domingo, 21 de agosto de 2011
Una habitación en Holanda (Pierre Bergounioux)
Yo entré un poco en Descartes por lo que de literario tiene su obra filosófica. Recuerdo haber leído casi de niño el Discurso y haberme quedado con las descripciones que hace de su entorno. Esas partes segunda y tercera en la que habla en efecto de dónde se encuentra y reconstruye el hilo de su pensamiento como si fuera un edificio ("para empezar a reconstruir el alojamiento en donde uno habita, no basta haberlo derribado y haber hecho acopio de materiales y de arquitectos…") Cuánto me ha recordado siempre la alegoría del "castillo interior" de Teresa de Jesús. Después lo seguí estudiando, años después, cuando intentaba adentrarme en algunos relatos autobiográficos (Agustín, Montaigne, etc) y en la metafísica del sueño en los autores del siglo de oro (Cervantes, Calderón, Quevedo, Sor Juana Inés). Todo eso y muchas otras cosas (la necesidad del exilio, la belleza del Norte geográfico, la agudeza de la educación jesuítica, la historia entre cristiana y bárbara de Francia, un poco a la Mauvais Sang rimabldiana) he recuperado en el excelente relato de Bergounioux que ahora publica Minúscula (2011, 11 €).
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7 comentarios:
excelente, mírame aquí mirando tus cosillas
Ah! Ese librito es delicioso. Me asombra su capacidad de síntesis, ese compendio de la historia europea en tan pocas y tan irreprochables páginas. Y el hilo conductor del libro, algo que tantas veces ignoramos o pasamos por alto, la influencia y la presencia del paisaje en aquello que, descontextualizado, parece un simple ejercicio intelectual, brillante pero vacío.
Saludos.
gracias a los dos
JML, por algún motivo absurdo te tenía extraviado…
Es un buen libro, lo he leído hace poco en una pausa con Lydia ( ya es colegui nos llamamos por el nombre) he leído el que comentas y las memorias de Cuito.
ay Cuito, qué gran persona (a ver si se anima alguien a publicarlo también en castellano)
No sabía que habías vuelto al blog
Personalmente me llevo una alegría, y te felicito por la puesta a punto: muy elegante y clara
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