domingo, 11 de enero de 2009

Siri Hustvedt

Para Ana.

No es la primera vez que Siri Hustdvedt aparece en este blog, ni será la última. Leo en El País que sale ahora su cuarta novela, Las penas de un americano. En el otoño de 2007, Bartleby Editores publicó, en edición bilingüe, su único libro de poesía accesible en español (un libro compuesto de varias secciones o pequeños libros inside). Se titula Leer para ti y es una maravilla. Por entonces, yo escribí estas breves notas:
En el cuento, la princesa llora sobre el cuerpo del príncipe ciego. Caen dos lágrimas dentro de sus ojos y él puede ver. El rescate. Las lágrimas. Cuéntalo otra vez. El pelo cae de la torre. Dejo descansar el libro sobre tu pecho, en la cama. Siempre te leeré. Te lo prometo.
El inicio de este poema en prosa de Leer para ti nos devuelve de un modo eficacísimo la atmósfera del mundo perdido de la infancia de Siri Hustvedt: el espacio doméstico de la emigración noruega en el corazón de la Norteamérica más profunda. La saga fantástica transmitida por los mayores a los niños, el amor que devuelve la vista al príncipe ciego, la necesidad infantil de aquietar el alma escuchando mil veces el mismo relato. Pero, obsérvese despacio. Al mismo tiempo, junto a los trazos mayores de la historia, aparece el verdadero poeta que alude hasta cuatro veces a un movimiento descendente: de las lágrimas, del pelo que cae sobre la torre, del libro que reposa suavemente sobre el pecho. “Leeré para ti” es tanto como decir: te enseñaré a mirar y a medir el mundo, te enseñaré a escudriñar tu propio corazón, te seré fiel, permaneceré a tu lado, tengo una herencia que entregarte.
En ese movimiento entrañable – la lección trasmitida en la tibieza del dormitorio infantil– se cifra una parte esencial de la poética de una de las escritoras más descollantes del panorama literario actual.
Formada a conciencia en las mejores universidades americanas, doctorada con una tesis sobre Nuestro amigo común de Charles Dickens, Hustvedt es autora de novelas, relatos, ensayos y poesía. Dotada de una fuerte personalidad literaria, convencida del valor ético de la escritura, se ha movido siempre en el difícil equilibrio entre lo autobiográfico y lo común, entre realismo y lirismo, entre la pasión por las cosas y la necesidad de someter lo humano al desprestigiado pero insustituible imperio de la razón.
Leer para ti recoge cinco intentos poéticos de perfilar un hecho que le obsesiona: el modo en el que las circunstancias influyen en nuestro modo de ver las cosas, conformando lo más íntimo del ser. Creo que se puede afirmar que Siri Hustvedt está en la tradición espiritual de Katherine Mansfield y de Antón Chéjov. Se establece una secuencia entre la vida vivida y el arte para volver a la vida.
Como en las cajas de Joseph Cornell, el gran surrealista americano que creaba imágenes en tres dimensiones evocando una cuarta, de carácter trascendente, y al que Hustvedt dedica un poema extraordinario en el libro, sus poemas abren un paréntesis, una pausa, luminosa, un marco en el que depositar una instantánea de la vida"
(El dibujo de la silla es de Herman Hesse; abajo, la bella Siri en un fotograma que parece sacado de la película Persona de Bergman)

8 comentarios:

molinos dijo...

Como ya te comenté, no tengo paciencia para la poesía.
Gracias

Pepo Paz Saz dijo...

Gracias, Álvaro.

Alvaro de la Rica dijo...

Gracias a ti, por ese trabajo increíble al frente de Bartleby!

Alvaro de la Rica dijo...

Ah, y magnífica la nueva web

Corina Dávalos dijo...

Álvaro, gracias por la recomendación, lo he buscado enseguida en la Biblioteca y lo tengo en mi mesilla. Me ha resultado sorprendente. Además, se agradece siempre la edición bilingüe. Algún día me gustaría preguntarte por "Squares"...
¿El cuadro de quién es?

Gracias y que se te haga leve la cuestecilla de enero con heladas...

Corina Dávalos dijo...

Perdona, por atolondrada había saltado la referencia al cuadro...

Javier Cercas Rueda dijo...

Comento la novela en mi blog mañana o pasado. No sé si estarás de acuerdo...

Adelarica dijo...

Estaré atento, como siempre
un abrazo
alvaro