A través de La maga, le pregunté al I Ching, el libro de las metamorfosis, por lo que más me preocupaba y me mostró el trigrama de la montaña que significa el aquietamiento y la calma. Como, no obstante, mi inquietud crecía por momentos, añadió cosas como las siguientes:
1. La montaña descansa sobre la tierra. Cuando es empinada y angosta y carece de base ancha, tendrá que derrumbarse. Únicamente elevándose desde la tierra. ancha y grande, no orgullosa y abrupta, ve asegurada su posición. Por eso tienes que ser generoso y magnánimo como lo es la tierra, portadora de todas las cosas; sólo entonces tu posición quedará asegurada con la paz que tiene la montaña.
2. Las líneas oscuras están a punto de trepar hacia arriba y de provocar la caída hasta del último trazo firme y luminoso, ejerciendo sobre él una influencia corrosiva. Lo vulgar, lo oscuro lucha contra lo noble, lo fuerte; nunca lo hace directamente, sino que lo socava lentamente con su acción hasta que finalmente se derrumba.
3. En la inmediata proximidad del principio fuerte y luminoso, situado arriba, la índole de lo oscuro se transforma. Al subordinarse lo inferior a lo superior, encuentra su dicha, y lo superior a su vez impone su derecho. Y todo irá bien. El mal no sólo es nefasto para el bien, sino que en sus últimas consecuencias se destruye a sí mismo; pues el mal, que vive únicamente de la negación, no puede existir por sí mismo. Para el hombre vulgar es mejor verse disciplinado por un noble.
4. No es posible obrar en contra de semejantes condiciones de la época. Por lo tanto, no se trata de cobardía, sino de sabiduría, si uno se aviene a evitar la acción.
5. Preferible es ser inconstante y fiel que constante e infiel.
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