viernes, 31 de diciembre de 2010

Notas para un diario 184

That´s all folks! Esto se acaba… por ahora. Y como nos despistemos, no nos libra ni Blas de las uvas, de las campanadas y de las imágenes churriguerescas de la Puerta del Sol. El otro día escuché que no se quienes (los japoneses, creo) beben vasos de agua. ¡Qué horror! ¿Cómo no vamos a tener crisis de ansiedad y hasta de pánico? Gestionar las emociones, es la consigna. A la porra, menudo eslogan absurdo. Aquí el primero que pasa se cree Jung y nos larga un sermón sobre el ojo poco entrenado. Vaya, hasta ahora no había despotricado esta Navidad. Hasta mis hijos estaban alucinados: "Papáááá… ¿qué te pasa? Si no pareces tú, si estás a gusto hasta con los cuñados?" Ya ves, pues ahora me ha salido totalmente natural el cabreo. Será porque aún no tengo una casa como la de la foto en el fin-del-mundo, desde la que contemplar (con un jersey bien gordo y sin corbata) el fin de año contigo (ya te contaré desde donde tomé esa foto). A cambio, ahora que la casa está todavía silenciosa, y que he puesto las cinco o seis canciones de los Beatles que me bajé el otro día de itunes (al carajo con el feo ese de la Iglesia, los autoproclamados representantes de los internautas y la inexistente sociedad civil, yo soy un tío legal), puedo escribir y sentir, sea por un instante, el aroma de la madreselva y las lilas. Aprovecho este instante de felicidad impresa o virtual, lo que sea, para felicitar a todo el mundo y para desear a los lectores de este blog un año 2011 muy muy feliz. De todo corazón.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Christmas Lights (Cold Play)

Don José Orlandis (1918-2010)

Ha muerto en Mallorca, en la víspera de la Navidad de 2010, a la edad de noventa y dos años, Don José Orlandis. Tengo la inmensa suerte de haberle conocido, de haber hablado muchas horas con él, y de poder contarme entre sus amigos. Guardo como oro en paño una docena de cartas suyas. Nos separaba medio siglo (con todo lo que eso significa), pero nos unían cosas que están más allá del tiempo. Me ayudó en varios de mis libros, a fondo, como hacía él las cosas, me leyó, me corrigió. Por supuesto yo le leí mucho más a él, especialmente todo lo que escribió sobre la génesis y el desarrollo de la España visigótica; he de confesar que tenía por su persona y por sus escritos (cuyos planteamientos no siempre comparto) un respeto reverencial. ¿Qué quiere decir eso? Quiere decir que, de alguna forma, aún desde la discrepancia, los aceptaba acríticamente. Me parecía alguien tocado por algo especial, algo que poca gente tiene y que después él cultivó hasta la extenuación. Es una mezcla de bondad, de experiencia, de moderación, de sabiduría, en una palabra. Un ejemplo, tonto quizás. Un día le confesé que estaba harto de Pamplona. Me parecía pequeña, chata, aburrida. Le explicaba, con entusiasmo, que deseaba vivir en Nueva York, en París o en Berlín, y que estaba haciendo planes para irme. Me miró con verdadero amor paterno. Con su voz entrecortada, me dijo: "Álvaro, te entiendo muy bien, si te vas yo iré a verte con mucho gusto, pero también te digo que, para un cristiano, cualquier ciudad es buena". No se me ha olvidado esa afirmación. Don José conocía el siglo XX como pocos. Lo había vivido (y escrito) en gran parte, había tratado a muchos de sus protagonistas, lo había estudiado, sondeado, contrastado con el pasado, con la tradición en la que vivía con toda naturalidad. Nunca le oí hablar mal de nadie. Lo suyo era comprender y, siempre que podía, amar. Con distancia. Como los artistas, pero amar al fin y al cabo.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

On Hobby Horse (2)

Por fin puedo inclinarme sobre el teclado y poner negro sobre blanco lo que pienso acerca de ese vídeo que me regalaron por Navidad. Seré breve. Un caballo de juguete, para un niño, sustituye a un caballo "de verdad". El niño ha visto montar a caballo: en la tele, en una película, o en vivo y en directo. A lo mejor él mismo monta (lo que hará menos necesario, en su caso, el mecanismo de la sustitución). Pero da igual, cuando está en casa quiere subir en su caballo y galopar por los paisajes y las playas de su imaginación. Un niño necesita galopar. Y puede hacerlo a placer por el pasillo de su casa. No está jugando. Está galopando a caballo porque el palo tiene una determinada forma, adecuada a la sustitución del animal. El niño pone los relinchos y los movimientos ondulantes de la cabeza. Le ofrece al palo un azucarillo, y le habla, con indulgente señorío, como Don Quijote a Rocinante. Sustitución (de una necesidad) y forma. Dos principios básicos de cualquier arte (continuará).

lunes, 27 de diciembre de 2010

On Hobby Horse

Una amiga me envía un regalo de Navidad precioso: un vídeo en el que, junto a otras cosas, aparece un niño y un caballo de juguete; mejor, aparece un hombre viejo que recuerda que fue un niño y que le regalaron un caballo de juguete; no, qué digo, aparece un hombre viejo que toca el piano y recuerda su vida, y entre sus recuerdos del niño que fue hay uno muy especial en el que le regalan un caballo de juguete. Mañana espero comentarlo despacio.

sábado, 25 de diciembre de 2010

My top five (los cinco mejores libros del año)


Éstos son los cinco libros mejores que he leído en el 2010:


1. Dublinesca (Enrique Vila-Matas)
2. Mes cendriers (Florence Delay)
3. El horizonte (Patrick Modiano)
4. Un año de escuela en Trieste (Gianni Stuparich)
5. Palazuelo (Catálogo Fundación Juan March)

jueves, 23 de diciembre de 2010

¡Feliz Navidad!

"SE PUEDE ORGANIZAR LA FIESTA, LA ALEGRIA NO"



martes, 21 de diciembre de 2010

Siete libros (¿para regalar?)

Mi amigo Víctor Gallego me manda desde la fría Noruega su último trabajo: el libro-audio (Ediciones Singulares, 2010) sobre Tolstói, de la serie Los escritores y la música. Incluye un estudio de Víctor sobre la relación del genio ruso con la música. Una delicia. Y, junto al texto, un CD con la música que oía el novelista (comenzando por un Vals en fa mayor compuesto por Tolstói). Merece la pena escucharlo.
Otro buen amigo, el novelista chileno Carlos Franz, ha presentado en Madrid La prisionera. Una novela que se desgrana en un rosario de cuentos; un puñado de cuentos que conforman una perfecta imagen novelística. El libro, editado en Chile, ha obtenido importantes premios, y no me extraña en absoluto. La escritura de Carlos es deslumbrante: por su fuerza, por su ritmo, por su riqueza léxica. Los demonios de Carlos (el mal, la estupidez, el dolor, la falsedad que encierra cualquier construcción cultural o religiosa) reaparecen aquí como un viento helado que corta la respiración. Alta literatura. Un cuchillo. Carlos es el sucesor natural de los Fuentes, Vargas Llosa, Lezama.
Corina Dávalos, amiga, poetisa en este caso, ha publicado un bellísimo, mínimo, esencial libro de poemas. Memoria del paraíso (Siltolá Poesía, 2010). Bloguera de raza, creo que algunas de las composiciones habían aparecido antes en su bitácora. Poder acunarlas entre los brazos, portarlas con uno (como he hecho yo durante mes y medio), abrir el libro y encontrar bellezas como ésta: ASOMBRO. CONTRALUZ, calor y tiempo:/como florece la rosa,/así madura el misterio. Pienso que Corina, si no se traiciona a sí misma, hará una obra poética importante.
Llevo tres noches leyendo, para espanto de Paula, un ensayo de Remo Bodei sobre el fenómeno del déjà vu. Pirámides de tiempo. Hablaré con calma de este libro, que tiene luces y sombras. La principal virtud, a mi modo de ver, está en que el filósofo italiano haya sido capaz de enfrentarse con algo que yo siempre he pensado que tiene un hondo calado metafísico. La sombra, aunque habría mucho que matizar, puede ser que no acabe de enfrentarse al fenómeno desde ese plano. Lo psicológico pesa más, pero me parece que es así porque Bodei no sabe muy bien que hacer con lo que está más allá de lo que se percibe o se ve. Se pierde. Le falta imaginación creativa. No obstante, el tema es tan interesante que la lectura resulta provechosa.
He leído dos documentos, en sendos volúmenes aparecidos recién, que os recomiendo vivamente. El primero, en Hannah Arendt, Lo que quiero es comprender (Trotta, 2010), la carta con la que la filósofa contesta a las acusaciones que había recibido, de parte de Gerhard Scholem, de carecer de afecto a lo judío. Todo giraba entorno al proceso Eichmann y a las consecuencias del famoso libro de la discípula de Heidegger. Alucinante la dureza de las cosas que se dicen, con toda lealtad, respeto y honestidad intelectual. Estos no se andaban por las ramas. Pienso que, junto a la correspondencia de Arendt y Jaspers (incluida en parte en el volumen), de Heidegger y Jünger, y del propio Scholem con Walter Benjamin, este texto apunta a la cuestión esencial de la dialéctica individuo frente a sistema de pensamiento (en cualquiera de los campos o facetas de la vida a la que queramos aplicarlo). El segundo documento es una entrevista que Kevin Power hizo a Pablo Palazuelo en 1995, y en la que hablan a fondo de los primeros tiempos del pintor en París. Me ha interesado el relato que hace de la llegada entonces a la capital de Francia de Eduardo Chillida. Sorprendente lo que dice. Está en un magnífico catálogo que la Fundación March ha editado sobre Palazuelo. Incluye también unas interesantes cartas cruzadas con mi adorado Claude Esteban.
Y, por último, ha salido por fin el texto que Pascal Quignard dedicó al pintor francés Georges de la Tour. Quignard deseca lo que toca. Cómo no recordar su libro, magnífico por lo demás, El odio a la música. Juega esa baza porque se piensa que es la portroyalista. Le falta el espíritu de mes dames et de mes sieurs. Los que hemos aprendido a mirar con Don José (Jiménez Lozano) sabemos que ahí había algo más, pero aún así, y por contradictorio que parezca este approach, el librito es una joya. Yo me alegro de tenerlo en casa al alcance de la mano.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Philip Larkin

When we first faced and touching showed

When first we faced, and touching showed
How well we knew the early moves,
Behind the moonlight and the frost,
The excitement and the gratitude,
There stood how much our meeting owed
To other meetings, other loves.

The decades of a different life
That opened past your inch-close eyes
Belonged to others, lavished, lost;
Nor could I hold you hard enough
To call my years of hunger-strife
Back for your mouth to colonise.

Admitted: and the pain is real.
But when did love not try to change
The world back to itself--no cost,
No past, no people else at all--
Only what meeting made us feel,
So new, and gentle-sharp, and strange?

sábado, 18 de diciembre de 2010

Sobre Hobby Horse

La editorial Isla de Siltolá de Sevilla me ha solicitado una selección de entradas de mi blog para una antología de blogs literarios. Junto a la selección que piden, envían a los autores un cuestionario con once preguntas, que yo he respondido (con brevedad) tal y como aparece aquí abajo:

1. ¿Por qué creaste un blog?
Supongo que porque me sentía solo.
2. ¿Desde cuándo existe el blog?
La primera entrada es del 23 de abril de 2008 (llevo escritas casi mil)
3. ¿Por qué lo llamaste así?
Una amiga mía me dijo, después de leerme, que tenía que aprender a jugar con la literatura: por eso pensé en llamarlo Hobby Horse.
4. ¿De qué temas tratas en él? ¿Por qué?
Sobre todo, y cada vez más, de libros. Antes, al principio, trataba más de mí. ¿Por qué? En parte, trata de libros porque es la mejor manera de borrar las propias huellas a la vez que escribes de los temas que de verdad te importan.
5. ¿Con qué periodicidad escribes?
Casi cada día.
6. ¿Cuánto tiempo dedicas, según la frecuencia con la que escribes, a la elaboración de cada entrada?
Veinte minutos de escritura material; y todo el día (más la noche) para leer, pensar en lo leído o para ensoñarlo.
7. ¿Qué expectativas tenías al comenzar el blog? ¿Se han cumplido?
No tenía ninguna especial, además de que me ayudase a soltar la pluma (el teclado en este caso).
8. ¿Qué otros blogs sigues habitualmente?
Bastantes, comenzando por los que tengo enlazados en el mío.
9. ¿Qué opinión te merece el fenómeno “blogs” en esta era virtual?
A mí personalmente me ayuda el tener uno.
10. ¿Cómo definirías tu propio blog?
Se parece bastante al autor: aburrido, insistente, vasco.
11. Cómo definirías tu relación virtual con los lectores de tu blog? ¿Qué te aportan? ¿Modifican tu manera de escribir?
Hay dos grupos de lectores: aquellos cuya relación es virtual (ni siquiera los conoces en carne y hueso) y aquellos, de entre quienes te rodean, que además te leen. Los segundos son muy importantes para mí. Los primeros también, pero en el fondo lo que me gustaría es conocerles.

P.S. Si alguien quiere sugerir alguna entrada, estaré encantado en incluirla entre las que enviaré para la antología.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Kafka en audio




Por si alguien tiene interés en oírlas, pongo aquí y aquí las transcripciones en audio de las dos conferencias sobre Kafka que di recientemente en la Fundación Juan March.

martes, 14 de diciembre de 2010

La muerte de John Cornford (1915-1936)

"Cuando llegamos a la Ciudad Universitaria, conseguimos entrar en el edificio de Filosofía. Construimos barricadas con volúmenes de metafísica hindú y filosofía alemana de principios del siglo XIX; eran "totalmente a prueba de balas"... Exploramos la biblioteca; en la gran sala de lectura, armas anti-tanque descansaban sobre las mesas; los libros valiosos y los manuscritos habían sido llevados fuera pero había muchos otros libros llenos de interés para nosotros; descubrimos una colección de clásicos Everyman y los llevamos a nuestra habitación. Una fría mañana encontré en un estante Los poetas de los lagos de Thomas Quincey, me envolví en una alfombra y pasé todo el día leyendo, con voracidad, sobre Wordsworth y Coleridge, en otro lugar, en otro tiempo; en dos ocasiones nos bombardearon desde el edificio de enfrente y tenía que dejar el libro para disparar contra los falangistas que saltaban como conejos cada vez que estallaban los obuses. Leí toda la tarde y había llegado al último capítulo de Los poetas de los lagos cuando estalló un obús en la biblioteca, llenándola de humo y polvo... las figuras se movían confusamente y la cabeza de John (Cornford) estaba sangrando ..."

John Sommerfield, Volunteer in Spain, 1939.

"Habíamos descubierto la biblioteca intacta en el sotano y subimos las escaleras, casi tambaleándonos, con los brazos llenos del Everyman Library... John había abierto al azar The Cloister and the Hearth y, después de media hora en silencio, me miró diciendo que Charles Reade era un buen historiador. Mi réplica nunca llegó a salir de mis labios. Hubo un gran estruendo que pareció que me iba a arrancar la cabeza y fui arrojado al suelo. Cuando conseguí mirar a mi alrededor, la sala estaba llena de un humo sucio y negro y John estaba tumbado junto a mi, con la cara ensangrentada..."

"Las barricadas estaban hechas con libros de la biblioteca; cogimos los más grandes y voluminosos que pudimos encontrar; entre ellos, recuerdo que había una enciclopedia de religión y mitología hindú. Más tarde descubrimos, después de escuchar los impactos de las balas en los libros, que el grado de penetración de las balas llegaba aproximadamente hasta la página 350; desde entonces me incliné a creer, como nunca lo había hecho antes, aquellas historias de soldados cuyas vidas habían sido salvadas por un Biblia que llevaban en el bolsillo de su chaqueta"

Bernard Knox, Memorias.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Enrique Morente (1942-2010)

Hoy el mundo es más pobre.
Ha muerto el maestro.
Me dicen que su hija Estrella (que aparece como un ángel al final de este audio) llevaba días a su vera, cantándole nanas al oído.
Descanse en paz.
¡Qué grande, qué grande, Enrique Morente!


Valentín García Yebra (1917-2010)

Para entendernos bien, debemos saber el nombre de las cosas y llamar a cada cosa por su nombre. Pero el habitante de la ciudad suele desconocer –en España, no tanto en otros países– el nombre de las cosas del campo. ¿Y cómo se puede conocer de veras aquello cuyo nombre se desconoce? ¿Cómo se puede amar sin saber el nombre de lo que se ama? La necesidad radical de nombrar se manifiesta ya en el relato bíblico (Génesis, I, 19): "Yahvé Dios, habiendo formado de tierra todos los animales del campo y todas las aves del cielo, las llevó ante Adán para que viera cómo las llamaría… Y Adán dio nombre a todos los animales, a todas las aves del cielo y a todas las bestias del campo". No se dice que diese nombre también a los vegetales. Quizás dejó esa tarea para sus descendientes. En cualquier caso, es bueno aprender, y aprender bien, el nombre de las plantas.

P.S. De El buen uso de las palabras (Gredos, 2003)

domingo, 12 de diciembre de 2010

Les amours enfantines

En Un año de escuela en Trieste (Minúscula, 2010), el relato de Giani Stuparich que acabo de leer, en sus apenas cien páginas, por las que resulta difícil pasearse, de tanta belleza que rezuman, aparece un reflejo mítico de los verdes paraísos de los amores infantiles de los que hablara Bau-de-l´aire en Moesta et Errabunda. (Por cierto, mientras leía notaba un calor en el pecho: la confianza material de que la literatura en estado puro es una alegría que no se acabará nunca). Por fin, un buen día, de improviso, dos amigos se miran: "Las pupilas de ella eran de una luminosidad solar, y por su boca pasaban los sentimientos como suaves sombras en los prados. Antero naufragó en toda aquella luz y por un instante tuvo la sensación de que quizás habría sido mejor no existir, porque dolía demasiado; y la miró como si implorase la muerte. Edda Marty parpadeó como para alejar de sí aquella mirada, y con unos ojos más dulces, en que refulgían bellas briznas de oro, y con la voz un poco silbante, ruborizándose, lo invitó a dar un paseo" (19). Et in arcadia ego: en medio del esplendor amoroso se agazapa la muerte. A ese primer paseo le siguen otros muchos: "Sabían que era necesario un descanso, una pausa en su extenuante deseo; y, en efecto, al día siguiente se ponían de buena gana a caminar, esforzándose en volver al espontáneo proceder y las conversaciones de cuando eran simplemente dos compañeros de instituto en buena armonía que paseaban alegremente juntos; pero una ocasión que les ofreciera el taimado camino, una palabra dicha con pasión, a veces un simple cruce de miradas, los sumía de nuevo en el ansia amorosa; y entonces los besos tenían un dulce y fuerte sabor a ira y a sangre" (46). Éros y tánatos se funden y confunden en la morosa descripción de las pasiones primordiales. Entonces, por detrás del escenario, aparecen, como dos inmensas luces negras, el secreto ("Y había que esconder todo eso, lograr que nadie lo advirtiera", 47) y, lo que resulta aún mucho más oscuro, la nada muestra su inquietante rostro: "Maravillosa correspondencia hecha de nada y llena de significados, emociones y resonancias (46).

sábado, 11 de diciembre de 2010

El discurso del Nobel

-¿Te has leído el Discurso del Nobel?
-Claro.
-¿Y?
-Vaya…
-No dice gran cosa.
-No.
-¿Dónde están los grandes discursos? ¿Recuerdas el de Camus, el de Faulkner, el modo en que hablaron de la literatura y de los pobres, de los desheredados de la tierra?
-Sí, me acuerdo, pero yo creo que lo ha hecho aposta.
-Puede ser, pero, ¿por qué? ¿por qué un discurso tan plano?
-No lo sé, pero lo ha debido de hacer aposta.

viernes, 10 de diciembre de 2010

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Amor retrospectivo

Una de las manifestaciones más destructivas de la pasión amorosa son los celos retrospectivos: el ansia masoquista de conocer todos los detalles de la vida erótica de la persona que amamos, cuando ese conocimiento duele y menoscaba nuestro sentido morboso de posesión de dicha persona. También hay quienes prefieren ignorarlo todo, como si esa persona hubiera nacido hoy. Me preguntaba si alguien ha hablado, en cambio, del amor retrospectivo. De la actitud de acogida al amante con todo su pasado, y, especialmente, con su bagaje y experiencia amorosa previa; la alegría de sentir que se ama a alguien a quien la vida, con sus luces y sombras, siempre difíciles de discernir como tales, ha convertido en el ser pleno, complejo y libre que es ahora.

martes, 7 de diciembre de 2010

Kafka: su vida, su obra, su tiempo (2)



La última de las dos conferencias sobre Kafka, en la que intentaré aproximarme a algunos aspectos de su obra, tendrá lugar el próximo jueves día 9, a las 19:30, en la sede madrileña de la Fundación Juan March (Castelló 77).

lunes, 6 de diciembre de 2010

Últimas lecturas

Aunque no han sido días particularmente tranquilos, con algunos viajes y bastante trabajo, sí he podido leer varios libros que quizás interesen a alguien, tal vez con vistas a los días de Navidad (al fin y al cabo, ya que tengo la suerte o la desgracia de dedicarme profesionalmente a leer, pienso que lo menos que puedo hacer es ofrecer mis impresiones de lector a los demás…). Fiel a una pasión por su obra que no para de crecer, leí lo último de John Berger publicado en español. Un ensayo político titulado Con la esperanza entre los dientes (Alfaguara, 2010). Brillante, con momentos increíbles, como siempre. Marxista de convicción, a Berger le interesa y le preocupan los temas políticos. Lo admiro, pero no puedo estar de acuerdo con los extremos a los que lleva, de modo implacable, sus razonamientos. Por ejemplo cuando afirma que, al lado de la estrategia política de Occidente ("de las doscientas multinacionales al Pentágono") con el resto del planeta, Bin Laden "es un cuento de hadas" (p. 39). Me parece un pensamiento infantil. Junto a estos excesos, cosas geniales, como cuando recuerda a Guy Debord: "Así como la acumulación de bienes de consumo producidos masivamente para el espacio abstracto del mercado aplastó todas las barreras regionales y legales, y todas las restricciones corporativas de la Edad Media que mantenían la calidad de la producción artesanal, también destruyó la autonomía y la cualidad de los lugares" (p. 119). Pero no todo es la política. Para compensar he leído, en algunos casos releído, los Cuentos completos de Marguerite Yourcenar (Alfaguara, 2010). Una belleza. Casi se me saltan las lágrimas al leer el esbozo que hace de mi santa patrona María Magdalena (y de su grito: "Dios mío, en vuestras manos entrego mi cuerpo"). Al leer esas páginas, cuidadosamente trabajadas, uno se pregunta, con la escritora, si en esta vida es mejor estar loco de alegría o permanecer "cuerdo de dolor". Por terminar con Alfaguara (parece que trabaje a comisión, ¿verdad?, pues no es así): he leído la segunda parte de la novela Contra el viento del norte, titulada Cada siete olas (de Daniel Glattauer). Dos personas se enamoran por email. Y, ¿qué hacer? Madame Bovary redivida. La primera parte me fascinó. Hacía tiempo que no esperaba una secuela con tanta excitación. Fui varios días seguidos a mi librero de cabecera para ver si había llegado, y volví decepcionado, hasta que por fin la tuve entre las manos. Entonces, ya en casa, mi hija mayor me la quitó para leerla. Me aguanté, porque pensé que así compartíamos la misma pasión. Cuando por fin, la recuperé, me la leí en dos noches, con parecida fruición. Creí que acabaría de una determinada manera, pero acaba de otra. Y he perdido una cena. Tant mieux!
He leído también dos libritos sobre libros. Otra vieja pasión. Octave Uzanne, El fin de los libros (Gadir, 2010), un cuento de finales del XIX que vaticina el destino final de la galaxia Gutenberg. Interesante, como lo es también, bastante más de hecho, la publicación por separado de El vicio de lectura, un breve pero sustancioso ensayo sobre la lectura de mi adorada Edith Wharton (Olañeta, 2010).
Por último, he releído Las actas relativas a la muerte de Raymond Roussel (Gallo Nero, 2010). Vila-Matas le ha dedicado un texto espléndido al trabajo de Leonardo Sciascia. Yo, por mi parte, quiero destacar el epílogo del editor, Julio Reija. Preciso y luminoso. Se pregunta porqué Sciascia se interesó en la suerte de un escritor como Roussel, que estaba en sus antípodas personales, mentales, literarias. Da varias razones, todas ellas verosímiles y atinadas (especialmente la razón del trauma fraternal). Falta quizás una, sencilla y esencial: el nunca suficientemente ponderado afrancesamiento del maestro de Regalpetra.

domingo, 5 de diciembre de 2010

La vida

La vida llegará con avidez y ruido. Conocerán el sol. El mundo será esa claridad que nos pierde; los abismos de sal, la fronda de oscuras esperanzas, el vuelo del solitario corredor que se da alcance a sí mismo.
Un círculo de aire para atrapar algo de lo perdido.
El sueño de ayer, la imagen que se escapa entre dos aguas, que se multiplica y transforma hasta no ser sino el agua misma, el brillo deslumbrante, instantáneo, de los propios deseos.
Blanca Varela, de Antes del día.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Notas para un diario 183

Llevo algunos días sin escribir aquí. Varios viajes, lecturas (de las que hablaré mañana) y un cierto cansancio de fin de trimestre. Hemos venido a Biarritz con varios amigos. Desde el coche, al pasar por el puerto de Velate se veía esto. Una belleza blanca bajo un cielo intensamente azul. En el corazón tantos sentimientos, de alegría, de paz, de esperanza también. Un día así es una demostración de que la felicidad debe de ser posible. Al ver, al fondo, los Bas-Pyrénées, con sus cumbres nevadas, Inés, desde atrás, en el coche, dice sin pensarlo: "Un desierto de nieve". Eso mismo pienso yo, un desierto de nieve.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Chillida-Leku

Hoy nos desayunamos con el anuncio de que el próximo 1 de enero cierra el Chillida-Leku. La razón aducida es que la familia no puede asumir el "déficit recurrente" del museo. A mí me lo enseñó el propio Eduardo Chillida, con el que pasé en aquellas campas una mañana delicosa. Lo curioso es que no hablamos para nada de lo que teníamos delante. Como Petrarca en la cima del Ventoux, el escultor y yo no paramos de hablar de Parménides y Heráclito, y de sus concepciones del tiempo. Después acudí con el poeta polaco Adam Zagajewski. Recuerdo que a la vuelta a Pamplona, en el coche, Adam se quedó dormido. Quizás soñaba con los versos de Guillén que le había recordado ante las esculturas de Chillida: Soy,más: estoy. Respiro/Lo profundo es el aire/La realidad me inventa/Soy su leyenda. ¡Salve! Yo pienso que la razón fundamental es que para que algo así pueda salir adelante hay, primero, que haber soñado con ello; sólo entonces la realidad lo inventa.