sábado, 28 de febrero de 2009

Notas para un diario 98


Yo por aquí trabajando mucho, pero por las noches lo paso muy mal. Ansiedad. Angustia. Las dos cosas. La vida me acorrala cada vez más y más (más y más hondo), hasta el fondo. A veces me parece que esto no es no la vida ni la tierra, sino lo que alguien cuenta al respecto. Lo oigo como si se tratara de un país lejano, del viaje de un extraño a países lejanos. Me despierto de repente por el llanto de alguno de los niños y después no logro volver a dormir. Veo la tele, leo a Rodoreda. Tomo leche con miel y doy vueltas y más vueltas pero no logro cerrar los ojos y caer desmayada. Le miro a él y duerme como un tronco. Entonces pienso y pienso y se van pasando los minutos y luego las horas y así amanece y ya me voy a la ducha, cansada de tanto pensar. Y, me dirás, ¿pero en qué piensas? Y te respondo que en todas esas preguntas que no tienen respuesta... Si el cielo existe, si el bien y el mal es una elección, si tendrían razón nuestros padres en lo que nos enseñaron, si habré estado engañada desde pequeña, si estoy haciendo algo útil, que si me muero hoy qué harían él y los niños, que si me muero adónde iría.... al infierno porque ya casi nunca hago el bien. Sudo, me pongo nerviosa y ahí sí que ya no me duermo más. Y se lo explico, me dice que él no piensa tanto y que tiene los pies más en el suelo y que debe de ser más tonto que yo pero que él es más materialista y sólo le preocupan los problemas del día de mañana y que no piensa en nada parecido a lo mío. Claro, él no puede responderme... se queda callado y dice que él tiene fe, que no se pregunta nada y punto. Ves cómo te digo que a veces es mejor no contarlo todo? Bueno, tengo la sensación de que me estoy repitiendo y, en fin, que no sé, pero ya te lo conté la otra vez y lo único que hiciste fue publicar mi carta y no darme ninguna respuesta. Pero me gustaría que estuvieras aquí, como antes. Me gustaría pasear contigo a la luz de los faroles que veo desde la ventana de mi casa. Veo en esa luz mortecina una línea que me habla de la inmortalidad. Por cierto, ayer fui a la presentacion del libro de la Roudinesco de la que hablaste y no sabes que tarados que están todos esos lacanianos. ¿A que no sabes quien estaba entre el publico? Mi ex-psiquiatra! increíble! no se como pude fiarme de un tipo así...

(La foto es un autorretrato de la extraordinaria Francesca Woodman (1958-1981))

viernes, 27 de febrero de 2009

Rewind (Paolo Nutini 2)

Stephanie Dost

Una de las técnicas artísticas que más me atraen es, desde siempre, el collage. Pienso que no es sólo un procedimiento adecuado para el ámbito de la plástica sino que ha vivificado mucho la creación poética actual, y en cierta medida la de todos los tiempos. Dicen que en el arte contemporáneo, el pionero en elevarlo de categoría, como hizo con tantas cosas, fue Picasso (con su cuadro El sueño, de 1918). Los cubistas en todo caso. Hay una manera poética (que por supuesto aparece con mucha fuerza en determinada prosa) cuyo principio no es otro que el collage. En la Patagonia de Bruce Chatwin es uno de  los más bellos ejemplos que conozco. Alguien me dijo una vez que mi escritura era como un collage. Me sentí halagado. Yo asocio el collage con el mosaico (pasado/Oriente) y con el ready-made (presente y futuro/Occidente). Como en el jardín de Picasiette. Con el respeto al fragmento y al derrelicto en el que se acaba convirtiendo cada una de nuestras vidas (¡habla por ti!). También puede significar una voluntad de no rendirse ante la acumulación de cosas inútiles. Creo que es un arte difícil; requiere un sentido de la composición muy sutil. Y mucho gusto (el componente secreto de todo arte), sentido de la proporción y del color. Y, no es lo menor, mucha capacidad de desprendimiento.
Cuando encuentro alguien que domina esa técnica, me considero de enhorabuena. Una amiga me hace llegar el trabajo de Stephanie Dost. Alemana. Vive y trabaja en Leipzig. Sólo he visto imágenes virtuales hasta ahora, pero expone en Madrid, en la Galeria Maiesterra-Valbuena a partir del próximo 12 de marzo. Formatos grandes (hasta de 2x2m.). Permanecerá un mes.

jueves, 26 de febrero de 2009

Aún no te quiero (Saray Pavón)

Este blog


ESTAMOS HACIENDO UN LIBRO
testimonio de lo que no decimos.
reunimos nuestro tiempo, nuestros dolores,
nuestros ojos, las manos que tuvimos,
los corazones que ensayamos;
nos traemos al libro,
y quedamos, no obstante,
más grandes y más miserables que el libro.
El lamento no es el dolor.
El canto no es el pájaro.
El libro no soy yo, ni es mi hijo,
ni es la sombra de mi hijo.
El libro no es sólo el tiempo,
un tiempo mío entre todos los tiempos,Negrita
un grano en la mazorca,
un pedazo de hidra.
(Prólogo de Jaime Sabines a su libro Tarumba)
(La foto es de Klein, y se titula Vacío)

miércoles, 25 de febrero de 2009

The Box (Johnny Flynn)

25 de febrero de 1970

Albert Camus dijo aquello de que "no hay sino un problema filosófico realmente serio: el suicidio" y Nietzsche añadió que un sabio, para ser estimable, debe predicar con el ejemplo. Tal día como hoy, hace ya treinta y nueve años, Mark Rothko se suicidó en su casa/estudio de Nueva York, ingiriendo una dosis elevada de barbitúricos e inflingiéndose varios cortes de cuchilla en sus brazos. Lo encontró su ayudante a primera hora de la mañana, pero el maestro llevaba muerto varias horas. Murió sólo, de madrugada. Estaba enfermo del corazón, impotente, no dejaba de perder peso, había sido abandonado por su mujer y sus dos hijos, a los que adoraba. A pesar de su reconocimiento internacional como pintor, llevaba varios años alcoholizado y sumido en una depresión, de la que se negaba a tratarse con constancia. Murió rodeado de sus cuadros. Después de convivir mucho tiempo con sus cuadros, su amiga Dominique de Menil escribió lo siguiente: "Rothko quiso conferir a sus pinturas el máximo vigor posible, un vigor que el mismo se arrancó del alma. Quería que fuesen íntimas e intemporales. Y en verdad lo son. Nos envuelven sin encerrarnos. Son superficies oscuras y no paralizan la vista. Rothko necesitó un gran valor para pintar cuadros negros como la noche. Pero creo que ahí justamente residía su grandeza"

martes, 24 de febrero de 2009

Hope There´s Someone (Antony)

Love this man´s voice!

Dos libros sobre alquimia

Hace ya más de un año que la editorial Atalanta sacó a la luz La fuga de Atalanta, el célebre Atalanta Fugiens de Michael Maier, el libro de emblemas alquímicos más importante del siglo XVII. Médico personal y consejero de Rodolfo II de Praga, el mérito de Meier consistió en ilustrar con imágenes o ideogramas los principios de una gnosis que se remontaba al comienzo de la Edad Media, y en concreto a las célebres doce tesis herméticas de la Tábula smaragdiana o Tabla esmeralda, atribuida al sabio egipcio Hermes Trimegisto. Además de las imágenes de Merian y del editor de Bry, Michael Meier añadió a su proyecto la composición de las correspondientes piezas musicales, a las que llamó fugas (en consonancia con el título del libro), pero que en realidad son otros tantos cánones a dos voces sobre un cantus firmus.
Más allá de la riqueza simbólica que presenta, la importancia del Atalanta Fugiens es crucial para la historia del arte moderno. Por varios motivos. Me limito a señalar dos: porque establece como una exigencia la necesidad, en el ámbito intelectual, de establecer un diálogo significativo entre los distintos modos de expresión verbal, visual y musical (un antecedente claro de los movimientos poético-artísticos que se desarrollarán a partir del siglo XIX) y, segundo, e incluso más importante, por la recuperación que supone de los principios de expresión artística abstracta, que tienen su origen en las tradiciones preclásicas (singularmente en la egipcia) y que se caracterizan por la superación de una lógica visual de pura inmediatez.
La importancia de la alquimia no quedará nunca del todo superada por el hecho de ser, por encima de todo, una ciencia o sabiduría de las transformaciones o metamorfosis. O sea, del principio del cambio. Más allá de sus concreciones puntuales, que pueden estar superadas, es inseparable de la historia de las ideas en Occidente, al menos en el terreno de la filosofía de la naturaleza y de la religión. Y no puede entenderse gran cosa de lo sucedido en arte, desde el Barroco hasta las vanguardias históricas, sin conocer a fondo la simbólica alquímica.
Sobre su relación con la religión trata otro libro recién aparecido. Alquimia y religión (Siruela, 2009). Su autor, Raimon Arola, es uno de los sabios (jóvenes) que tenemos en España. Sigo su obra de cerca. Y me he quedado impresionado por el modo sutil en el que distingue y al mismo tiempo relaciona dos ámbitos diversos, interpenetrados y, en cierta medida, complementarios.
(La foto del interior de un portal en la Praga mágica, la que surge en el periodo rodolfino, es de Josef Sudek)

lunes, 23 de febrero de 2009

Down In Albion (Babyshambles/Doherty)

Jimmy Liao

Llevo tiempo queriendo escribir sobre la editorial Barbara Fiore. Nació en el año 2004 y, desde entonces, ha ido publicando muy despacio un conjunto de libros fascinantes. Libros infantiles. Libros ilustrados. Sí, y no. Por supuesto que, en principio, son libros para niños. Pero no se puede negar que, en la literatura infantil actual, se esconden algunos de los creadores más importantes del momento. He encontrado más talento y profundidad poética en los libros de este sello que en la mayor parte de las editoriales para adultos que pretenden la excelencia y exhiben una falsa sofisticación. Os podría hablar al menos de media docena de autores de la editorial a los que sigo de cerca. Otro día hablaré de Wolf Erlbruch, cuyo libro El Pato y la muerte merece un largo comentario. Hoy me voy a fijar en cambio en Jimmy Liao. Conocía sus libros anteriores (Desencuentros y El Libro de los colores), pero ahora he leído su último trabajo publicado: Hermosa soledad (septiembre de 2008). Es un libro autobiográfico. Liao trabajaba en publicidad. Con éxito. Entonces le sorprende una leucemia. Tiene que rehacer su vida. Durante tres años dibuja y anota, para sí mismo, lo que le ocurre. Al final lo dispone todo como un diario, con dibujos y pequeños escritos, de su soledad y abatimiento, pero también de su esperanza y de sus ganas de vivir. De su amor a un mundo en el que sabe, como pocos, encontrar la belleza. Guardo este libro en la cabecera de mi cama. Como un tesoro para tiempos difíciles.

domingo, 22 de febrero de 2009

Suzanne (Leonard Cohen)

De alguna manera sé que estoy en esta canción, o que esta canción está en mí, que me ha conformado desde niño, me ha acogido y me ha ayudado a abrir los ojos, o, más bien, que ha metido mi mirada hacia dentro de una manera definitiva. Amo a esta canción como a una persona. Lo más parecido que conozco al don de lágrimas es lo que me ha ocurrido alguna vez al escucharla. And when He Knew for certain only drowning men could see Himand she shows you where to look, amongst the garbage and the flowers… La considero un sacramental. Me gustaría que me la cantaran mis hijas el día de mi muerte.

sábado, 21 de febrero de 2009

FlashBacks

1. Como hay que empezar por algo, querría dejar constancia de la aparición en castellano de un libro extraordinario, Nuestro lado oscuro. Un historia de los perversos, de Elisabeth Roudinesco (Anagrama, 2009). En el capítulo 4, y fundamentalmente a través de los textos autobiográficos y las declaraciones de los directores de los campos de exterminio, hace un análisis muy lúcido de la psicología (no siempre estrictamente patológica) de los que idearon y llevaron a cabo el asesinato masivo y sistemático de seis millones de judíos europeos. Lo más interesante, desde mi punto de vista, son las conclusiones que, a partir del análisis de la psicología, saca en relación a la especificidad de la Shoah. Su unicidad se la da el estricto carácter genocida, palabra que contiene las raíces latinas genos (nacimiento, género, especie) y caedere (matar): o sea, el genocida mata a uno o a muchos por pertenecer a una determinada gente o pueblo, o, más propiamente aún, asesina a alguien, con independencia de quien sea individualmente, de lo que haga o de lo que piense, por el mero hecho de que ha nacido. Algo en lo que, como dije en un comentario a la extraordinaria canción Strange Fruit de Billie Holiday, tiene un precedente en el esclavismo norteamericano, aunque el nazismo fue más lejos en el grado de perversión humana. Por cierto, el libro será presentado en Barcelona el próximo jueves, en el Instituto francés, y con presencia de la autora.
2. He leído y pensado mucho en Rilke, estos días. No sólo porque, cuando escribí la entrada de Una pareja perfecta, lo que tenía presente era su frase en la que dice que "la verdadera función de la persona que nos ama no es otra que la de convertirse en el guardián (custodio) de nuestra soledad". Cuando la leí por primera vez, hace veinte años, recién casado, me pareció un programa de mínimos. Ahora lo veo de otra manera. Pero he pensado en el gran poeta de Praga porque fue, quizás, el que mejor comprendió la cuestión de El mandamiento del amor, tal y como se ha planteado aquí. Me refiero a su relectura, al final de Los cuadernos de Malte Lauris Brigge, de la parábola evangélica del Hijo Pródigo. Cuándo pone en boca del hijo que vuelva a casa estas ideas: Padre, vuelvo a tu casa porque no he encontrado nada mejor, pero, por favor, ni me ames ni me obligues a amarte. Tremendo, ¿no?
3. A este respecto, me veo obligado a recordar que el pasado 3 de febrero se celebró el aniversario de los cien años del nacimiento de la filósofa franco-judía Simone Weil (en la foto, nada menos que junto a Jacqueline du Pré). El modo en el que ha pasado desapercibido representa un escándalo y una vergüenza para la opinión pública española (y seguramente mundial). No obstante, a la Simone, que era muy fideísta y muy pasiva, como yo, no creo que le haya molestado en absoluto el descuido. Tenía la idea de que la única manera de estar presente es desapareciendo. Escribió algunos de los escritos espirituales más importantes del siglo pasado. Yo he releído estos días, como no, sus Pensamientos y reflexiones desordenadas acerca del amor de Dios. Una autentica joya.
4. Para terminar, tres flashes más. Anna Malagrida estrena exposición en la Galería Senda de Barcelona. Hasta el 14 de marzo. Adam Zagajewski da una conferencia en el Caixa Forum de Barcelona el próximo martes. Y, dejo para el final que Henryk Gorécki presentará en Londres, el próximo mes de abril, el estreno mundial de su Cuarta Sinfonía. No sé si conocéis la Tercera Sinfonía de este genio universal. Se llama la Symphony of Sorrowful Songs (Sorrow significa pena). Intentaré poner un fragmento uno de estos días. 

viernes, 20 de febrero de 2009

When The Sun Goes Down (Arctic Monkeys)

Una imagen/Un poema

Devota come ramo/curvato da molte nevi/allegra come faló/per coline d´oblio.//su acutissime lámine/in bianca maglia d´ortiche,/ti insegnerò, mia anima,/questo passo d´addio…

Devota como una rama/curvada de tantas nieves/alegre como una hoguera/por colinas de olvido.// sobre hojas aceradas/en blanca túnica de ortigas/te enseñaré, mi alma,/este paso de despedida…

(La imagen es de un cuadro de José Ignacio Agorreta. La poesía es de Cristina Campo)

jueves, 19 de febrero de 2009

Norah Jones/Johnny Cash/Willie Nelson

Gracias a todos los que me habéis felicitado, on y off the record.
Quería, para hoy, algo especial. He dudado mucho entre dos posibilidades. Al final, ¡oh viejo Hamlet!, incapaz de decidirme, he optado por poner las dos.
Home Of The Blues y Always On My Mind.

Dora Bruder 3 (y último)

19 de febrero. Día de mi santo. Beato, en este caso. Álvaro de Córdoba. ¿A qué no sabéis con lo que le tocó lidiar a mi patrono cordobés? Nada menos que con el Cisma de Occidente. A falta de una tiara, entonces había tres: el papa de Avignon, otro en Pisa, y el romano. Lo digo para los pusilánimes. Y para los que ven el final del cristianismo asomando a la vuelta de la esquina. Hemos salido de situaciones peores. Mucho peores. Gracias a que siempre hubo gentes, como Álvaro, que amaron por encima de todo la unidad. No soy santo, ni beato, precisamente, pero sí amo la unidad. O sea, lo que se opone a la uniformidad y al comunismo. Porque la unidad requiere libertad y consciencia. Pero lo dejo ahí, que no estáis para sermones, y yo tampoco la verdad.
Hay un pasaje en Dora Bruder, seguramente su climax, verdaderamente emocionante. Acaso responde a muchas de las cuestiones planteadas estos días. Si no es el climax, sí es su secreto más íntimo y radical. Modiano no cuenta apenas con datos de su protagonista. Hay momentos en los que apenas tiene nada. Se desespera, porque ve en esa ausencia un signo evidente de un enorme vacío. Un agujero negro que lo devora todo, que sume en la nada aquello que fue y que nació del amor de unos padres. (Sólo por eso para mí un rostro como el de la Bruder será siempre hermoso).
Todo se difumina, inevitablemente, en un estado intermedio e indiferenciado. El olvido. Es de noche, en invierno. Modiano está leyendo entonces Los Miserables de Víctor Hugo. Con la ingenuidad de quien desea encontrar una pista o un detalle en otra narración parisina de cien años atrás. ¿Lo logrará? En los libros quinto y sexto se describe una persecución nocturna. Javert acosa de nuevo a Jean Valjean y a la pequeña Cosette. Modiano reconstruye mentalmente, de la mano de Hugo, todo el camino, con un plano delante. En un momento dado, la realidad se pierde y, como en un sueño, Valjean se introduce en una parte imaginada de la vieja ciudad. Finalmente, los perseguidos escapan saltando un muro y atravesando un jardín. Es el jardín de un convento y, de repente, Hugo vuelve y dice que la pradera se sitúa en el número 62 de la calle Picpus. Se habían refugiado allí varias Órdenes acosadas por los revolucionarios. Modiano se cae de la silla en la que está leyendo: pero si es la misma dirección del jardín del Pensionado del que escapa de los asesinos, cien años después, Dora Bruder.
¿Una coincidencia? ¿un signo?¿una profecía?¿una revelación?
Digamos que se trata del poder anticipatorio y reiterativo de la literatura. Una experiencia única, para el que la ha vivido. Después de años de escribir a ciegas, después de años de escribir otras obras sin saber en realidad lo que buscaba, ni lo que estaba haciendo. Sólo entonces descubre lo esencial. Que lleva toda la vida trabajando para "captar, inconscientemente, un vago reflejo de la realidad". Que en ese momento, de la lectura y de su relato, se había acercado a la verdadera vida de Dora, superando las medidas convencionales de tiempo y espacio.
(La foto de los tejados de París es de Eugène Atget)

miércoles, 18 de febrero de 2009

Manhattan Fault Line (Steve Wynn)

Las horas del verano

No he terminado de hablar de Dora Bruder. Ni mucho menos. Ni de Johnny Cash. Bueno, de éste casi no he empezado. Pero las cosas me salen al encuentro, y se van entrelazando con una intensidad que a veces me asusta. A propósito de la lectura de Modiano, llevo varios días obsesionado con algunas cosas. "Tengo la impresión de ser –escribe– el único en establecer el vínculo entre el París de aquel tiempo y el de hoy, el vínculo se adelgaza y está a punto de romperse; pero algunas noches la ciudad de ayer se me aparece con reflejos furtivos detrás de la de hoy". Precisamente pensaba una tarde de éstas, hojeando algunos de los miles de libros que hay en mi casa, que para hacer una obra valiosa, en casi cualquier campo, se necesitan varias generaciones de una misma familia (como ocurría con las catedrales góticas). Me daba cuenta de que mi papel habrá sido reunir esos libros, pero que hará falta otros que tengan el tiempo necesario para dedicarse a leerlos, más a fondo, y a contestar a lo que dicen. ¿Lo harán mis hijos o mis nietos u otras personas más o menos cercanas? No lo sé. Ni siquiera sé si eso importa de verdad. La vida de Dora Bruder jamás alcanzó ese tipo de especulaciones para tiempos de paz. Modiano escribió todo eso sin tener apenas acceso a ningún libro. Al libro de la vida, sí, claro.
También estoy deslumbrado con el mundo de los museos. Al fin y al cabo, son lugares que almacenan objetos, más o menos preciosos o curiosos. Y, ¿para qué? ¿Para guardar la memoria de una nación (concepto discutido y discutible)? Me llega la información de que en el Museo del Prado se ha creado una Cátedra. Los Museos crean Cátedras y las Universidades, Museos. El primer titular de la misma es Philippe de Montebello, quien fuera Director del Metropolitan de Nueva York durante treinta años. Lo primero que ha planteado es un curso con el título El Museo: hoy y mañana. Si se miran los ponentes y los títulos de las sesiones, es fácil reconocer un determinado estilo: el norteamericano (y no precisamente el de la América de Johnny Cash). Para algo tenemos un gobierno de izquierdas, ¿no? El Museo como centro de educación de la gente. La vieja idea ilustrada en la que nunca he creído. Hay un Plan de Actuación para el Prado, que se puede leer en la web. Es mucho más que un plan de actuación. Yo, cuando llegué al capítulo "Ser del Prado", dejé de leerlo. Primero pensé que se refería a lo necesario para apuntarse al Prado, a los Amigos del Museo, o algo así. No, no. Es un intento de definir la esencia. Me pasa como a Cervantes, que cuando alguien me habla del ser de algo, me cambio de acera. Pero juzgad vosotros mismos. A mí me llaman la atención algunas cosas: por ejemplo, que se quiera vender la idea de que el Museo es, en realidad, un campus.
Por la noche, veo con Paula una película francesa (a la que no le darán el Oscar): Las horas del verano. Os la recomiendo vivamente. Es la historia de una familia, de los objetos que aman y del paso del tiempo. De como, una generación después, lo que ha sido importante para unos, lo que ha significado el amor y la ternura, lo que ha contenido de alguna forma los secretos más íntimos y decisivos, los que vienen detrás lo ven como un mero objeto de cambio. Algo que se puede vender y que, como mucho, se acumulará en un Museo.
Al acostarme, pensaba en la vieja Europa. Una amiga mía, con la que hablaba de todas estas cosas, me decía hace poco que estamos perdiendo nuestras virtudes: la austeridad, el amor a lo viejo, el ingenio y la cultura.
¿Os ha ocurrido alguna vez que la melancolía no os deje dormir?

martes, 17 de febrero de 2009

God´s Gonna Cut You Down (Johnny Cash)

Dora Bruder 2

Esta foto, que aparece en la edición Écoutez/Lire de Gallimard, es, junto con la noticia del periódico en la que se avisa de su desaparición, la única que se conserva de Dora Bruder. Aquella instantánea, a la que se acompañaba del texto "Se busca a una joven, Dora Bruder, de 15 años, 1.55 m, rostro ovalado, ojos gris-marrón, abrigo sport gris, pullover burdeos, falda y sombrero azul marino, zapatos marrón. Ponerse en contacto con el señor y la señora Bruder, bulevar Ornano, 41, París.", apareció como un suelto en la edición del 31 de diciembre de 1941 del periódico París-Soir. El vespertino llega casualmente a manos de Modiano a finales de los años ochenta. Él ya ha escrito una parte importante de su obra, con el horizonte de fondo de la Ocupación de Francia y el colaboracionismo filonazi. Algo llama la atención de Modiano. ¿El bello rostro de la muchacha? ¿Su temprana edad?¿El hecho de que vivieran y frecuentaran el mismo barrio, bulevar Ornano? Quién sabe. El libro es un intento de indagar en esos porqués escondidos. La cosa empieza poco a poco, pero acaba convirtiéndose en algo grande, decisivo para el escritor. En el dato que le permite comprender el sentido de su obra (y de su vida): la presente, pero también la que ha escrito (vivido) en el pasado.
¿Cómo lo hace esto? ¿Cómo se produce ese desvelamiento? ¿De qué naturaleza es dicha revelación?

lunes, 16 de febrero de 2009

Karma Police (RadioHead)

Dora Bruder 1

Hace ya unos meses, dediqué una entrada a Patrick Modiano, en concreto a su libro Un pedigrí, que acababa de leer. No pude ser muy incisivo en aquella ocasión. La lectura había despertado mi interés pero no supe, entonces, bien porqué. Me daba perfecta cuenta de que se trataba de un texto que se refería a cosas que estaban fuera de él, encadenadas con él, y que no obstante yo desconocía. Aún  así el libro me intrigó, y supe que en algún momento se rellenarían los huecos y se completaría el mapa. Lo que no sospechaba era el modo, tan fulminante e intenso, en el que eso había de ocurrir. Cuando, este fin de semana, he leído Dora Bruder (Seix Barral, 2009), he comprendido algunas cosas. La primera, que la obra de Modiano es una novela por entregas, en la que unos textos se refieren a los otros. Segundo, que se trata de una novela sobre su vida: la de un judío, un paria, un niño abandonado a su suerte en el París del final de la Ocupación. Tercero, que Modiano realiza la indagación más impresionante que quepa imaginar sobre un único hecho: a saber, cómo es posible que cualesquiera otros tuvieran que morir, del modo más abominable y cruel, para que él pudiera vivir en paz. Cuarto, y último, por ahora, que la escritura (su escritura) es el medio idóneo para salvar a esas gentes del olvido sistemático en el que la historia ha decidido sumirles.
(Las fotos son del polémico fotógrafo André Zucca)

domingo, 15 de febrero de 2009

Strange Fruit (Billie Holiday)

Quizás nadie como Billie Holiday ha cantado nunca jazz. Es tan intensa y auténtica que oírla hace daño.

sábado, 14 de febrero de 2009

El mandamiento del amor

Diréis que tengo una mente rebuscada, y no os faltará razón, pero siempre me ha llamado la atención el hecho de que el amor pudiera ser objeto de un mandamiento: Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo (cf. Mc, 12.28 y ss). Así, en imperativo, y, por si fuera de poca monta la cuestión, se trata nada menos que del resumen o síntesis de la Ley (que no podemos olvidar que es norma pero también enseñanza y sabiduría) realizada por el mismo Cristo. Estamos ante el conocido como "mandamiento del amor". Nada menos.
Pero yo no tengo nada claro que el amor se pueda mandar. O sea, que sea algo que se pueda llevar al terreno de la voluntad. Que se le pueda privar, al amor verdadero, de la espontaneidad, de la gratuidad, de la afectuosidad que escapa al control de la voluntad. ¿Será una cuestión de traducciones? Puede ser. No soy un experto en lenguas bíblicas. ¿Se trata de un problema general de lenguaje, relacionado con la amplitud del campo semántico de la palabra amor? Sí y no. El amor que se pide, o mejor, que se exige, en la tradición judeocristiana, es un amor afectivo y total. Como un noviazgo y como unas nupcias (los intérpretes del Cantar de los Cantares o del Libro de Oséas han visto en esos textos un símbolo del amor enamoradizo de Dios). En el Libro del Deuteronomio, en el que se inscribió el célebre Shemá o Recuerda Israel, se dice con claridad: Amarás (a Dios) con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas (6.5). Es evidente por tanto que el escriba divino contaba con que los lectores partirían de su idea previa de lo que es un amor así de pleno y abarcante, sin necesidad de realizar mayores distingos. Son palabras "que yo te dicto", dice literalmente el mismo Dios, a través del hagiógrafo: quiero que tú, cada persona, las inscriba en papeles, y que los pongáis en vuestros cuerpos, en vuestras muñecas, en vuestras cabezas, que cuelguen de vuestros cabellos y en las paredes de tu casa, en las jambas de las puertas, que beséis los papeles con las palabras cuando entréis o salgáis de casa y que se mantengan siempre en lo más íntimo de vuestro ser. No lo olvides: Te insto, a ti, Te exijo que me ames.
"¿Se puede mandar el amor?" (Deus Caritas Est, 16). Es el mismo Papa de Roma el que se lo pregunta. Se lo pregunta a la vez que se pregunta por la cuestión de si se puede amar a Dios al que no vemos sin amar al prójimo a quien vemos. Pero, si vais a esa primera encíclica, Benedicto XVI, que no parece un intelectual que se intimide fácilmente, ni que acostumbre a dejar en sus escritos demasiados cabos sueltos, sólo responde a la segunda pregunta (la de la visibilidad del prójimo/invisibilidad de Dios). La primera, la que a mí me interesa más, la deja inédita. Tendré que esperar a una mejor ocasión para conocer su pensamiento sobre ese punto concreto. Intenta ponerlas en relación, y ciertamente lo están, pero al final no puede decir apenas nada sobre el meollo de la cuestión aquí planteada.
Que yo sepa sólo una vez se contesta en la Biblia a este misterio de una manera que es a la vez directa, en cuanto que responde a la pregunta sin huir de ella, aunque indirecta en otro sentido. Es San Juan, cuando dice: "En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó primero" (cf. Jn, 4. 10,19)
Ni quiero ni puedo cerrar este círculo. Sería demasiado fácil concluir que, entonces, sólo se trataría de dejarse amar. Algo pasivo. Pero el amor verdadero no puede ser sólo pasivo. Los místicos lo expresaron muy bien, llenando de verbos de actividad sus descripciones de los éxtasis. Se trata entonces, acaso, de un amor en dos etapas o tiempos: primero, el amor de Dios y después, como una respuesta, el amor a Dios. En tal supuesto, me pregunto lo siguiente: ¿Y los que no experimentan en su vida en modo alguno el Amor de Dios? Adelanto que no es mi caso pero conozco mucha gente que así me lo ha confesado. ¿Mienten? ¿Están ciegos o sordos? Por ejemplo los que no pueden experimentar el amor de alguien a quien no ven, cuando aquellos a los que han visto, lejos de amarles, les han odiado y maltratado.
Esto me lleva a otra cuestión, aún más complicada y dura: la de la llamada o elección de Dios. De sus elegidos y sus preteridos. Pero de eso hablaré otro día; me he quedado exhausto.
Si alguien quiere iluminar estas tinieblas mías, en asunto tan capital, le estaré eternamente agradecido.

viernes, 13 de febrero de 2009

Love Will Tear Us Apart (Joy Division)

Dos sensibilidades

Para L.F.
Recibí carta de una coetánea, decía: todos vivimos en el corredor de la muerte, nadie nos visita, no podemos salir de aquí, sólo esperar hasta que nos recojan, y la plataforma ya está construida en el patio. No comprendo a la mujer que escribe la carta, sé que he de morir, pero no me siento encerrada en una celda. Oigo los ruido salvajes y violentos de la vida, siento el sol y el granizo en la cara. La edad no es un calabozo para mí, sino un balcón desde el que todo se ve más distante y más preciso. Desde el que, en ocasiones, uno cae herido por el rayo o desmayado por un mareo, pero no porque todo sea oscuro y solitario, sino porque el sol resulta demasiado poderoso.
(De Lugares, de Marie Luise Kaschnitz)
(En la foto, Kristin Scott Thomas)

jueves, 12 de febrero de 2009

Au revoir les enfants (Louis Malle)

Notas para un diario 97

El primer trabajo que vi de Nobuhiro Suwa formaba parte de la película colectiva París: Je t´aime. En concreto, su cuento o fragmento se llama Places des Victoires. Repare en él. No fue la que más me gustó (con diferencia me quedo con Marais, la historia en la que Gus Van Sant cuenta un enamoramiento homosexual). Pero ya entonces, Suwa me pareció otro gran maestro de la separación, según la fórmula predilecta con la que Mandelstam inicia su Tristia, y que Brodsky tradujo al inglés con un memorable: I´ve mastered the great craft of separation. Todo un programa, no sólo artístico, sino de vida. Toda una teología. Ahora he podido ver tres de sus películas: Dúo, MotherUna pareja perfecta. Este último largometraje se rueda en París. Parte en una habitación de hotel, parte en el Museo Rodin. Con una cámara fija que capta, en su inmovilidad, el paso de la luz y las sombras en los rostros y los cuerpos de los protagonistas. Una pareja, nada perfecta. Cansada, desengañada, infértil. Digamos que el título es ligeramente irónico: una "pareja perfecta" viene a ser una contradicción en los términos. La película materializa el contenido de aquella frase de Rilke, de las Cartas a un joven poeta: "El amor que une a un ser humano con otro es seguramente la tarea más difícil que nos es impuesta, el punto último, la prueba final, la labor para la que todas las demás no son sino una preparación". Está muy presente Rilke en Suwa. Mucho más radicalmente aún que Rosellini, de quien tanto se ha hablado a propósito de este director japonés. Parece que el otro genio de Praga escondiera su palidez en las salas diáfanas y familiares del museo Rodin. Suwa lo cita al menos tres veces. Yo también he pasado allí muchas horas y esta película me las ha devuelto enriquecidas, plenas de un sentido que entonces apenas comenzaba a barruntar. La imperiosa necesidad de salirse del tiempo cronológico, de las convenciones sociales, del afán de plenitud; el valor de la soledad y de la entrega. La bella protagonista suele detenerse en la figura de La catedral. Unas manos entrelazadas, pero separadas, sin tocarse. Como las vidas de los que creen que se aman. He recordado otra frase que Rilke dedicó a la escultura Las puertas el infierno, quizás el auténtico horizonte sobre el que se recorta la película:" … la mujer ha dejado de ser el animal vencido, acostumbrado a consentir. Tiene los mismos deseos y la misma lucidez que el hombre, y es como si ambos se hubieran conjurado para encontrar, entre los dos, un alma. El ser que, durante la noche, se levanta y se acerca, sin hacer ruido, hacia otro, es como un buscador de tesoros que quiere desenterrar, en el cruce de caminos que es el sexo, la felicidad añorada… Toda la humanidad sufre de un hambre que le supera y que le transporta más allá de sí misma. Son manos que se alzan hacia la eternidad…"

miércoles, 11 de febrero de 2009

I Dont Want To Talk About It (Rod Stewart/Amy Belle)

Para algunos está canción no significará nada; otros, no podemos oírla sin que se nos ponga el vello de punta.

Monólogo

Otra vez sólo sombras, contornos en la oscuridad, otra vez el silencio. La luz se ha apagado tras la última puerta, más allá de la estancia vacía que nos separa. Otra vez, la oscuridad. Blanquean las hojas de las puertas. La luna, inmensa, fastuosamente brillante, proyecta en el suelo luminosos trapecios, descubre sobre la mesa metales aún no apercibidos. Ahí al lado, el resplandor levanta una palidez mortuoria en los muchachos pintados. Da la sensación de seres laminados, transparentes, de estar aguardando algo. Pero la realidad no es el momento apacible, o la sorpresa, o la sonrisa, o la presencia de un ser humano que habla, ofrece un cigarrillo y desaparece. Si no fuera porque sé que no será esta la última vez que llegue el miedo, podría levantarme, gritar, como un enfermo más: decir que ya no es posible resistir, que he llegado al fin de mi capacidad de aguante. Pero yo sé que esa no sería tampoco la última vez: sólo una vez más (y agravada). Es preciso continuar, seguir, andar… Preferiría las ventanas cerradas, porque, al menos, no oiría el mar. Si no fuera por el desmesurado resplandor de la luna, podría quedarme quieto, mirando el cielo; descubrir poco a poco los innumerables mundos que de niño me atraían y me consolaban. Pero este brillo me ciega, me duele.
(De La trampa de Ana María Matute)
(Foto Henri Zerdoun)

martes, 10 de febrero de 2009

Dias Extraños (Bunbury/Nacho Vegas)

Para J.I.A. con admiración.

Eluana Englaro

¿Cuando volverán los sepultureros ante la tumba de Ofelia? Ofelia no está todavía en su tumba inmortal. Son los sepultureros quienes caerán allí, si el caballo blanco lo quiere. ¿Y el caballo blanco? Viene todos los días a ramonear entre los guijarros. Es el caballo blanco de la posada. Hay treinta seis costas. La tumba es una ventana abierta sobre el misterio.
No volverán, de Max Jacob.

lunes, 9 de febrero de 2009

What Am I To You? (Norah Jones)

Una pregunta precisa, necesaria e insoslayable.

La dama de la furgoneta

Anagrama acaba de publicar La dama de la furgoneta, del guionista inglés Alan Bennett, autor de éxito con Una lectora nada común. El libro narra el encuentro de Bennett con Mary Shepherd, una vieja señora que vive en una furgoneta, frente a su casa. La excéntrica dama ha ido a parar allí, al barrio londinense de Camden Town, para mantenerse cerca de un convento de monjas en el que fue aspirante. Bennett observa los ataques que soporta su vecina y decide ofrecerle cobijo, a ella y a su furgoneta, en el traspatio de su casa. Conviven así 15 años. A la inglesa. Sin rozarse apenas, en lo esencial. Bennett la observa, lleno de prejuicios y aprehensiones: su olor a meado, su catolicismo, sus ideas políticas incorrectas. Le saca astillas literariamente a la vieja (una vez más, los papeles de anfitrión y parásito acaban por invertirse): artículos, una obra de teatro, ahora este libro. En el fondo quizás la aprecia. A su modo. Miss Shepherd es, un poco, la tonta del pueblo, que al final resulta ser la más lista de todos. Algo real y auténtico en la vida de un socialdemócrata establecido y bienpensante. Un enigma que desentrañar, pero, por favor, nadie a quien querer, a quien admitir personalmente. Muy inglés todo. Una historia bonita, y triste a la vez. Apenas 100 páginas. Se lee en una hora. Más como un guión que como un libro.

domingo, 8 de febrero de 2009

Hit The Ground (Lizz Wright)

Edgar Allan Poe

El viernes por la mañana estaba bien. Por la tarde, tuve que meterme en la cama con una rara especie de gripe. El sábado lo he pasado mal: con fiebre, delirando, dolorido… Desde ayer por la tarde, hasta esta mañana, he dormido doce horas seguidas. Entraba y salía de mis sueños con suma facilidad. Me daba cuenta de que la enfermedad, tras haber realizado su macabro trabajo, me estaba por fin abandonando: lo que normalmente se toma una semana en pasar, en este caso sólo iba a necesitar un día. Muy intenso, pero sólo uno. En efecto, esta mañana de domingo me he despertado casi como nuevo.
Entre el viernes y el sábado he leído una buena biografía de Poe. El pasado día 19 de enero se cumplieron 200 años de su nacimiento. Poe. Una vida truncada (Edhasa, 2009). Poe, A Life Cut Short. No es exactamente lo mismo, ¿no? Significa más bien una vida terminada a destiempo o antes de tiempo. No sé. La empecé porque conocía otros trabajos biográficos de su autor, Peter Ackroyd. Sobre todo, su Eliot. Aún sin traducir, siendo la mejor monografía sobre la vida y la obra del autor de Los cuatro cuartetos.
Pues sí, lo que me faltaba, en plena debacle física, era zambullirme en el mundo de Poe. Como si fuera un borracho, que va bebiendo, además de su copa, los restos de los vasos que van dejando inacabados los colegas de farra, he releído, al hilo del sobrio relato de Ackroyd, Ligeia, Berenice, Ulalume, El cuervo, y después los ensayos de Cortázar, de Baudelaire y de Borges sobre Poe.
Me he vuelto a reencontrar con el genio de Richmond. Si eso es una vida truncada, yo quiero una así. Sin dinero, sin amor, sin salud, cierto, pero dentro de sí mismo. Borracho sempiterno, afecto al láudano y al opio, pero pleno de un talento visionario. Moralista, como toda su generación (Hawthorne y Melville le siguieron en esto), nadie como él sabía lo que era la tendencia al mal que nos destroza: yo obligaría a los niños, en las famosas clases de Educación para la Cuidadanía, a leer y copiar, palabra por palabra, su relato titulado El demonio de la perversidad.
He aquí un resumen, del propio Poe, sobre aquello en lo que consistía su vida, y que a mí no me costaría demasiado suscribir: "Las realidades terrenales me afectaban como visiones, y sólo como visiones, mientras las ideas extrañas del mundo de los sueños se tornaron, en cambio, no en pasto de mi existencia cotidiana, sino realmente en mi sola y entera existencia".

sábado, 7 de febrero de 2009

Vieni Via Con Me (Paolo Conte)

Si este blog tuviera que tener un himno, sin ninguna duda sería éste:

viernes, 6 de febrero de 2009

Boston (Augustana)

Rothko y Giotto

Mark Rothko, máximo representante del expresionismo abstracto norteamericano, y Giotto di Bondone, gigante precursor del Renacimiento italiano, aparecen desde hoy y por primera vez uno al lado del otro en la Gemäldegalerie de Berlín. La muestra Rothko/Giotto - Die Berührbarkeit des Bildes (Rothko/Giotto - La Tangibilidad del cuadro) se inaugura hoy día 6 de febrero y permanecerá abierta hasta el próximo 3 de mayo.
El título de la muestra surge directamente de las palabras que pronunció Rothko en 1940, tras contemplar la obra del artista toscano: "Es el color de Giotto, sin embargo, lo que produjo en mí esa enorme sensación de tangibilidad". Ahí es nada: la cuestión de tocar o no tocar, algo que trajo de cabeza a los grandes espíritus realistas de la Edad Media.
Para el comisario de la exposición, Stefan Weppelman, demasiado entusiasmado con la famosa declaración, el punto de unión entre ambos artistas residiría en un uso similar del color, como herramienta para crear estructuras. Reds no. 5 (1961, en la foto), un cuadro complejo que representa una degradación de color, que va desde el magenta hasta el cadmio, refleja la preocupación de Rothko por los estudios de color. Siempre según él, también aparece un estudio del color en Giotto, como puede observarse en Dormitio Virginis (1310, en la foto superior), a través de los contrastes entre el rojo y el azul de las túnicas que visten los apóstoles y que se repiten creando una "estructura simétrica". Por su parte, el director de la Nationalgalerie de Berlín, Udo Kittelmann, insistió en que se trata de unas obras que permiten "aprender mirando" y en los que la "dimensión espiritual desempeña un papel esencial". "No hay nada nuevo en el arte, todo está inventado, y por eso hay que remontarse a los grandes maestros clásicos", añadió. Acaso este segundo señor esté algo mejor orientado.
Este proyecto, que tiene el propósito de relacionar a Rothko (1903-1970) y a Giotto (1264-1334), fue concebido por la Gemäldegalerie de Berlín, junto con el Instituto de Arte Histórico de Florencia y la Daimler Contemprary de Berlín. Sin duda, un ejemplo de la necesaria complementariedad de las instituciones académicas y las museísticas: aún más, un ejemplo de que lo mejor, en el ámbito expositivo, surge de un proyecto intelectual solvente, sostenido y bien definido.
Yendo al fondo de la cuestión, por un momento, me da la impresión de que una vez más el origen, más o menos remoto, de esta muestra, no se encuentra en las declaraciones del pintor, que hemos conocido recientemente gracias al trabajo de su hijo Christopher. Pienso que hay una tradición especulativa y crítica a lo largo de todo el Siglo XX gracias a la cual sabíamos lo esencial: que existe una elipsis que se despliega desde los primitivos italianos hasta las primeras vanguardias históricas (la misma que se abre con Petrarca y se cierra de nuevo con Kafka, en el arte de las letras). El expresionismo abstracto es la última, y acaso la más potente de todas ellas. Esa elipsis, sobre la que habla Gombrich en varios pasajes memorables de su memorable obra, no es otra que la del parentesco espiritual, capaz de saltar por encima de siglos de producción artística accidental, entre movimientos en los que abstracción y figuración se dan la mano, casi se tocan, como Dios Padre y Dios Hijo en la Sixtina de Miguel Ángel. Son momentos en los que esos viejos términos clasificatorios pierden interés: queda solo la pintura, plena de misterio, belleza y simplicidad. Giotto, gracias a su conocimiento de la tradición bizantina, recuperó el arte de crear la ilusión de la profundidad sobre una superficie plana. Eso fue lo que maravilló a Rothko, y lo que desde el año 60 se afanó en realizar en cada cuadro: una superficie de color en la que se trasluce una intensa actividad espiritual.  

jueves, 5 de febrero de 2009