (y abre España), Vila-Matas, y Vargas Llosa sobre el último capítulo del esperpento hispano-cubano. Impecable en materia política, como casi siempre. Desde mi punto de vista, nos queda un periódico nacional (serio), dos si contamos La Vanguardia. Cada uno tiene un aspecto irritante (el sectarismo, en el primero; el localismo, en el segundo), pero soy de la opinión de que les debemos mucho, y más hoy día, cuando todo parece que se desmorona, especialmente en el ámbito cultural. Quedan periodistas, aquí y allá, algunos excelentes, pero no quedan periódicos, y así nos luce el pelo. Como no hay sombra sin luz que la produzca, la insustancialidad de los diarios españoles permite prescindir de su lectura para concentrarse en los libros. Yo me llevo varios para estas próximas semanas: la correspondencia entre Claudel y Rivière, la de Gala-Paul Éluard, y la que escribió la Dinesen a su hermano Thomas desde África (me interesan especialmente las que redactó, a partir de 1918, desde el momento en el que conoció a Finch-Hatton). También me llevo varias obras de y sobre Daniel-Henry Kahnweiler. Y el volumen con las nouvelles de Thomas Mann que ha editado Edhasa, y que considero una auténtica joya. Debería releer Finitud y culpabilidad, de Paul Ricoeur, del que tengo que hablar en Niza en el otoño; creo que lo dejaré para la vuelta. Necesito descansar, como todos. Necesito la escritura. Necesito al Cristo y no a nada que se le parezca. (C.S. Lewis, A grief observed). También leeré con los ojos y el corazón bien abiertos la nueva traducción de los Cuentos de Ise que ha publicado recién Editorial Trotta. Me fascina la relación entre los cuentos y los poemas (algunos de los versos de amor más bellos jamás escritos). Os copio uno elegido al azar: Una vez, un hombre envió estos versos a una dama que le reprochaba que le había olvidado: ¿Por qué dudar/de un amor que prospera/como la hiedra/que desde el valle umbrío/asciende hasta la cumbre?
7 comentarios:
Ahora por suerte cada persona puede hacerse su diario a la medida. La Vanguardia lo mejor que tiene es la hemeroteca ,¿ la has consultado ? es un disfrute. Yo leo bastantes diarios El País , La Vanguardia , el Mundo y el Avui , estos cuatro tienen cosas que me gustan bastante del Abc me miro el cultural. Con esto me hago mi diario particular. Diario físico me compro el País , luego el Periódico de Cataluña lo tienen los bares y lo miro pero es bastante panfleto del PSC.
Hay días que las portadas son de risa.
Hoy el leído el País desayunado en un bar que te gustaría si no lo conoces, El Velódromo .
Un par de fotos
http://graphics8.nytimes.com/images/2010/01/06/t-magazine/06blackerby-barcelona/tmagArticle.jpg
http://www.e-espai.org/gallery2/d/2104-2/L1046467AutoRetro2009.jpg
No estoy de acuerdo con usted en que los periódicos que menciona sean los únicos serios que quedan en España. Además de los generalistas, hay multitud de diarios regionales cuyos profesionales se dejan la piel unas 10,11 ó 12 horas al día para sacarlos adelante. Y, en cualquier caso (aunque coincido en que la información cultural está en horas abisales), no sólo el peso de la sección de Cultura determina la calidad de un diario.
tienes toda la razón
y qué pintaza ese bareto: en mi próxima visita a barna, no me lo perdono
si estás por allí, avisa y nos tomamos un vino
Sin duda, me refería a los nacionales. Lo modifico.
Estos días de montaña y poesía leo el Diario Montañés en donde el vodevil y la comedia de enredos están a la una. La lectura de estos periódicos tiene quizás menos relumbre que la nacional pero en ella laten más corazones tras las plumas. Una delicia. Importante esa puntualización que te hace un lector.
Gracias por la recomendación de lecturas.
Desde Esles Edith Piaf
Edith, estoy de acuerdo, pero no te lo reconoceré hasta que vuelva a escucharte ese Je ne regrette rien. ¿Septiembre?
Septiembre me parece un buen mes para volver a pisar los escenarios...
Edith
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