domingo, 15 de junio de 2008

Despedida



desde que nos separamos
la tristeza del adiós
me destroza poco a poco el corazón

he olvidado incluso si,
al brindar por tu partida,

nuestras copas tenían
poco o mucho vino

lo mejor
es que entregue este poema
a las ocas salvajes que atraviesan el cielo

en realidad, Donglai
no está tan lejos como otros paraísos



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