Llevo unos días releyendo el capítulo "Decreación" del libro La pesanteur et la grâce de Simone Weil, de la que supongo que hablaré mucho en estas páginas. Son una serie de frases o aforismos concatenados. Forman así un discurso unitario pero lleno también de grietas y de vacíos. Son como abismos en los que es fácil caer. Gracias a Dios un nuevo pensamiento nos levanta como si de un ser alado se tratara. Nos tiende la mano y dice en bajo: "Surge, sube hasta donde yo estoy; desde aquí lo verás todo más claro y más limpio, aunque sufras por el mal de altura (mucho más doloroso en el terreno espiritual que en el físico)". Es maravilloso pasar por la experiencia de la gran Simone pero os advierto que es imposible que nos deje indiferentes. Nos pone siempre entre la espada y la pared. Tiene ese don, entre otros muchos.
Os pondré un ejemplo. El primer pensamiento de ese capítulo, que para mí es esencial, dice lo siguiente:
"DECREACIÓN: hacer pasar de lo creado a lo increado
DESTRUCCIÓN: hacer pasar de lo creado a la nada."
Que nadie se asuste. Olvidaros de que se pueda tratar de nociones filosóficas. Lo son, pero al fin y al cabo tampoco pasa nada. Ninguno somos tontos. Si queremos lo podemos entender bastante bien.
Para Simone Weil se podía distinguir, en la vida, entre acciones "decreativas" y acciones "destructivas". Ella misma pone un ejemplo increíblemente bien explicado: se refiere a "la extrema dificultad que yo experimento con frecuencia a la hora de realizar cualquier acción por pequeña que sea. Esa dificultad es un favor que se me otorga. Porque así, con acciones corrientes y sin llamar la atención, puedo cortar raíces del árbol. Por mucho que nos importe poco la opinión general, las acciones extraordinarias encierran un estímulo que no podemos negar. Ese estímulo desaparece en el terreno de las acciones ordinarias. Encontrar (como es mi caso) una dificultad extraordinaria al hacer una acción ordinaria es un favor por el que hay que estar muy agradecido. Nunca hay que pedir que desaparezca esa dificultad; hay que implorar la gracia de saber hacer uso de ella. En general, no hay que desear que desaparezca ninguna de nuestras miserias, sino implorar la gracia que las transfigure".
Naturalmente que para la Weil realizar una acción corriente con ayuda de una gracia que viene de fuera es un ejemplo de decreación, o sea de pasar de lo creado a lo increado. Destruir es tanto hacer lo ordinario con facilidad como hacer sólo lo extraordinario. Y destruir es llevar lo creado a la nada.
Seguiré un poco más tarde…