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That´s all folks! Esto se acaba… por ahora. Y como nos despistemos, no nos libra ni Blas de las uvas, de las campanadas y de las imágenes churriguerescas de la Puerta del Sol. El otro día escuché que no se quienes (los japoneses, creo) beben vasos de agua. ¡Qué horror! ¿Cómo no vamos a tener crisis de ansiedad y hasta de pánico? Gestionar las emociones, es la consigna. A la porra, menudo eslogan absurdo. Aquí el primero que pasa se cree Jung y nos larga un sermón sobre el ojo poco entrenado. Vaya, hasta ahora no había despotricado esta Navidad. Hasta mis hijos estaban alucinados: "Papáááá… ¿qué te pasa? Si no pareces tú, si estás a gusto hasta con los cuñados?" Ya ves, pues ahora me ha salido totalmente natural el cabreo. Será porque aún no tengo una casa como la de la foto en el fin-del-mundo, desde la que contemplar (con un jersey bien gordo y sin corbata) el fin de año contigo (ya te contaré desde donde tomé esa foto). A cambio, ahora que la casa está todavía silenciosa, y que he puesto las cinco o seis canciones de los Beatles que me bajé el otro día de itunes (al carajo con el feo ese de la Iglesia, los autoproclamados representantes de los internautas y la inexistente sociedad civil, yo soy un tío legal), puedo escribir y sentir, sea por un instante, el aroma de la madreselva y las lilas. Aprovecho este instante de felicidad impresa o virtual, lo que sea, para felicitar a todo el mundo y para desear a los lectores de este blog un año 2011 muy muy feliz. De todo corazón.