desde que nos separamos
la tristeza del adiós
me destroza poco a poco el corazón
he olvidado incluso si,
al brindar por tu partida,
nuestras copas tenían
poco o mucho vino
lo mejor
es que entregue este poema
a las ocas salvajes que atraviesan el cielo
en realidad, Donglai
no está tan lejos como otros paraísos
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