viernes, 8 de junio de 2012

La tercera persona




Mercedes Monmany (ABC) y Javier Gomá (El País) presentarán esta tarde a las 20:30 en La Buena Vida/El Café de los Libros (c. Vergara 10) La Tercera persona, la novela de Álvaro de la Rica que el sábado firmará ejemplares en la Feria del Libro.

Por Laura Ferrero.

“Siempre hay una cosa, siempre. ¿Sabes qué? Hay una tercera persona que orienta las relaciones en la buena dirección. Esa es la verdad.” Hay afirmaciones tan contundentes que poco más cabe decir después de que uno las pronuncie. Ésta, sin lugar a dudas es una de ellas, una afirmación que sintetiza, a grandes rasgos La tercera persona, la ambiciosa novela que presenta estos días Álvaro de la Rica (Madrid, 1965). En la que es su primera obra de ficción, el autor, que ha publicado media docena de libros de entre los que destaca Kafka y el holocausto, (Trotta, 2011), aborda de manera singular las relaciones humanas y sobre todo, las complejidades que entrañan relaciones de pareja. Pero lo hace desde una perspectiva desacostumbrada: no parte de los dos integrantes de una pareja sino que construye su discurso desde los márgenes de la pareja, desde un elemento externo y supuestamente necesario para que la pareja exista: la tercera persona. Existen las terceras personas. De eso estamos seguros y De la Rica, ciertamente, no es el primero en hablar de ellas. Sin embargo sí es el primero en ofrecer una tesis que tiene tanto de original como de perversa: hablar de un elemento percibido como una amenaza, como de algo necesario. En su narración, exquisita, llena de referencias literarias, el autor nos adentra en dos historias perfectamente hilvanadas y conectadas entre sí en las que conocemos a unos personajes aparentemente normales. Dichos relatos forman parte de un proyecto narrativo de largo alcance que se extiende en un total de nueve historias conectadas entre sí a través de un mismo protagonista. Aquí se nos presenta a Jacob, un hombre infiel, y a una mujer que le escribe una carta desde un tren, mensaje al que él responde de forma minuciosa. Hasta aquí nada del todo distinto a lo que hemos leído en otras ocasiones. Sin embargo, todo es diferente porque Álvaro de la Rica consigue algo que sólo los grandes novelistas logran hacer: nos atrapa, nos seduce. Y nos convence. Y lo hace porque sus personajes son honestos, tanto que nos olvidamos de que no son más que eso: personajes. Son hombres y mujeres corrientes a la deriva de unas vidas, quizás insatisfechas, que se han quedado atrapados en un vorágine de sentimientos. La fidelidad, las convenciones, la dicotomía entre el deber y el deseo, o ese Dios que nos observa desde arriba juegan un papel importante en una narración que huye tanto de los tópicos como de los dogmas y que afronta sin el menor tapujo los temas más incómodos. La seducción, el sexo, el rechazo en el corazón de una relación que se supone íntima y amorosa. La tercera persona no se detiene en el retrato de ese hombre que le es infiel a su mujer y que se siente incómodo cuando un par de niñas preguntan por papá al otro lado del teléfono. No: la narración afronta los misterios de la seducción, el deseo encubierto en los juegos de complicidades que nos convierten, a veces sin quererlo, otras no, en terceras personas para alguien. O que nos pueden llevar a convertir a los demás en terceras personas. De la Rica se pasea hábilmente por las habitaciones cerradas del corazón y desgrana unos vínculos cuya inconsistencia nos asusta porque en el fondo nos remiten a nuestra propia fragilidad y al final a la imposibilidad de conocer el verdadero sentido de las relaciones humanas más radicales.


Fuente: http://www.teinteresa.es/cultura/

8 comentarios:

´´ dijo...

¿Nervios ? Buena editorial y buena portada!!!!! el resto no me preocupa, tengo confianza.

JML dijo...

Estupenda noticia. Espero leerla pronto.

Un saludo

Anita Noire dijo...

De la lectura de esta reseña ya me ha enganchado. Me haré con ella.

Eleonora dijo...

Magnífica noticia, Álvaro.Me da mucha alegría y brindo por ella .Espero conseguirlo.

Eleonora dijo...

Analogía: la tapa de tu libro y la foto de My Place.

Adelarica dijo...

certo certissimo, dime cuándo te llega

y cómo están quedando las letras!!! no te lo puedes creer, pero no lo mires hasta el 7 de julio

JML dijo...

Anoche leí de un tirón “La tercera persona”, reconociendo en tu novela el tono íntimo de las “Notas para un diario” publicadas en este Hobby Horse. El hecho de que uno se vea incapaz de apearse de la lectura de un libro como si fuera un tren en marcha habla no de una especie de frenesí, sino de un placer que sólo se encuentra en el viaje, también en el literario. Y eso a pesar del vértigo de algunos pasajes; el ambiente de pesadilla con el que termina el primer capítulo, por ejemplo, un pasaje que me ha hecho recordar este texto tuyo (http://alvaro-hobbyhorse.blogspot.com.es/2010/02/notas-para-un-diario-157-un-sueno.html) . Tienes razón (así en la novela como en el post): el amor y la muerte siempre van desnudos, y el sueño -la pesadilla de la realidad- es la gasa sucia, el despojo de la culpa, el resto del placer. Me ha conmovido igualmente el fragmento sobre Auschwitz, un lugar tanto más horrible cuanto más familiar. En el relato de la Historia el horror es una sombra del horror (como el amor para tus personajes). Es cuando vemos reflejado en ese horror los rasgos de algo que proviene de nuestro mundo inocente (esas ventanas de la Bauhaus, por ejemplo, o el frío de la infancia), cuando el horror se convierte en una verdadera revelación. Me pregunto ahora si esa revelación puede liberarse también de su mortaja, como las culpas del amor: soñándose ambas como un castigo eterno…

Una excelente novela la tuya, Álvaro. Mi más sincera enhorabuena.

Adelarica dijo...

no puedo sino darte la razón y las gracias