martes, 10 de mayo de 2011

Notas para un diario 209

El otro día escribí que lo que hace que un cuerpo sea sagrado es que alguien lo ame. Safo lo sabía cuando dijo que lo más bello es aquello que uno ama. Había buscado la cita textual sin éxito aquel día. Hoy la he encontrado y me parece preciosa: "Y dicen que la tropa montada en carros, ya la de los infantes, ya la de los navíos, sobre la tierra negra es lo más bello; pero yo (digo) que es aquello que uno ama (lo más bello)". Eros sobre polemos. Como en Antígona: "Yo nací para amar, no para odiar". Me interesa especialmente la relación en Safo entre amor y belleza. Pura teoría de la recepción. ¿Quién no acepta que una dimensión subjetiva recorre nuestras apreciaciones de la belleza de las personas o las cosas? ¿y el papel que en ellas juega el agrado, el afecto, la admiración? Por eso no entiendo la afirmación de François Jullien cuando escribe (La China da que pensar) que "China ha pensado eso que la filosofía europea no ha pensado, abandonándola a la poesía…" ¿Cómo que "abandonándola"? Filosofía y poesía en Europa son tan inseparables como lo son en China y en ellas se funden amor (al conocimiento) y el sentido de la belleza; a lo mejor se trata de una mera cuestión de traducción. No sé, en cambio, si se puede afirmar que la verdad es en algún sentido el tertium non datur de esa relación. El amor y la belleza, tal y como los concebimos, ¿no excluyen a la verdad? ¿No es la verdad un elemento imposible de reconocer? En este plano lo oriental y lo occidental sí parece que se apartan mucho. Los primeros aceptan el caos y no temen caer en ningún abismo (allí está el Tao); los segundos veneramos un orden aparente, el orden de la ley y la verdad no alumbrada desde dentro. Pienso que Proust en el siglo pasado fue quien mejor superó la dimensión nefasta de la verdad, gracias al recurso anticipatorio y caleidoscópico de la myse en abyme, al uso del pasado simple de subjuntivo, etc, etc.

2 comentarios:

Adelarica dijo...

me parece una buena idea, enhorabuena y que vaya muy muy bien

RL dijo...

Es difícil decir si Proust realmente superó la dimensión nefasta de la realidad. Más bien decidió envolverse en ella con una obra que tiene por principal motivo los celos y la angustia de un tiempo que es hermoso solo por que ya se esfumó.

Felicidades por tan excelente Blog. Saludos desde México.