Ha muerto ayer, con poco menos de cien años, el poeta Muñoz Rojas. "En un lugar cualquiera/, en este jardín mismo. En lo eterno de un beso/, en una hora cualquiera, noche y día/El cómo, dejárselo al momento…". Borges decía que un escritor acomete en vida dos obras: la escrita y su imagen propia, la persona que aparece ante los demás, pero que ambas están estrechamente vinculadas. Empezaré por ésta última: Muñoz Rojas pertenecía a la inexistente/necesaria tercera España (Un puente entre las dos Españas, titula hoy El País la cobertura de la noticia de su muerte), la que no es cainita, la de la conocordia, la cultura y la gran tradición espiritual y cívica. Hombre entre el 27/36, católico, ilustrado, promotor de la cultura al frente de la Sociedad de Estudios y Publicaciones del antiguo Banco Urquijo de Don José Lladó (fueron los que editaron y sostuvieron a Xavier Zubiri), dejó al mismo tiempo una obra amplia, clara y plena de sutilezas. Traductor de Eliot (al que conoció personalmente) y de Hopkins (al que personalmente veneraba), afanado con el presente, con el ánimo humano y con la estabilidad divina, nada mejor que un poema suyo, cualquiera, para devolvérnoslo todo entero:
Hay palabras que se unen y crean.
Su unión siempre es fecunda. Quien las tenga
de huéspedes en el alma será salvo.
Decirlas es perderlas. Viven dentro.
Sus nombres son Silencio y Soledad.
Y su fruto la paz. A veces nuestra.
13 comentarios:
Bonita elección. Descanse en paz. Se nos siguen yendo los poetas...
esto es como las olas del mar, unos vienen y otros van, y tú entre ellos
Es un poema para aprendérselo de memoria. Es bonito, y encima 'lo entiendo' lo cual no siempre me pasa.
Esa mezcla casi siempre me da también ese fruto. Creo que a veces por eso trasnocho un poquito.
Gracias por tu comentario.
Qué poema filosófico maravilloso. Me gusta para llevarlo encima, conmigo, puesto. Gracias a Muñoz Rojas que buscó la concordia con palabras hospitalarias y gracias a ti por recordarle.
Y a ti, por tu hospitalidad de estos días; siento decírtelo, pero creo que ha sido, lo de esta tarde, una hora azul, y algo histórico realmente
Que yo me he perdido tontamente. Me alegro por quienes lo presenciaran. Qué tal estuvo Morey? A mí él me encantó hablando de Foucault hace poco, y su prólogo en este libro es maravilloso
Te contaré.
Mira, mi contribución a la salvación de una palabra (acercanza), aquí:
http://nalocos.blogspot.com/2009/10/pro-acercanza-19.html
Un bonito homenaje. ¿Será cierto aquel título de Juan Gustavo Coba Borda? "Todos los poetas son santos y van al cielo". Un abrazo
si tú puedes, lo discutiremos el día 19
Isabel, preciosa la entrada: gracias! Sobre la palabra, enhorabuena por tu enorme sensibilidad hacia las palabras también, más que una recuperación casi casi es una recreación, y que atinado el modo en el que haces uso de ella
Gracias! Por leerla y por el comentario
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