Había una vez un rey muy poderoso que gobernaba el lejano imperio de Ting Lai. El soberano tenía una única hija y cuando llegó el momento de escoger un marido, organizaron un desfile para todos los hombres importantes del reino. A pesar de que acudieron los pretendientes más notables, el rey no encontraba ningún hombre que más allá de honores, hazañas, poder y riquezas, pudiera hacer feliz a su queridísima princesa. Intuitivamente, buscaba las señales invisibles del rostro de un hombre sabio y honesto, dotado de la comprensión que hace humilde y grande, de un hombre que hubiera superado los antagonismos del mundo y hubiera desentrañado su esencia. Un día apareció en la corte un extranjero vestido con una túnica muy pobre, y el rey le entregó a su hija. La vida de los príncipes fue totalmente feliz. El rey contemplaba con satisfacción el acierto de su elección e iba envejeciendo. Pero un día, el marido de la princesa murió repentinamente, y cuando lo desnudaron para amortajarlo se dieron cuenta de que ese rostro, que había convencido al rey en su elección, no era más que una máscara. Una máscara que llevaba atada al cogote con hilos muy finos. La princesa, al enterarse de este hecho, le pidió a su padre que, antes de enterrarle, le dejara contemplar a solas el verdadero rostro de aquel con quien había compartido la mejor parte de su vida. "Creo que tengo derecho a hacerlo". El rey accedió, y él mismo se dispuso a levantar todo aquello que los separaba de su verdadera faz. Al hacerlo, vio con asombro que, debajo de la máscara, se escondía una fisonomía idéntica a la que le habían arrancado.
8 comentarios:
El otro día vi una peli de Max Ophüls. "el placer " el primer episodio , son tres cuentos de Guy de Maupassant , trata el tema de la máscara aunque de una forma contraria, la máscara para esconder lo que uno es y volver a ser lo que se fue. Muy buena película
Hola Álvaro: Espeluznante historia. ¿Puede ser que los diferentes yoes que vamos desenmascarando de nuestras caras a lo largo de la vida sean sólo en apariencia una evolución de nosotros mismos? Y vuelta... de nuevo la misma cara, somos lo que somos, ni más ni menos. Al principio quizá, sólo un boceto, luego nítidos y al final desdibujados, pero iguales que en un inicio.
Necesito ayuda:
1º ¿Recomendaría a un cigoto hermenéutico algo de Alfredo Bryce Echenique?
2º Si la respuesta fuese afirmativa, ¿con qué obra empiezo?
¡Muchas gracias!
precioso cuento chino-freudiano., puro Umhemlich, lo terrible es descubrir esa extraña familiaridad de lo inefable
usted siempre se encuentra circunvalando el vacío y lo imposible, y por eso su vuelo es tan alto
Estimado Álvaro,
Soy uno de sus ex alumnos de FCOM 06 y me gustaría darle la enhorabuena por su blog y, especialmente, por esta entrada. Es un relato que tiene mucho que ver con mis intereses, pues ahora mismo curso el doctorado en Literatura e identidad.
Un saludo.
Iñigo, gracias de corazón
me voy a comprar mañana tu novela, o el segundo libro
enhorabuena por ambos
y estoy leyendo tu blog, y enhorabuena de nuevo por tu independencia de criterio: me ha encantado la entrada de Iker…
y tu tesis, tercera enhorabuena, no te arrepentirás, aunque cada vez estés más solo, te lo digo por experiencia
del cuento podríamos hablar hasta caer rendidos, llama cuando vengas por pampeloune
Muchas gracias, Álvaro.
Espero que te gusten ambos. El primero es una novela con una estructura profunda bastante intensa y te adelanto que no es lo que parece: hago una crítica absoluta a la frivolidad en cualquiera de sus formas y una defensa de los verdaderos valores. Y el segundo tiene otro calado, pues son relatos independientes con una carga de madurez mayor. ¡Disfrutalos! Y espero tu opinión sincera.
He hecho mi tesina de investigación sobre C.S. Lewis y su obra maestra Una pena en observación. Es una reflexión desde la filosofía y estoy seguro de que te podría gustar. Si quieres, una vez hayas leído alguno de los dos libros podríamos quedar para comentar todo esto y hablar de mi investigación.
Gracias por tu acogida, de verdad, es una suerte saber que con los años podemos seguir ahí.
Íñigo
PD. Después de leerte en el blog, espero con ansia esa novela...
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